Bailar para celebrar la vida frente a los seres queridos
Pedro Antonio Castellano se detuvo un momento antes de responder, y en sus ojos se asomaron unas lágrimas de felicidad. “Para mí fue una alegría muy inmensa (SIC)”, alcanzó a decir.
Ese domingo, cuando subió al escenario del Teatro al aire libre La Media Torta con el grupo Brillantina, Pedro no solo cumplía el sueño de estar en uno de los espacios más emblemáticos de Bogotá, sino que también estaba llevando a ese lugar la energía y el esfuerzo colectivo de un grupo que ha trabajado incansablemente durante el año. “Yo quería presentarme en un escenario como este tan grande… si aquí han estado los grandes artistas, entonces en este momento yo también soy un gran artista”, agregó con una sonrisa que reflejaba todo el orgullo y la ilusión de quien, tras años de vida, encuentra una nueva forma de expresarse.
El grupo Brillantina, conformado por 18 personas mayores, irrumpió en el escenario con una coreografía que mezclaba el rock and roll de los 70, el pop de los 80 y los ritmos de los 90, transportando al público por un viaje musical que celebraba cada década. “Nosotros dimos la talla para darle a entender a la gente que también podemos nosotros hacer un espectáculo muy grande”, comentó Pedro, mientras describía con detalles los ensayos y las prácticas que, semana tras semana, los fueron uniendo cada vez más. “Entrenamos durante un año… hacíamos muchas actividades para soltar el cuerpo”, explicó. Y cada movimiento en escena fue testimonio de esa dedicación, de esas risas compartidas y del esfuerzo que permitió que el grupo lograra una presentación en la que cada uno encontraba su propio lugar, una comunidad construida en torno al baile.
Entre el público se oían aplausos emocionados y se veían los rostros iluminados de alegría. Cerca al escenario, Ángel y Daniela esperaban ansiosos, pero ellos no habían ido a ver a Brillantina; su atención estaba puesta en La Celebración, otro grupo que se presentó aquella tarde. Formado por el colectivo Tejiendo Sueños, esta presentación traía una propuesta distinta: no solo querían bailar, sino también celebrar, y no cualquier cosa, sino la vida misma, con todas sus complejidades y alegrías. La Celebración es una puesta en escena que se llena de colores y movimientos libres, un despliegue de danza que celebra el presente. La pista de baile se convirtió en un espacio simbólico donde “cada respiro cuenta una historia de intentos y oportunidades”, como afirmó el artista formador Oscar Rojas González.
Cuando los integrantes de La Celebración aparecieron en escena arreciaron los aplausos entusiastas. “Es como si ellos ahora tuvieran la posibilidad de ver lo que yo vi en mi infancia, pero al revés… es algo muy especial,” comentó Ángel, con el orgullo de ver a su padre y a su madre en un escenario tan grande. Para él, la conexión con el arte siempre había estado presente en su familia, y ver a sus padres siendo parte de una presentación de este tipo era algo que no solo le llenaba de orgullo, sino que le parecía una especie de reconocimiento a esa esencia familiar.
Daniela, su hermana, tampoco podía contener una sonrisa amplia y llena de ternura. Sus padres, ya pensionados, habían encontrado en los talleres de formación del Instituto Distrital de las Artes – Idartes y su Programa Crea una manera de mantener vivos sus sueños y sus habilidades. “Se esfuerzan mucho, la verdad que la pasan bien”, dijo recordando cómo ellos habían insistido en que ella y su hermano asistieran: “Nos insistieron en que viniéramos y que los acompañáramos… es algo que les hace mucha ilusión”. El escenario se convirtió en un espacio donde las personas mayores podían mostrar lo que llevaban en el alma, y aunque hubo un par de pasos que no salieron a la perfección, Daniela no pudo evitar sonreír con cariño: “Se equivocaron un poquito, pero fue muy lindo verlos”, agregó.
Para los participantes de Brillantina y La Celebración, el evento fue mucho más que una presentación: fue el punto culminante de un año de trabajo, de risas y de complicidades construidas en cada ensayo, y sobre todo, de una comunidad que creció y se fortaleció a través del arte. “La felicidad más grande es ver los resultados hoy en… los resultados de hoy fueron espectaculares,” afirmó Pedro, quien recordaba los aplausos y las felicitaciones recibidas después de su actuación. Y al terminar la jornada, una sensación de pertenencia y de logro llenaba el ambiente.
Para el Programa Crea, este tipo de experiencias no son solo procesos de formación, sino la muestra del valor de construir espacios donde cada integrante puede aportar, soñar y aprender junto a otros. Así, el Ecosistema Crea, una vez más, logró lo que se plantea en cada uno de sus encuentros: ofrecer un espacio para que cada grupo se exprese y muestre los procesos que construyen juntos.