El impulso de las primeras veces en Rock al Parque
Por: Catalina Cortés Cruz
Las primeras veces tienen un aura particular: son esos momentos en que todo está por descubrirse, cuando la expectativa es tan intensa como la experiencia misma. En un festival como Rock al Parque, cada debut representa una apertura, un paso a un escenario inexplorado, en el que el show importa pero la reacción del público marca el recuerdo colectivo en la historia del rock bogotano.
Este año, viví los conciertos de Stuck In The Sound, Buitres y León Benavente. Las tres bandas internacionales llegaron al festival con la frescura de las experiencias nuevas, sin antecedentes, solo con la promesa de la música en común, trajeron sus sonidos, sus trayectorias y ese impulso irrepetible que solo ocurre en las primeras veces.
Stuck in the sound: nostalgia y rebeldía
“How sweet the sound”, pensé, o quizá coreé mentalmente, al escuchar los primeros acordes de Let’s go, canción que el público pedía a gritos en el concierto de la banda francesa Stuck In The Sound, que elevó la energía y los cuerpos que saltaban sin parar bajo lluvia.
El videoclip viral de esta canción, en el que un astronauta morado emprende una misión fallida, es una pieza visual fascinante que complementó perfectamente la energía y emoción de la música. La animación acompañó los momentos más intensos de la canción creando una experiencia sensorial completa, en la que fue imposible no sentirme envuelta en la atmósfera espacial y a la vez terriblemente humana del video.
El sonido de la banda me trasladó a mis años de juveniles cuando escuchaba agrupaciones como Nirvana o The Smashing Pumpkins, con su indie rock influenciado por el grunge, de riff de guitarra eléctrica, que estuvieron acompañadas por una acústica. Fue una experiencia sonora intensa y profundamente emocional.
Disfruté al máximo su set de 50 minutos en el escenario Bio junto a miles de personas, encontré en sus letras, que parecían hablarle directamente a mi alma, una expresión de rebeldía y amor. Cantamos algunas de las canciones de 16 Dreams a Minute, su más reciente álbum, además de los clásicos Shoot Shoot, Pop Pop Pop, Brother y Toy Boy.
Su parada previa antes de volver a México fue en el mejor escenario que podrían tener en Colombia: este festival que reivindica la vigencia del rock desde sus diferentes manifestaciones. "Hacía mucho tiempo que no tocábamos frente a tantas personas. Nos sorprendió la energía del público y ver sus rostros coreando nuestras canciones. Me sentí como un niño; fue extraordinario saber que personas que viven tan lejos de Francia cantan nuestra música", confesó en rueda de prensa José Reis Fontão, voz principal de la banda, acompañado por Emmanuel Barichasse en la guitarra, Arno Bordas en el bajo y François Ernier en la batería y coros.
Buitres: veteranos de la escena latinoamericana
Incluso cuando eres un veterano del rock and roll latinoamericano, con 35 años de pisar escenarios, tienes primeras veces inolvidables. Al ver a Buitres tuve la sensación de ver a cinco amigos uruguayos que se divierten en el escenario, sin mayores pretensiones, que contagiaron a todos los espectadores con su sonido de rock, blues y punk para hablarnos de amor, desamor, existencialismo, rebeldía y crítica social con canciones como Buitres, Mincho bar, Milonga rante, Ojos y Canción de cuna.
Gustavo Parodi, guitarrista de la banda, mientras camina va cruzándose con periodistas, productores o desconocidos a quienes saluda con confianza y aprovecha para darle sus percepciones sobre la movida del rock, sobre la importancia de este festival e incluso les cuenta sobre la historia de la banda, sobre su sonido heredado de Los Estómagos y de su experiencia en medio de la dictadura, cuando no era bien visto el rock y menos tener una banda.
Más tarde, Gabriel Peluffo, vocalista de la banda dijo, en medio de la saturada sala de prensa de Idartes, que “la premisa fundamental cuando te subes (al escenario) es conectar con la gente y me parece que se produjo”. En medio de la emoción que todavía se palpaba en el aire, su comentario destacó el compromiso de la banda por generar una conexión auténtica, un lazo directo con cada persona que los había acompañado. La energía de la multitud había sido correspondida con una actuación cargada de pasión.
En su paso por Rock al Parque, la banda uruguaya logró reafirmar el arraigo de un género que se mantiene, reinventa y sigue cautivando a quienes siguen la historia del rock latinoamericano.
León Benavente: Nueva sinfonía del caos
Había escuchado sobre León Benavente, pero verlos en vivo en su primera vez Rock al Parque, superó todas mis expectativas. Con la canción Usame/Tirame abrió el repertorio del concierto y la atmósfera en el parque cambió. Abraham Boba se movía entre el micrófono y el teclado con una energía contagiosa, acompañado por Eduardo Baos en el sintetizador, César Verdú en la batería, mientras los riffs de guitarra de Luis Rodríguez parecían cortar el aire frío de la noche bogotana.
Cuanto más avanzaba el set, pasando por canciones como A la moda, Amo, california, en una magnífica fusión de rock y electrónica, se va transitando a sonidos más rockeros, para llegar a canciones como Ayer Salí.
Con dos micrófonos alámbricos en mano, Boba parecía querer multiplicarse sobre el escenario. Así, llegaron canciones como El Festín y Gloria, y con ellas una explosion de emoción colectiva.
“Al final, somos una banda de rock sofisticado”, me dice Boba, encapsulando en pocas palabras la esencia de León Benavente. Es una declaración modesta para describir el poder de su sonido. “Nuestras letras son una crónica de nuestros tiempos”, añade, y en ese momento queda claro que su música va más allá de los acordes: es rock cargado de narrativa y provocación que capturan los matices de la vida contemporánea. Cada verso es una observación, una pequeña denuncia, o un destello de lo cotidiano, envuelto en el rugido de una banda que sabe cómo hacer sentir cada palabra.
Rock al Parque, organizado por el Instituto Distrital de las Artes - Idartes, es y seguirá siendo un espacio de primeras veces, tanto para artistas emergentes como para aquellos con trayectorias consolidadas en la escena musical nacional e internacional. Para muchos, pisar el escenario de este festival representa un hito en su carrera, una oportunidad de enfrentar al exigente y diverso público del festival gratuito de rock más grande de Latinoamérica. Es un momento cargado de significado, un reconocimiento que marca un antes y un después en la historia de cada artista que llega a él.
Pero Rock al Parque también es el lugar de primeras veces para sus espectadores. Es el espacio donde muchos descubren por primera vez una banda o viven por primera vez la experiencia de un festival de rock. Es una plataforma de formación de nuevos públicos y un punto de encuentro intergeneracional que da cabida a la pluralidad y a la riqueza de diversas historias y perspectivas.
Finalmente, Rock al Parque es un acto de resistencia cultural, un espejo de la identidad y diversidad de Bogotá y de Latinoamérica, en este sentido, su valor es incomparable.