Situada en el sector central de Bogotá, la localidad Puente Aranda limita al norte con la localidad de Teusaquillo, en la Avenida de las Américas y la Avenida Ferrocarril de Occidente; al oriente con la localidad Los Mártires, en la Avenida Ciudad de Quito; al sur con las localidades Tunjuelito y Antonio Nariño, en la Avenida del Sur; y al occidente con la localidad de Kennedy, en la Avenida del Congreso Eucarístico. Su población de 221.906 personas y tiene una extensión de 17,31 km². 

Caracterizada por su carencia de equipamientos culturales y de espacios de destinados a la realización artística de sus habitantes, Puente Aranda logra ser una localidad que usualmente se identifica con fuertes procesos de gestión. Se trata de una comunidad que ha desarrollado una férrea conciencia y apropiamiento de sus manifestaciones tradicionales, y que ha aprendido a utilizar los canales de participación como el Clacp, y otras instancias de incidencia para sobrellevar sus carencias materiales y posicionar las necesidades de la comunidad.

Es así que han logrado consolidar proyectos tales como la Escuela de Formación Artística de Puente Aranda Efapa, Carnaval Quema del Diablo y otras festividades que los han caracterizado por décadas, que hablan de la capacidad que tiene la comunidad de crear procesos que permanecen en el tiempo y se institucionalizan tal como un proyecto educativo de carácter comunitario y artístico. 

La comunidad es capaz de crear saberes que atraviesan generaciones y se manifiestan en festividades anuales, que conjugan teatro, música, danza y artes plásticas. Los últimos años se han logrado fortalecer procesos de formación como Efapa y extenderlos hacía proyectos de apoyo institucional como el Centro Orquestal de Puente Aranda, en asociación con Batuta.

Pasadas administraciones sacaron de sus planes presupuestales la realización de los Carnavales y de fiestas como La Quema del Diablo y el Festival del Viento, algo que ha mermado el interés de muchos de los grupos culturales tradicionales de la localidad en hacer lazos con la institucionalidad, pero, a la vez, ha hecho que las organizaciones de base empiecen a reconocer otras herramientas que tienen que ver con la asociación con otros grupos de diferentes UPZ, y con el aprovechamiento de recursos que vienen de otras fuentes. 

Puente Aranda ha logrado reconocerse como una localidad que es capaz de apropiarse de su territorio para generar procesos artísticos de largo alcance. Sus manifestaciones, por ende, no están ligadas a un equipamiento, sino a las calles, los parques y eventualmente los salones comunales que sirven de lugar de encuentro y planeación. Es un lugar con contrastes culturales y diversas poblaciones y grupos  como afro, indígenas, Rrom, personas en situación de desplazamiento y pobreza camuflada, que ha conseguido atravesar las distancias y crear territorios para todos.