La Media Torta se reactiva con la romántica Maía

Graderías vacías, atravesadas por ventiscas que anticipaban  una noche helada. Al fondo, el imponente escenario por cuya tarima se han presentado toda clase de shows en vivo, de artistas nacionales e internacionales. Así es, el Teatro Al Aire libre La Media Torta, el tradicional escenario de Bogotá, abría sus puertas a un nuevo artista, luego de más de cinco meses de inactividad. 

El equipo de producción se estaba encargando de todo lo referente al montaje, mientras la artista estaba en el camerino expectante por la prueba de sonido. Maía, la cantante y compositora barranquillera, sería la primera artista que se pararía de nuevo en La Media Torta, esta vez sin un público a quién cantarle. “Es como comerse una paleta con el empaque puesto”, dijo la artista, refiriéndose a lo que se siente tocar sin público.

En frente de Maía había un micrófono envuelto en rosas, como una enredadera que recubre una rama. Aquel destacaba por su color oro, que de vez en cuando brillaba con los movimientos de la barranquillera, quien poco a poco entraba en calor. Los músicos, por su parte, exhibían su virtuosismo para ejecutar la trompeta, la percusión, el bajo y el teclado. Comenzaban a sonar como un engranaje, perfectamente sincronizado.   

El escenario que acogía a la artista de Barranquilla tenía cinco pantallas gigantes, como de unos tres metros de alto, cuyos visuales llenos de colores y de formas captaban la atención del escaso público, conformado por el equipo humano de La Media Torta. Las luces led azules y rojas y púrpura se cruzaban entre sí, como siguiendo el vaivén de los sonidos instrumentales y de la voz de Maía.

 El Tortazo Romántico fue la excusa perfecta para que Maía volviera a pisar un escenario, luego de mucho tiempo de no hacerlo. Comenzaba a caer la noche, y con ella, unos ventarrones fuertísimos que helaron a la artista, quien se refregaba constantemente las manos. Para entrar en calor, la prueba de sonido comenzó con Algo contigo, el afamado tema del cantautor argentino Chico Novarro.

Con una voz potente y sentida, continuó la prueba de sonido. Cada vez con menos frío, y más pasión. Mientras comenzaba a calentar soltó un “qué rico volver a estar en un escenario”, con una mirada que reflejaba amor y nostalgia. Volvió al camerino para cambiarse y hacer la presentación del Tortazo romántico, que sucedía a propósito del mes del amor y la amistad. 

El atuendo de la artista destacaba entre sus músicos. Estaba vestida de negro, con un vestido corto y una blusa con un escote abierto que irradiaba sensualidad y seguridad. La ropa estaba acompañada de varios accesorios: tres anillos brillantes en sus manos, un par de aretes que parecían las ramificaciones de algún árbol muy atípico y una pulsera enorme que le daba un aire de elegancia y que destacaba entre sus ropas oscuras.

El equipo humano de La Media Torta, en primera fila, tenía listo sus celulares para inmortalizar aquel momento. El escenario del Idartes volvía a recibir a un artista en la presencialidad. El romanticismo se fue apoderando poco a poco de una noche helada, en la que destacaban las luces de una tarima que iluminaba cientos de puestos vacíos y el sonido de unas “baladas y boleros de antaño, con los que muchos se enamoraron o se desenamoraron”, señaló la artista de Barranquilla.

En medio de una Bogotá en reapertura, Maía reconoció que la música es el lugar que nos convoca al encuentro a todos los seres humanos, el lugar que va más allá de las palabras “La música existe desde que el hombre es hombre y no dejará de existir mientras exista el amor”, señaló enfática.

La noche en La Media Torta comenzaba a tornarse tan fría como romántica. Cada vez con más seguridad, la agrupación de Maía puso a suspirar a más de uno. La nostalgia se apoderó del lugar con Se me acabó el amor, la conocida composición de Maía, que ha acompañado cientos de tusas, así como veladas románticas. El verso final de la canción terminó con un sentido y potente "Se fue", que llegó a todos los recovecos del lugar, incluidos los corazones de los escasos asistentes.

Fue el turno para Te busco, el afamado tema del compositor Víctor Víctor que Celia Cruz convirtió en un bolero, y lo catapultó en su voz para la eternidad. Maía interpretó cada verso con ímpetu y sutileza, al tiempo que apoyaba la percusión con un par de maracas y mucho virtuosismo. Podía percibirse cómo sus más profundas emociones eran fieles a cada letra, mientras fijaba sus ojos aguados en el cielo.

Aunque no tenía un público a quién cantarle, Maía estuvo muy agradecida de volver a hacer un show en vivo, en un escenario tan importante e histórico para Bogotá como La Media Torta. “Doy gracias por el hecho de estar de nuevo en una tarima, pero es duro ver esto solo. Porque esto es contacto. Me emociona saber que seguimos vivos, y que no podemos vivir sin esto”, afirmó entre lágrimas la cantautora colombiana.

Además de estar feliz por hacer su aparición en el Tortazo Romántico, la cantante también agradeció volver a trabajar con su equipo. “Me alegra estar trabajando por lo menos con la gente que quiero, y solo espero que la decisión que hayan tomado todos los gobernantes haya valido la pena”, concluyó. Se despidió llena de gratitud y nostalgia, y se envolvió en una chaqueta para salvaguardarse del frío. Miró una vez más el escenario de La Media Torta con la convicción de que aquella no sería la última vez.

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Por: Sebastián Hernández Noreña