El Universo nos ha parecido siempre un algo que se encuentra fuera de nosotros, lejano, profundo y ajeno. Poco nos hemos dado cuenta de que, en realidad, hacemos parte de la trama. Somos el cosmos: vagamos en un espacio oscuro e infinito, sin saber qué exactamente nos ha traído hasta acá ni a dónde iremos a parar. En esta combinación de acontecimientos, hemos descubierto maneras de atravesar el mundo, y de tolerar la suerte de ser tan breves, tan ínfimos. Ya lanzados al abismo, jugamos el juego de vivir la vida.

El espinazo de la noche es continuidad y fuerza gravitatoria. También es una reflexión sobre nuestro lugar en el universo y sobre la naturaleza ambigua de nuestro ser: somos casi nada... pero también la potencia que mantiene el mecanismo infinito de Dios en funcionamiento. Esta obra fue creada en el año 2018, con el apoyo de las Becas de Creación en Danza del Ministerio de Cultura.