Entrevistas

‘Vamos a hablar de esperanza’: Adriana Lucía

La cantante protagoniza el Gaitán Desconectado, que se transmitirá a través de la plataforma #IdartesSeMudaATuCasa
Adriana Lucía
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Desde que tiene memoria, ha estado rodeada de música. Su papá, sus hermanos y gran parte de los habitantes de su pueblo natal, El Carito, ubicado a menos de una hora de Montería, han dedicado su vida al canto y al baile, por lo que en su tierra se respira fandango, cumbia, porro, bullerengue y otros tantos aires musicales del folclor del Caribe colombiano.

A los 13 años, luego de una oportunidad que le dieron los hermanos Zuleta y Alfredo Gutiérrez, sucedió el evento que catapultó su carrera. Sabiéndose apenas una canción de vallenato, se presentó en la Plaza Alfonso López de Valledupar, y la acogida fue tal que las personas sacaron pañuelos y le pidieron al unísono: ¡otra!, ¡otra! Esa misma noche firmó contrato con la disquera Sonolux y salió su primer álbum al público, denominado Enamórate como yo

Después de girar por varios países de Europa y Latinoamérica, Adriana Lucía decidió tomarse un break de la industria musical. Durante siete años se dedicó a trabajar en proyectos de no violencia, que la alentaron a seguir componiendo.  Así que luego de este tiempo fuera de los escenarios decidió lanzar su segundo trabajo discográfico, llamado Porro nuevo. El disco fue nominado en 2008 a los Latin Grammy, en la categoría Mejor Álbum Tropical Contemporáneo. 

Ese disco, así como la constante experimentación con sonidos y líricas durante la siguiente década de carrera artística, marcaron el nuevo estilo de Adriana Lucía, que le permitió producir discos como Porro hecho en Colombia (2014), Porrock (2017) y su más reciente sencillo: Para hablar de amor.

Este último trabajo, que lanzó el pasado 11 de abril, es un canto a la voz, al dolor y a la vida. Es la voz de aquellos que no la han tenido y que han sufrido. Es un reconocimiento de amor y benevolencia para quienes conviven con la violencia a diario, para quienes sufren la continuación de una guerra sin sentido. 

 A pesar de la coyuntura mundial, la cordobesa decidió lanzar su sencillo para que sirva de catarsis, de reconocimiento de las propias emociones y de acompañamiento durante el confinamiento. Así pues, con el propósito de que cada vez más personas lo escuchen y se apropien de su letras y sonidos, Adriana Lucía llevará a cabo un concierto acústico en el marco de Gaitán Desconectado, el próximo sábado 18 de abril a las 6:00 p.m. El evento será transmitido a través de la web #IdartesSeMudaATuCasa y todas las redes sociales del Teatro Jorge Eliécer Gaitán.  

¿Cuál cree que es el rol que juegan las artes en esta coyuntura?

Nosotros no nacimos en Suiza; nacimos en Colombia. Yo, particularmente, nací en la zona rural de este país, que no existe para muchos. Y ha sido la música la que me ha permitido tener una voz y una resistencia.  Y si esa voz no se usa para ayudar a sanar este país, para conmoverlo, para acompañarlo en su dolor, no tiene ningún sentido. En este país todos tenemos alguna relación con la guerra y la violencia, así que como artistas también tenemos la responsabilidad de crear y contar una nueva historia, aprovechando que somos la voz de muchos que no tienen micrófono. La música, y en general el arte, son una postura frente a la vida y suponen un enfrentamiento de las propias emociones.

¿Cómo ha sido la evolución de su estilo y concepto musical?

Yo todo el tiempo me estoy cuestionando y me estoy retando como músico. Para mí lo más importante siempre ha sido construir un sonido propio, sin olvidar mi esencia, que son los sonidos naturales de Córdoba: el porro, la cumbia, el bullerengue. Pero también me ha influenciado mucho el hecho de que he vivido la mayor parte de mi vida en Bogotá. Eso me ha permitido tener una perspectiva de la música, pues hay constante flujo de ideas y sonidos, que a su vez le permiten analizar los sonidos de su tierra desde otras enfoques. El caos de Bogotá me inspira, siendo todo lo contrario de donde vengo: el campo, lo tranquilo, lo natural.

¿Cómo se va a llevar a cabo el concierto acústico, en el marco de Gaitán Desconectado?

Este concierto me emociona mucho. Junto con mis músicos extrañamos mucho tocar. La posibilidad de vernos, así sea a través de una pantalla, y de entrar a las casas de tanta gente en medio de una situación tan difícil como esta pandemia, es una oportunidad de sanar, conmover y acompañar a todos los colombianos. Para esta oportunidad voy a  estar con todos mis músicos tocando en bloque y voy a presentar mi reciente sencillo Para hablar de Amor, que será presentado al público en formato 8D. 

¿Qué tan difícil es realizar un concierto virtual y en medio de estas circunstancias?

Es difícil y extraño, porque uno está acostumbrado a sentir siempre la vibra del público; el que aplaudan, que coreen las canciones. Cuando he tocado en teatros, en algunas ocasiones he logrado percibir sollozos y risas de los asistentes, así que, aunque no voy a poder ver ni escuchar a nadie, va a ser una gran experiencia, pues cantar siempre me emociona. En ese sentido, todos los conciertos han sido inolvidables, porque de una u otra manera siempre me conecto con el público y me emociono de saber que están ahí, así sea detrás de una pantalla.

¿Qué es Para hablar de amor y cómo establece una relación con las víctimas del conflicto armado en Colombia?

Yo he vivido momentos muy difíciles. Terminar el año pasado y comenzar este no ha sido fácil. Reflexioné mucho sobre la voz y la vida, y particularmente pensaba en el dolor de las víctimas, pues nunca vamos a experimentar el sufrimiento que ellos han sentido. Esto es lo maravilloso de esta generación: la capacidad de ponerse en los zapatos del otro. Por eso le doy gracias a la Unidad de Víctimas, a la Comisión de la Verdad, al Centro de Memoria Histórica, porque me han permitido llevar mensajes de quienes quieren superar el dolor. Esa es la razón por la que siempre le he apostado a la defensa de la vida, y eso es justamente a lo que le canta mi último sencillo. 

¿Cómo fue el proceso creativo?

A mí me invitaron a un encuentro de víctimas en febrero, donde estaban jefes paramilitares y guerrilleros. Yo era la encargada de dar apertura al evento de cierre. Hablé por primera y única vez de mi relación con la guerra y ellos se conmovieron como no te alcanzas a imaginar. Así que ahí, en ese camerino, yo empecé a escribir esa canción. Me cuestionaba tantas muertes; como la muerte ya ni nos sacude a los colombianos. Y pensando en que quería plantear una nueva conversación sobre ese dolor dije: “hagámoslo desde el amor”. Vamos a hablar de esperanza, de perdón. Ahí nació la canción.

 

Texto por: Sebastián Hernández Noreña

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