Los Viejos Robles
Crónicas

El teatro y la música como guarida del mundo

El programa Cultura en Común, en alianza con La Guarida Artística, presenta una serie de cápsulas teatrales musicales con Los Viejos Robles.

El piso ajedrezado de un apartamento en Chapinero, en Bogotá, fue el espacio que vio nacer a La Guarida Artística en 2016. No se trataba de una sala de teatro o de algún otro escenario dedicado a las artes escénicas, sino más bien del refugio y la guarida de un par de artistas que tenían la idea de emprender un proyecto independiente, cuyo propósito era combinar el teatro, la producción audiovisual y la música.

Daniel Maldonado, actor y músico multiinstrumentista, y Paola Ramírez, actriz egresada del Teatro Libre, se encargaron desde el principio de ser muy activos y propositivos con todo lo que querían hacer como agrupación artística. Durante el 2016, se dedicaron a trabajar con varios grupos y colectivos, que ya conocían su trabajo como artistas independientes y confiaban en sus habilidades. En ese piso ajedrezado, ubicado en la calle 61 con carrera 9, se desarrolló, por ejemplo, Momo, un espectáculo teatral y musical, dirigido por el reconocido dramaturgo Johan Velandia, en el que Maldonado y Ramírez hicieron parte del elenco.

Para este par de artistas, La Guarida era un lugar sagrado; no cualquiera podía entrar allí. Cuando atravesaban la puerta de entrada, establecían una relación mística con cada rincón del espacio. Por esa razón, valiéndose de un bagaje de más de 10 años en las artes escénicas y la realización y producción audiovisual, se aseguraban de que aquel lugar fuera testigo del trabajo y el esfuerzo de proyectos de alto nivel. Es decir, que fuera más allá de la mera experimentación artística; que dejara huella.

En varias ocasiones, la agrupación arrendó el espacio a actores y un par de colectivos artísticos. Durante ese tiempo, mayo de 2016, la empresa Epopeya se comunicó con ellos para llevar a cabo una obra de teatro, que sería su primer trabajo formal como agrupación. Entonces les pidieron montar un espectáculo, a propósito del cumpleaños 90 de la mamá del dueño de la empresa. A los artistas de La Guarida se les ocurrió llevar a cabo una obra de teatro que tuvo por nombre María Fortuna, tal como se llamaba la homenajeada.

En esa ocasión, decidieron incluir, además, a los hermanos de Maldonado. Juan Miguel, por un lado, violonchelista y director de orquesta con más de 20 años de experiencia, y Diego, pianista y profesor de la escuela de música Emmat, quienes robustecieron aún más el espectáculo en vivo y dieron forma a la línea teatral y musical a la que querían dedicarse como colectivo artístico. El show fue tan bueno, que después de ese primer trabajo fueron cada vez más recomendados.

Por fortuna, Maldonado había logrado acumular experiencia desde que se graduó de la Facultad de Artes ASAB en 2006, lo que les permitió conocer de primera mano la escena del teatro en Bogotá, así como sus figuras más sobresalientes. De hecho, fue gracias a trabajos previos de Maldonado que lograron su primera obra de gran formato como agrupación. En diciembre de 2016, el Instituto Departamental de Cultura y Turismo de Cundinamarca -Idecut- les comunicó que La Guarida había sido escogida para llevar a cabo una obra de teatro en seis municipios del departamento, a propósito de la actividad La Ruta de la Navidad. Para esa oportunidad, presentaron la obra La verdadera historia de cómo se conocieron mamá y papá Noel en municipios como Tabio, La Mesa, Nimaima, Ricaurte y Vergara. 

Entonces, los artistas bogotanos ya tenían cuentas en redes sociales y comenzaban a crear una comunidad virtual. Concluyeron que el logo que pondrían en aquellas sería un caracol con alas, pues hacía parte de una historia personal de Maldonado, en la que, recuerda conmovido, “un carro estripó a una fila de algo más de cien caracoles que cruzaba una carretera”. Entonces se preguntó, “¿y si los caracoles volaran?” Esa fue su manera de hacer catarsis y de homenajear a los moluscos que habían muerto.

Con un proyecto mucho más robusto, decidieron que además de la creación escénica en teatro musical, La Guarida debería contemplar otras líneas de acción, como la producción audiovisual y la pedagogía. Gracias a su primera experiencia con el Idecut, lograron reunir algo más de capital para desarrollar otras propuestas, como el Viaje musical de Biza, que estuvo dirigida a la primera infancia y pretendió ser una reivindicación de los derechos medioambientales. Entre 2017 y 2019, realizaron un total de 15 funciones.

Paralelamente, presentaron la obra La prueba de Elisa para la firma Ascodes, en la que hacían un aporte al debate de la sexualidad y los derechos reproductivos de los niños y niñas en los colegios distritales de Bogotá. La obra fue desarrollada en versos alejandrinos -de 14 sílabas-, acompañados de la música en vivo del piano y el violonchelo, y retrataba la historia de una chica que se sometía a la segunda prueba del VIH. Esta creación cuenta hasta la fecha casi 20 funciones.

Hasta ese momento, La Guarida había logrado mostrar sus trabajos en instituciones educativas y entidades privadas. Por primera vez, en 2019, se presentaron en una sala de teatro, la de La Libélula Dorada, donde realizaron la obra Poemario ilustrado del poeta coronado, un homenaje a la figura del escritor Rafael Pombo, que tuvo una escenografía sin precedentes, así como una serie de composiciones musicales propias. 

Recientemente, presentaron la obra en el Teatro Bernardo Romero Lozano pero, dada la coyuntura, siguen trabajando desde la casa, compartiendo ideas, composiciones y estéticas. Es justamente desde sus casas que el público bogotano podrá disfrutar el próximo 9 de junio a las 5:00 p.m. de la más reciente propuesta artística de esta agrupación que ya cumple cuatro años de existencia. 

Los Viejos Robles es una serie de cápsulas teatrales musicales, disponibles en la web idartesencasa.gov.co, que cuentan la historia de dos adultos mayores, quienes se ven en la necesidad de acercarse a la tecnología en medio de la cuarentena y, al mismo tiempo, les enseñan a los más jóvenes costumbres y tradiciones que han venido cayendo en desuso por cuenta de la revolución tecnológica. 

Por: Sebastián Hernández Noreña