Las redes se inundan de teatro y la creatividad se desborda
Son las 4:00 de la tarde, las cámaras se encienden y los micrófonos empiezan a emitir suaves voces de los niños y las niñas que se conectan a esa hora para su clase de actuación y producción teatral a cargo del maestro Javier Sáenz. Motivados por sus familias, pero especialmente invadidos por el amor al arte, este grupo de pequeños artistas dirige todos sus sentidos para aprender fascinantes teorías y recibir las instrucciones necesarias para crear una nueva obra desde la comodidad de su hogar.
Esto sucede los martes y jueves de cada semana, desde que Javier, el productor, director y administrador teatral, abrió las puertas de su casa, a través de herramientas digitales, para que los más pequeños de la ciudad tuvieran la oportunidad de aprender sobre las artes escénicas, eso fue en marzo del 2020 cuando el país apenas se enteraba del aislamiento preventivo al que debía someterse; la rutina cambió repentinamente y, en este caso, el mundo artístico asumía nuevos retos para mantenerse vivo.
El Teatro Bernardo Romero Lozano, que durante muchos años ha hecho parte del Programa Distrital de Salas Concertadas del Instituto Distrital de las Artes – Idartes y a donde está vinculado Javier, cerraría indefinidamente como medida preventiva; era urgente buscar una solución para que los niños y jóvenes no perdieran la conexión con el arte, pero la respuesta no tardó en llegar, se experimentarían las clases de manera virtual, tal como lo permitiera la velocidad del internet y haciendo uso de todos los recursos disponibles para seguir explorando la capacidad creativa de los nuevos artistas.
Es un reto enorme, hacer que en la vida de las personas permanezca una práctica que es esencialmente de carácter presencial, es algo que requiere mucho esfuerzo, más aún si se trata de involucrar a familias enteras alrededor de coreografías, clases de canto, actuación y producción, todo frente a un celular, una tableta o un computador; pero Javier, con sus más de 30 años de carrera artística, se fue lanza en ristre, con la plena convicción de alcanzar la meta que trazó meses atrás, en septiembre de 2019.
Y es que en ese entonces, el actor colombiano lideró la fundación de un colectivo de creación en el Teatro Bernardo Romero Lozano, que dio la oportunidad a decenas de niños y jóvenes de acercase al arte dramático. Nuevos talentos se descubrieron en ese proyecto bautizado Cielos abiertos, que se inauguró con la creación de una obra de teatro musical y la participación de 40 personas a partir de los cinco años de edad, mediante actividades de lectura, conversación y desarrollo musical. Todo era presencial hasta que la vida cambió.
Los profesores, directores y coreógrafos del colectivo, emprendieron un trabajo multidisciplinar que les permitiera llevar todas sus estrategias a la virtualidad. Clases grabadas, procesos interactivos y espacios para la retroalimentación, comenzaron a hacer parte de su cotidianidad. El contacto físico se perdió, pero, en cambio, los grupos de estudiantes de la nueva escuela virtual se comprometieron al 100% para desarrollar sus capacidades expresivas a través de la actuación.
Continuar con aquella obra de Cielos abiertos era el primer objetivo; los 40 participantes se empezaron a conectar todos los sábados a las 2:00 de la tarde para continuar el proceso de creación. Los resultados se hicieron visibles muy pronto, la obra avanzaba y los niños y las niñas se esforzaban cada vez más en sus ensayos, así que era tiempo de dar el siguiente paso: ayudar a más personas a encontrar el camino teatral a través de talleres virtuales, definitivamente la cámara y el internet serían el camino.
Allí es donde comienza la historia de las clases a las 4:00 de la tarde. Javier diseñó una serie de talleres de producción y actuación audiovisual que dicta desde su casa a través de la plataforma Zoom, con el objetivo de llevar el proceso de creación a los hogares bogotanos, unir a las familias en torno al arte y evitar que los pequeños ocupen su tiempo en el ocio y las noticias poco alentadoras que circulan en los medios. Esta idea resultó exitosa, actualmente cerca de 50 niños, en tres grupos diferentes, dejan ver los resultados a través del canal de YouTube Creando historias.
Este proyecto es una de las tantas acciones que emprende el sector de arte dramático en Bogotá, que busca despertar la capacidad creativa de los más jóvenes de la ciudad, entre ellos, Matías y Tomas Campos, dos de los niños más versátiles del grupo que en un video de aproximadamente tres minutos hacen una actuación teatral a blanco y negro, exponiendo su talento y pasión por el arte, así como el acompañamiento de sus familiares que, evidentemente, hicieron parte del proceso de creación.
Matías y Tomás fueron dos de los primeros niños en sumarse a esta iniciativa. En el taller número uno, se motivaron a trabajar en equipo, con su familia, para desarrollar toda la producción; lo segundo, fue aprender una teoría básica que los llevó a comprender que actuar y producir es una aventura. De eso se tratan los primeros talleres, según explica el maestro; a partir de ahí, todos tienen la capacidad de crear con sus propias ideas para responder a los episodios de una serie que marcará el recorrido artístico de estos jóvenes talentos.
El primer episodio, que ya fue grabado, es un noticiero; Javier brinda las teorías y algunas instrucciones, mientras los niños y las niñas desarrollan la idea, escriben un guión, lo envían para revisión y posteriormente graban desde la casa. El episodio número dos se enmarca en la reportería, una actividad donde el personaje tiene una manera de vestir y de hablar, con diferentes acentos, a la hora de entrevistar sobre temáticas diferentes, es el espacio perfecto para que se desborde la creatividad.
Y la serie va en el tercer episodio, una versión libre de los creadores. Comerciales, cine mudo, recetas de cocina, televentas y mucho teatro, son algunos de los productos audiovisuales que se han realizado; un proceso enriquecedor que continuará porque Javier, junto con su equipo de trabajo, descubrió que esta es la manera de expandir el arte y brindar las herramientas necesarias para que los niños y las niñas estén preparados para el mundo tecnológico que se avecina en el campo profesional.
Por el momento, se continuarán abriendo grupos para que los amantes del arte puedan acceder a los talleres de Creando historias, a través del Facebook del Círculo Colombiano de Artistas; de esa manera, Javier Sáenz podrá seguir trabajando con los niños y las niñas de la ciudad, de quienes destaca su potencial para construir, moldear y adaptarse a proyectos innovadores, que permiten fortalecer la cultura y crear un nicho de artistas enriquecido con nuevos talentos que quieren explotar toda su creatividad en los buenos y en los malos tiempos.
El arte dramático sigue en movimiento y con Creando historias abrimos paso para contar más experiencias innovadores de los agentes de este sector que, con todo el esfuerzo y las herramientas disponibles, siguen trabajando para hacer que la cultura inunde de alegría cada espacio de nuestra sociedad.
Por Yeimi Díaz Mogollón
Fotos del Círculo Colombiano de Artistas