Passenger: no solo hubo música, también humor
Passenger tenía un telonero sorpresa. Se trataba de Stu Larsen, un músico australiano que viaja con su guitarra y tiene canciones sencillas, que le permiten adaptarse a todo tipo de lugares y contextos. Muchos no sabían que el británico tendría a su colega abriendo el concierto, pero lo recibieron con aplausos porque fue el calentamiento perfecto para las canciones del autor de Let her go.
Cuando Passenger subió a la tarima hacia las nueve de la noche, hizo retumbar el Teatro Jorge Eliécer Gaitán con su guitarra. Tal como lo había prometido, estaba solo con su instrumento; aunque también había una percusión que se escuchaba cada vez que zapateaba con su pie izquierdo, algo que le daba más cuerpo sonoro a sus canciones. También, como lo dijo antes de llegar al país, buena parte de su presentación eran chistes malos. Sin embargo, quienes estaban en el recinto reían a carcajadas.
Sus apuntes sobre solamente tener una canción famosa fueron continuos y pidió perdón por haber decepcionado a los que tal vez esperaban una banda completa. También se excusó por tocar doce canciones distintas y no una y otra vez Let her go, como seguramente muchas personas querrían, según sugirió entre risas. Entre comentario y comentario, David Rosenberg mantuvo al público con la energía arriba.
Pidió que pusieran los pulgares arriba, que cantaran y lo acompañaran. Fue un concierto para angloparlantes, pero sobre todo para quienes disfrutan del humor inteligente. Hacia la mitad del espectáculo ya tenía al público de pie, que lo aplaudía sin parar cuando se retiró de la tarima.
Cinco minutos después, volvió para interpretar And I love her y Holes, con la que se despidió dando las gracias y recordando que jamás se imaginó poder llevar su música tan lejos. Colombia ahora está en sus buenos recuerdos.
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