Tras los pasos de una bailarina excepcional
A sus 20 años, Ana Valencia Carvajal es una de las bailarinas más destacadas de la Compañía Joven de Danza Idartes. Su maestría para la ejecución de complejas coreografías, da la impresión de que lleva toda la vida danzando, pero en realidad solo lleva cinco años de formación artística.
Es bien sabido que cuando se trata de bailarines profesionales, el común denominador es que iniciaron en el arte danzario a muy corta edad. La historia parece ser siempre la misma; el niño al que sus padres decidieron inscribir en clases de baile desde la infancia, se convierte en un talentoso artista cuando llega a la adultez.
“Yo tenía entendido, por lo que había visto en la televisión y en las películas, que si querías convertirte en bailarín profesional, debías haber empezado muy pequeño”, dice Ana Valencia, quien además agrega el hecho de que las clases de baile y los espacios de formación artística son costosos y pocos pueden acceder a ellos.
Sin embargo, su historia se convirtió en la prueba irrefutable de que ambas ideas no son del todo ciertas. A la edad de 15 años y sin experiencia alguna en la danza, ya que la religión que profesa su familia había limitado sus acercamientos a esta disciplina, Ana ingresó al Crea Villemar, -uno de los 20 centros en los que el Instituto Distrital de las Artes - Idartes ofrece formación en siete áreas artísticas de manera completamente gratuita.
“Nosotros somos cristianos y mis papás nunca han sido de fiestas y bailes. De hecho, ellos solían ser muy reacios hacia la danza en general”, explica la joven, quien además afirma que, inscribirse en el programa Crea le dio un giro a su vida. De hecho, contra todo pronóstico, cuando sus padres la vieron por primera vez en una presentación “cambiaron completamente su perspectiva acerca del baile”.
Tan solo un año después de haber ingresado al Crea Villemar a clases de jazz moderno, Ana fue seleccionada para hacer parte del selecto grupo de 31 jóvenes bogotanos que integran la Compañía Joven de Danza Idartes, que se ha presentado en los escenarios más reconocidos y exigentes de la capital.
Los requisitos para hacer parte de la compañía, además del talento, son tener disciplina, constancia y puntualidad. Porque si algo ha aprendido esta bailarina en estos cinco años, es que sin disciplina, de poco sirve el talento. Y eso no es un mito.
“La disciplina es muy importante en un área artística porque para que se vean los resultados hay que trabajar un montón. Por ejemplo, yo en ese tiempo estaba también en el colegio y tenía que aprender a distribuir bien los horarios para poder ir a clases de danza y cumplir con mis deberes académicos. También era importante no faltar nunca porque eso atrasa los procesos de los demás”, sentencia.
Tras salir del colegio, Ana inició estudios en Ingeniería Industrial en la Universidad Distrital, pero su participación en la obra La Consagración de la falsa primavera: la falsa primavera, en 2018, le marcó los pasos de su destino y le dio la determinación para abandonar la ingeniería y las ciencias para hacer de las artes su proyecto de vida.
Sin embargo, la audición del programa académico es tan rigurosa que fue precisamente allí donde el proceso de formación del que Ana es partícipe en Crea, fue puesto a prueba. En aquella ocasión se presentaron 340 personas y solamente 35 obtuvieron un cupo.
La bailarina dice que su receta del éxito tenía tres ingredientes: el primero, era evidentemente la formación de Crea. “En Crea nos han hablado que danzar no es solo moverse, sino que hay un contexto, que hay que entender el territorio, que hay que trabajar en un proceso creativo… Entonces cuando tú te vas a presentar a una audición tienes ciertas bases, no sólo corporales, sino de creación”, añade.
El segundo, la experiencia durante el proceso de creación de la obra La Consagración de la falsa primavera: la falsa primavera, porque fue allí donde construyó la confianza y donde obtuvo “la claridad sobre lo que significaba la danza en mi vida”.
Y finalmente, el acompañamiento del artista formador Michelle Cárdenas del Crea Villemar, quien como egresado de la misma facultad de artes, estuvo acompañando de cerca el proceso de Ana.
Y es que para elegir a los bailarines más aptos entre tantos aspirantes, el proceso de selección debe ser riguroso. Según Ana, no sólo evalúan las condiciones físicas (cardio, flexibilidad, psicomotricidad), sino que tienen en cuenta la capacidad de improvisación y el pensamiento crítico sobre la danza.
Como la misma artista explica, la danza no es sólo el arte de ejecutar con maestría movimientos corporales, sino que es una herramienta que “te ayuda a conocer tu cuerpo y entenderlo de otras maneras. Además te ayuda a construir esa corporalidad y construir esas relaciones con otros a partir de la confianza que te da moverte, desplazarte y relacionarte con otros a partir del contacto”, asegura.
Incluso, recalca que los aprendizajes que se obtienen en este campo, se ejecutan más allá del escenario. Por ejemplo, en su experiencia, cree firmemente que la danza desarrolla la empatía ya que “como se desarrolla muchas veces en campos colectivos, te permite ser más empático. Lo más importante no es lucirte ni sobresalir, sino lo que puedes compartir con el otro, aportarle al otro”.
Así que su invitación para los bogotanos, sin importar la edad, es que indaguen en lo que realmente quieren hacer con su proyecto de vida y “cuando lo descubran, sean muy disciplinados porque sólo así los sueños se pueden lograr”.
Sobre los centros de formación Crea
El programa Crea, del Instituto Distrital de las Artes – Idartes, genera procesos de transformación social a través de programas de formación en artes y del fortalecimiento y desarrollo de capacidades artísticas, ofreciendo mejores oportunidades de vida para todos los ciudadanos.
Ante la emergencia Sanitaria frente a COVID-19, el programa Crea, que atiende a ciudadanos de 18 localidades de Bogotá, está desarrollando sus procesos de formación en Crea en casa, un aula virtual creada para darle continuidad a las actividades del programa, y que se habilitó para que toda la ciudadanía pueda acceder a estos espacios desde casa. A través de esta plataforma los artistas formadores acompañan las experiencias artísticas y la construcción y el fortalecimiento de proyectos de vida en torno al arte.