Crónicas

La maestra a quien sus estudiantes le enseñan

Viviana Adames, artista formadora de teatro, cuenta cuáles han sido sus aprendizajes al trabajar con niños en condición de discapacidad.
Grupo de niños en condición de discapacidad
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Viviana Adames lleva 4 años trabajando con el Programa Crea del Instituto Distrital de las Artes – Idartes y gran parte de su labor ha estado enfocada en enseñar teatro a niños en condición de discapacidad.

Cuando se le pregunta sobre cómo llevar a cabo procesos de formación artística con este tipo de población, la artista formadora no teme en admitir que “aprendí en la marcha”, pues en un inicio no contaba con experiencia específica. Sin embargo, como ella misma lo explica, asumió el reto “con mucho amor” y fue tan grande el flechazo, que actualmente está realizando una maestría en Estudios avanzados de teatro en la Universidad de la Rioja, cuyo eje central es la población en condición de discapacidad.

“El proyecto que estoy haciendo para la maestría es con base a esta experiencia que he adquirido con población en discapacidad”, comenta Adames, cuyo trabajo se titula: La diversidad en la escena como instrumento de transformación.

Viviana, admite que empezar no fue fácil, al inicio tuvo que investigar ampliamente sobre cómo acercar y facilitar la enseñanza del teatro a los más pequeños, teniendo en cuenta que son grupos heterogéneos en su condición. Sorpresivamente, la respuesta no vino solamente de los libros y la academia, sino que en el trabajo diario con los niños y niñas en condición de discapacidad, fueron ellos mismos quienes le indicaron a la artista formadora cuál era el camino a seguir.

“Este proceso se dio gracias a ellos, iba conociendo cada una de sus habilidades, capacidades, potencialidades y conocimientos. Entonces empecé a trabajar desde el cuerpo, desde el reconocimiento corporal; explorando el cuerpo, los sentidos -de manera guiada-, y generando en ellos confianza hacia su cuerpo como territorio para conocer. Todo esto me empezó a dar esas pautas para trabajar explorando su nivel corporal”, explica Adames.

De esta manera la artista formadora construyó su trabajo pedagógico desde la comunicación no verbal, proponiendo así ejercicios por los que los niños se sintieran atraídos (Para lograr una conexión grupal) y descartando los que les generaran malestar  o pereza.

Sin embargo, según Adames el secreto para una clase exitosa, sigue siendo el amor y la disposición con la que un maestro imparte sus conocimientos. Sí, puede sonar cliché, pero para la artista formadora, la experiencia propia le ha demostrado que es efectivamente actuar desde el cariño, lo que puede marcar la diferencia.

“Es llegar con la mejor energía y todo el amor. Ellos son muy perceptivos a esto a que si tú llegas con la mejor actitud, ellos van a recibir esa mejor actitud y la van a desarrollar durante la clase pero si yo llego como cargado, como indispuesto, se va a notar en el transcurso del taller”, dice Viviana.

Y ella no es la única que siente la energía del amor cuando comienzan sus talleres. De hecho, cuenta que uno de los momentos más gratificantes del día es cuando al ingresar al aula, todos sus estudiantes muestran claros signos de felicidad y empiezan a gritar: ¡Teatro!

Viviana Adames trabaja para la línea Arte en la Escuela del Programa Crea, la cual atiende a estudiantes en colegios públicos de Bogotá de los grados primero a noveno. En este caso particular, la artista formadora, desarrolla sus procesos pedagógicos en el Colegio Carlos Arturo Torres (IED) en la localidad de Kennedy, que cuenta con aulas especializadas para niños en condición de discapacidad.

“Yo llego a las clases y veo lo que está pasando con el profesor titular: veo que están sentados, ubicado cada uno en sus espacio y la profesora está haciendo trabajo muy individual a partir de las capacidades de cada uno de ellos, pero yo vengo a romper con esa disciplina rigurosa. Es impresionante que cuando yo abría la puerta, el grito al unísono era ¡teatro!, porque para ellos era felicidad absoluta”, añade Adames.

Sin embargo, la gratificación no viene únicamente de los momentos en clase, para la artista formadora una fuente inagotable de alegría es ver los cambios positivos en cada uno de sus estudiantes. “Cada logro de cada uno de ellos en cada clase es una alabanza. Dentro de un proceso de aula regular no es tan acentuado, pero el solo hecho que un niño que no tenía expresión alguna, ahora te reciba con una sonrisa, que al momento de dar una indicación de público ellos ubiquen su mirada y se sientan las estrellas del momento, es un alabanza”, reitera Adames, quien además recuerda con entusiasmo que no es la única que se emociona con los avances de sus alumnos, pues cuando habían muestras públicas “Los papás se sorprendían de lo que veían y los avances que veían en sus hijos”.

Para la artista formadora, la importancia de programas como Crea, radica en que posibilitan la construcción de sociedades diferentes a través de la transformación del propio ser.  “El programa lo que ha hecho es volvernos más sensibles, más conscientes de lo que pasa con nosotros como docentes y artistas, es saber que desde lo que yo hago puedo hacer que sea más grande el proceso de un niño o que el niño odie lo que está pasando”, explica Adames

Asimismo, afirma que de su parte, esta experiencia le ha permitido comprender el arte desde diferentes perspectivas: su formación como artista le había permitido conocer el lado del espectáculo de esta disciplina y ahora su labor le ha posibilitado comprender la parte pedagógica, “encaminada hacia una población poco explorada y con conocimientos básicos para el manejo y el apoyo por parte de los profesores de educación de aula quienes han sido un bastón dentro de esta experiencia”, dice Adames.

Sin embargo, recalca que aún le queda mucho por aprender y más en momentos como el actual en los que las dinámicas de formación han cambiado y se han mudado de la presencialidad a la virtualidad y aunque reitera que los conocimientos siempre llegan de la mano amorosa de sus estudiantes gracias a la conexión con ellos  desde su espacio personal y el apoyo por parte de las familias, que también ratifican y fortalecen el proceso.

“Todavía me falta mucho por aprender, todas las clases aprendo de ellos. Ahorita desde lo virtual, aprendo cómo hacer que ellos desde un video me entiendan la clase (…) Es darnos cuenta que nosotros estamos en ese constante aprendizaje a partir de los resultados que se ven en ellos”, finaliza la artista.  

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