Foto de Inti Amarú
Crónicas

En búsqueda de la memoria, la sabiduría y la identidad

Inti Amarú es un grupo artístico que nació en Bogotá para crear teatro interdisciplinar de carácter indígena y afrocolombiano.

Era el año 2012 en Bogotá, Tatiana Hernández tenía la plena intensión de conocer, explorar e identificar su ser colombiano desde el arte; iniciaba la búsqueda de un reconocimiento de sus antepasados y abría mente, cabeza, cuerpo y espíritu para indagar el por qué de sus características físicas y arraigadas costumbres. Era el momento de investigar, a través de la dramaturgia, la identidad indígena y afro que caracteriza a los nativos de este país y, especialmente, era tiempo de inyectar contenido social a las comunidades para reivindicar la memoria, la sabiduría y la dignidad de los pueblos de Colombia.

Junto a Tatiana estaba Yuray Gómez y Wilson Peláez, ella es músico profesional y él es artista plástico, ambos de la misma escuela. Los tres emprendieron el rumbo hacia la creación de un colectivo teatral que los ayudó a transponer y traducir lo que querían decir artísticamente, siempre con el objetivo de reconocerse a sí mismos; este es un proyecto con pulsión amorosa al que, con el paso de los años, se fueron juntando más cabezas y almas, como William Quiroz, con quién empezaron a ampliar su espectro y llevar teatro cada vez a más resguardos y comunidades indígenas del país, que querían acercarse al arte y reconocer, al igual que Tatiana, su identidad.

Desde entonces, decenas de actores, bailarines, músicos y artistas plásticos, con un aspecto particularmente indígena, se han encontrado en el camino de Inti Amarú, nombre que decidieron poner a este colectivo teatral haciendo alusión al sol (Inti), como una representación de ese elemento universal que acompaña a los pueblos en el trasegar diario de la siembra, el trabajo y el ser; y a la sabiduría (Amarú) que guía a este grupo artístico hacia una conexión espiritual y cosmogónica que muchas veces se desconoce en el mundo citadino, pero que comenzó a extenderse, a través del teatro y la labor social, a diferentes comunidades de Bogotá, La Guajira, Cauca, Huila, Nariño, Córdoba y Antioquia, principalmente.

Aunque solo hasta el año 2015 Inti Amarú se constituyó legalmente como un teatro musical interdisciplinar de carácter indígena y afrocolombiano, desde antes había iniciado la creación de importantes obras con alto contenido social e investigativo; es el caso de Rosa Cuchillo, Buya… Buya…Bullerengue, Nana Nanita Nana y Ueepajee: alegría teatral de juglaría vallenata y sabiduría Wayuú, con las cuales han obtenido múltiples reconocimientos por parte del Ministerio de Cultura, la Secretaría de Cultura Recreación y Deportes - SCRD y el Instituto Distrital de las Artes – Idartes.

En definitiva, Inti Amarú se abrió camino en los territorios bajo los pilares del arte, la educación, la prevención y la labor social; han sido ocho años de historia y más de 10.000 espectadores en todo el país; sin embargo, estar en las comunidades despertó una nueva necesidad en este grupo de artistas que, al ver esas tierras llenas de olvido político, decidió crear la campaña de donación No solo de teatro vive el hombre porque, más allá del alimento para el alma que representa la dramaturgia, era momento de llevar también el alimento para el cuerpo; así que desde el año 2017 fortalecieron su labor con la donación de comida en las comunidades que visitaban. 

Pero aún no era suficiente, los niños y las niñas del país necesitaban educarse, leer y seguir investigando su identidad; es por eso, que comenzaron una campaña de donación de libros con amigos y familiares, para llevar una gran biblioteca, en principio, a La Guajira, donde también han implementado semilleros de creación de arte indígena para traducir el diario vivir de estos pueblos, a través de diferentes técnicas artísticas para que, al igual que Inti Amarú, logren el poder y la concentración de la sabiduría en su contexto y desde su propia perspectiva. 

Ahora, con el futuro incierto para el arte teatral y, como señala Tatiana, sin el menor deseo de adaptarlo a la virtualidad, este colectivo artístico se dedica a hacer memoria, aprovechando la celebración de su aniversario para recordar el camino recorrido y poder mirar nuevamente hacia el interior para, algún día, compartir lo logrado hasta el momento a través de un libro que esperan hacer con la dramaturgia de las obras; será una publicación para que las comunidades puedan seguir viviendo el teatro, pero ahora a través de las letras.

Para Tatiana Hernández, este es también el momento para extender un infinito agradecimiento a las comunidades y a las entidades estatales que han dado un empujón a su labor artística y social; es momento de continuar explorando contenidos, temáticas y pulsiones que les permita, como teatro experimental e independiente de Bogotá, tejer una nueva creación artística y nuevos proyectos para todas las comunidades y públicos de Colombia, esperando que hayan buenos vientos para la humanidad.

Por Yeimi Díaz Mogollón