El grafiti da vida a la nueva Bogotá
Paredes grises y calles sin vida se transformaron en alegría. Donde antes el paso del tiempo había dejado su tono gris, ahora se aprecian con brillo nuevos paisajes multicolor. Así es la apariencia actual de las calles de Bogotá, gracias a que artistas nacionales e internacionales transforman con grafitis los deseos más profundos de comunidades ansiosas por expresarse, que encuentra en los muros de sus barrios un medio para alzar la voz.
A través de convocatorias, el pasado 2017, la Alcaldía Mayor de Bogotá, a través del Instituto Distrital de las Artes, Idartes, invitó a 137 artistas para que participaran en diez proyectos, con el fin de promover el arte urbano responsable, dejando como resultado que, desde la calle 26 hasta los murales de la localidad de Rafael Uribe Uribe, el arte urbano esté presente. No es gratuito que, en 2016, Bogotá haya sido catalogada como la Capital latinoamericana del grafiti por el diario español El País, ante inversiones públicas y privadas como las que ha liderado el gobierno de Enrique Peñalosa.
“El arte urbano responsable es un proceso en el cual, con mi colectivo Demental y ABM, nos hemos preocupado por formar a las nuevas generaciones y el legado que dejamos; les hablamos de darle el valor a cada lugar que pintamos. Los espacios con esta estética pueden solucionar conflictos, hemos recuperado ollas y zonas rojas, el entorno cambia porque la calle se llena de color, las personas pasan y paran a tomarse fotos o vídeos desde los carros”, comenta Fode Barrio, uno de los tres artistas en intervenir con su obra una fachada en la Avenida Comuneros.
Y es que la transformación de los barrios no es un trabajo que le pertenezca solo al artista en cuestión. Generalmente, antes de llegar a pintar algún lugar, se debe hacer un consenso previo con la comunidad, ya que, al fin y al cabo, ella será epicentro del cambio. Así lo expresa Evangelina Díaz, quien vive en Comuneros
desde hace diez años: “El dibujo es muy hermoso, le sugerí al artista que me pintaran a "mi bebé" el gato que tengo en la casa”.
Uno de los grandes avances de la Política Pública fue la Beca Ciudad de Bogotá de Arte Urbano 2017 - Fase II, promovida por Idartes, la cual entregó una bolsa concursable de novecientos cuarenta y dos millones quinientos mil pesos ($942.500.000), dando un total de cincuenta estímulos para intervenir diversas superficies de la ciudad.
La Candelaria, Suba, Rafael Uribe Uribe y Santa Fe, son algunas de las localidades que se han visto beneficiadas con esta iniciativa, junto con espacios como los paraderos alrededor del Parque Metropolitano Simón Bolívar, durante el Festival Hip Hop al Parque, tres fachadas en el Centro Histórico de la ciudad, cuatro lugares más en parques zonales, entre otras ubicaciones.
Igualmente, con el fin de fomentar el arte urbano responsable como una estrategia para la construcción social de la ciudad, la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte y el Idartes lanzaron la segunda edición de Distrito Graffiti, programa que contó con la participación de 21 artistas, entre ellos dos nacionales, once locales y ocho internacionales de países como Brasil, Perú, México, Francia y Estados Unidos, quienes tuvieron la oportunidad de plasmar sus obras en espacios de gran formato.
La Plaza de Mercado se pinta de grafiti
Otra de las iniciativas para darles nuevas y bellas caras a los espacios de la ciudad tiene como fin intervenir las Plazas de Mercado. El pasado 31 de agosto de 2017, cuando fue conmemorado el Día del Arte Urbano, Idartes, la Mesa Distrital de Grafiti, el Instituto para la Economía Social (Ipes), el Instituto Distrital de la
Participación y Acción Comunal (Idepac), la Secretaría de Integración Social, el Instituto Nacional de Turismo y la administración de la plaza, motivaron a treinta grafiteros para que comenzaran por limpiar los tags y rayones de las casetas de la Plaza de la Misericordia. El paso siguiente fue transformar con color el entorno de los vendedores y visitantes, mientras tiene lugar la restauración de este espacio patrimonial, que finalizará este 2018. Con esta plaza comenzó un proceso que se repitió en las demás Plazas.
“En la plaza llevo 30 años. Ese dibujo es fabuloso, son muy buenos los pintores, le da mucha presencia a la plaza, la gente queda sorprendida por la belleza del grafiti. En el barrio todo cambió, la gente ahora viene a tomarse fotos y hacer videos”, cuenta Víctor Díaz Calvo, quien se desempeña como cuidador de carros en la Plaza de Mercado Trinidad Galán.
Una ciudad tiene el poder para construir inclusión y felicidad. Por casos como elque comenta Víctor, es que el trabajo de los artistas va más allá de pintar un grafiti, ya que lo realmente importante de sus obras es la capacidad para impacta positivamente lo que las rodea, y es precisamente esa resignificación de los espacios intervenidos lo que ayuda a crear comunidades más felices y cómodas con su entorno.
Bogotá es un lienzo en constante transformación, una pintura que cambia y se renueva todos los años, porque en la capital las calles cuentan historias, es nuestro turno de dejarlas hablar.