Los desafíos demuestran que la creatividad es infinita
Las musas de la creatividad están buscando nuevas maneras de hacer arte. Los desafíos que implica la era actual hacen que Caliope reinvente su elocuencia, Euterpe toque diferente la flauta, Polimnia haga cantos sagrados por otras redes y Terpsícore impulse la danza y la poesía coral desde el hogar de los artistas, esos espacios llenos de imaginación y de un infinito sentido creativo que los hace leer, pensar e inventar, basados en su inspiración y en la necesidad de hacerse visibles.
Así sucede en la casa de Carlos Arturo Vargas, un maestro artista que hace 30 años está dedicado por completo a la danza y al teatro, sin contar los años de su niñez que pasó en los escenarios; es evidente que el arte siempre ha sido su proyecto de vida. En aquella casa, ubicada en Teusaquillo, se exploran cada día las plataformas que abren camino al contacto permanente con los bailarines, las bailarinas y las compañías de danza con los que Carlos trabaja desde hace varios años.
Su objetivo es mantener activo el arte a través de encuentros virtuales, para hacer intentos de ensayo y armar proyectos donde el cuerpo siga presente porque, como él mismo explica, la danza es piel, es contacto, es camaradería; cosas que se experimentan solamente en el escenario y las salas de ensayo, pero que deben permanecer inmersas en los procesos creativos pese al distanciamiento social; así como también debe permanecer el valor del trabajo grupal para que los artistas puedan seguir viviendo.
Y es que para Carlos el trabajo en red es fundamental, es la unión de esfuerzos que contribuye a la creación desde el punto de vista intelectual y físico, permitiendo poner sobre la mesa bastantes ideas innovadoras para ir decantando y, de manera colaborativa, sacar adelante los mejores proyectos que se llenan de luz en los escenarios y van echando raíces de amistad, mientras se fortalecen los vínculos profesionales, se pone en evidencia el esfuerzo y se alcanzan grandes logros en beneficio de los artistas y de la ciudad misma.
Aunque han sido innumerables los logros alcanzados por esa fuerza del trabajo en red, Carlos recuerda con total alegría y agradecimiento, el escenario bogotano donde un domingo de noviembre brillaron las estrellas de ocho compañías de danza tradicional reunidas bajo la sombrilla de su organización, la Escuela Superior de Arte y Tecnología – Esartec, para presentar la obra Ancestros, legado de tradiciones, que cerró con broche de oro la temporada de Noches de folclor colombiano.
Fue en el 2019 cuando aquel escenario se llenó de color y música en vivo a cargo de grupos de la Costa Caribe, Pacífica, Andina y Llanera. El tema central fue Colombia y el hilo conductor la música y la danza. Más de 200 artistas en escena expresaron la identidad cultural del país con rostros de alegría y acciones de un pueblo trabajador que le canta y le baila al amor. Carlos fue el encargado del guión y la dramaturgia, con su experiencia y serenidad orientó el proceso que, al final, los llevó a ganar la Beca a redes y festivales de danza folclórica o del mundo, que otorgó el Instituto Distrital de las Artes – Idartes, ese mismo año.
Este fue el resultado de muchas horas de trabajo. Los domingos en la tarde, Carlos junto con su equipo de trabajo y los representes de las compañías que hacen parte de la red, se reunían para tomar café y hablar de la obra. Eran encuentros de maestros y amigos recordando, además, de dónde nació la idea de trabajar con el folclor colombiano. Eso fue en el año 2014, cuando la Gerencia de Danza del Idartes propuso estrenar el festival Danza en la Ciudad con una puesta en escena de la tradición colombiana; y ahí estaba Carlos, dispuesto a generar una red para esta producción artística.
Definitivamente esta no es una tarea fácil, reunir en una sola tarima a cientos de artistas de edades y compañías diferentes es verdaderamente un reto, pero se trata de voluntad, disciplina y trabajo en equipo. Lo mismo que se hizo en el 2019 e incluso años atrás, es lo que hoy sigue haciendo Carlos Arturo desde la comodidad de su casa, usando no solo las redes artísticas sino también las tecnológicas, para crear a partir de una inspiración y una necesidad que está en sintonía con las demandas de cada tiempo. Es también algo muy complejo, pero la pasión por el arte le gana a los desafíos y demuestra que la creatividad es infinita.
Por Yeimi Díaz Mogollón
Fotos de Esartec