Del arte, la tecnología y otras oscilaciones de la creatividad

“Oscilador” se tituló la muestra de resultados del proceso de formación que realizaron el Idartes y la Secretaría de Integración Social.
Obra Muestra de resultados del proceso
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No hay una única pregunta. No hay una única respuesta. No se piensa de una sola manera. No se resuelven los inconvenientes de la creación con una fórmula magistral. El arte está abierto para que sus límites sean repensados, sin importar quién lo hace y con qué materiales. Es más que una galería, tal vez parecería una película sobre ciencia, una visita al taller de algún loco científico, a la guarida de un inventor.

Mientras un cocodrilo abre su boca y la cierra con rapidez, tres cajas de luces llaman la atención por los personajes infantiles que en ellas se mueven deslumbrando con sus colores pasteles o sus contrastes de luz y sombra. A su vez, un robot espera por quienes quieran tocarlo, por quienes deseen saber qué hace su cuerpo, sin negar la posibilidad de que alguien se pregunte por ese sonido tic, toc, tan, pun, que emerge de cada punto cardinal en el espacio: ¿qué es lo que suena?, todo, todo suena.

 

Obra Muestra de resultados del proceso

 

Entre materiales reciclados, quizás algún papel de colores, madera y alambre, el arte se convierte en un reto, en una posibilidad de expresión que no distingue entre una gran academia de bellas artes o las Casa de la Juventud, donde precisamente 45 proyectos tomaron vida, durante el proceso de aprendizaje y creación en arte y tecnología que unió al Instituto Distrital de las Artes -Idartes y la Secretaría de Inclusión Social.

Jóvenes de diferentes localidades de Bogotá trabajaron en estas obras, que esta primera semana de julio fueron exhibidas en el Espacio Odeón, en el Centro de Bogotá, congregando al público a una experiencia que, más allá de los aspectos tradicionales de la crítica de arte, debía ser vista como una cita con la creatividad, con la innovación de lo hecho a mano.

Decía una de las creadoras, al oído de uno de sus amigos, como si tuviera temor de que alguien la escuchara, que “fue todo un reto, porque no tenía ni idea de arte y menos de tecnología, entonces, desde lo más simple, fue un aprendizaje retador”.

 

Obra Muestra de resultados del proceso

 

Fue una formación con aprendizajes como la inclusión de elementos tecnológicos en la creación de una obra de arte, que, además, permitió a los participantes sentirse creadores, responsables de un proyecto, con la necesidad de expresar lo más claro posible lo que, en principio, fue solo una idea.

En palabras de Jaime Cerón, subdirector de las Artes del Idartes, es emocionante encontrase con una muestra de resultados en la que, desde la diversidad, los asistentes se sorprendieron. Fue ver, “desde diferentes miradas, una suerte de obras interesantes y desarrolladas con paciencia, por la exigencia de la tecnología”.

Pablo Moore, uno de los visitantes a esta puesta en común de resultados, estudiante de Maestría en Estéticas, de nacionalidad argentina, esta fue una manera “maravillosa de ver cómo hoy se puede impactar a los ciudadanos de a pie y sensibilizarlos con el arte. Cada vez más, en Latinoamérica encontramos en la gente su valor agregado, sus capacidades, en ocasiones desconocidas, porque no se había pensado que el arte, o la creación, cualquiera que sea, no se había tenido como opción”.

 

Obra Muestra de resultados del proceso

 

Así, su intervención se asemeja al concepto de “Oscilador”, usado para titular esta muestra, porque si bien según la Real Academia se refiere al aparato para producir corrientes oscilatorias; se puede entender que es el arte mismo, o la posibilidad de crear desde cualquier rama o con cualquier material, un oscilador que produce nuevas corrientes, un oxígeno para dar vida al arte, a la tecnología y otras oscilaciones de la creatividad.