Mano escribiendo - Crédito: Melanie Klein; Hans A. Thorner.
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“Con mi escritura quiero transmitir emociones, experiencias, vida”

Sarai Guerrero, joven escritora, habla sobre la importancia de la lectura y los talleres de escritura en su vida.

El perder mi memoria significa perderlo todo, puedo sentir cómo se va desintegrando poco a poco, como si se tratara de solo cenizas que cualquier brisa puede volar hasta que se mezclen con el resto del entorno, quedando en la nada, en el frustrante y deprimente abismo de la nada. No dejo de sentirme preocupada y con poco interés siquiera de vivir en mis últimos días en este mundo, estoy esperando a desvanecer por completo en la confusión espesa.

Este es un fragmento de Síndrome, uno de los cuentos de Sarai Guerrero de Arco, una joven cartagenera de 16 años que participó, en 2020, de los Talleres Locales de Escrituras del Instituto Distrital de las Artes - Idartes.

El interés de Sarai por el alzhéimer, enfermedad que padece la protagonista de Síndrome, fue la inspiración para escribir este relato. Antes de eso ella no había pensado en lo grave que podía ser que algún familiar sufriera de esa enfermedad. Por eso, con atmósferas cautivantes, descripciones de escenas cargadas de detalles y sensibilidad, Sarai rememora, en primera persona, cómo el olvido ha afectado la vida de la protagonista.

Lea aquí Síndrome de Sarai Guerrero de Arco.

 

Retrato de Sarai Guerrero. Cortesía.

Hace unos meses participó en uno de los Talleres Locales de Escritura del Idartes. ¿Cómo fue su experiencia?

Mi experiencia fue satisfactoria. El taller estaba muy completo y tenía todo muy bien planificado. Las actividades eran muy creativas y muy peculiares. Para mí fue algo nuevo y me enriqueció bastante, especialmente la parte de lírica. Recuerdo que yo inicié con la narrativa, pero con la lírica yo no me llevaba muy bien y en el taller me ayudaron a desarrollar este tipo de narrativas. Cada ocho días me ponían a escribir bastante y eso me enriqueció mucho. Además, las retroalimentaciones en grupo en las que leíamos los textos me ayudaron muchísimo porque encontré que también habían personas que escribían y leían como yo.

¿Por qué se animó a participar en los Talleres Locales de Escrituras?

Desde que era pequeña me interesé por la lectura. Mi mamá es una lectora muy activa y verla leer me llamaba mucho la atención. Desde ahí empezó mi gusto por los libros. Al principio eran cuentos infantiles y con el tiempo me interesé en novelas. Recuerdo que Opio en las nubes, de Rafael Chaparro Madiedo, fue una de mis inspiraciones para empezar a escribir. Tenía un lenguaje muy explícito para mi edad, en ese tiempo tenía como 12 o 13 años, pero de todas formas lo leí y de ahí me inspiré para empezar a escribir. Fue un gusto que le cogí a la lectura y a la escritura. En ese tiempo intenté escribir novelas, pero debí empezar por otra cosa. Luego caí en cuenta de ese error y empecé a escribir cuentos, textos cortos y alguna que otra poesía.

Otro momento que para mí fue importante y me motivó para participar en este tipo de actividades fue un taller formativo en escritura creativa en el que estuve en 2018. Se trató de Turbaco lee y escribe su historia y el propósito era crear un cuento sobre la historia de Turbaco, municipio de Bolívar que se encuentra al lado sur de Cartagena. De ese taller salió una publicación colectiva y gané el segundo puesto. Desde ese momento mi mamá me animó a participar en otros talleres, uno de ellos fue este, el de Idartes.

¿Qué es lo que más le gusta de escribir?

Siento que escribir es una forma de sacar temas que hay en mi mente, temas que me llaman la atención. Por ejemplo, estoy muy interesada en la filosofía y es algo que practico mucho en mi vida. Otro tema que me llama la atención es el horror, el lado más decepcionante de las personas, no sé la razón, pero me gusta porque siento que todos en algún momento sacamos eso. Me gustan los temas que nos ponen a pensar. Además, siento que la escritura es una forma muy simple de expresar algún sentimiento como amor y tristeza, eso es lo que más me caracteriza.

¿Síndrome es parte de esos temas de tristeza que le llaman la atención?

Exactamente. La música fue inspiración para escribir ese relato porque tocó un tema que no sabía que era importante para mí: el alzhéimer. No me había puesto a pensar en lo grave que podía ser que alguien de tu familia sufriera esa enfermedad o incluso tú mismo.

Hace un momento habló de Opio en las nubes. ¿Qué otros textos podría recomendar de su historia lectora?

Recuerdo uno que leí muchísimo que se llama Memorias de la gallina, de Concha López Narváez. Era un libro demasiado corto, está catalogado como juvenil, pero lo seguía leyendo porque siempre encontraba cosas nuevas según iba pasando mis diferentes etapas, por ejemplo, de niña a adolescente. De alguna forma me identifiqué mucho con él. Otro libro es Cuchilla, de Evelio José Rosero, es buenísimo. Ahora estoy leyendo Delirio, de Laura Restrepo, que es un libro que he visto bastante recomendado.

¿Cuál es su propósito con la escritura?

Mi propósito con la escritura es transmitir. Mi propósito es que las personas se entretengan, que sientan y que, en algún momento, los ayude en algo. Al final simplemente quiero transmitir lo que he experimentado en mi corta vida, pues sé que aún soy muy pequeña.

Foto: cortesía Sarai Guerrero.