La composición musical, una forma de emancipar el alma
Durante 18 meses, John Quijano estuvo inmerso en un proceso lleno de fantasías, cada día era la oportunidad de recrear sus experiencias, sus miedos y sus deseos; fue el tiempo ideal para traer a la mente los recuerdos de la niñez, esa bella época cuando, por influencia de su abuelo, comenzó a tocar la guitarra, siguiendo algunos acordes que el viejo músico le enseñaba. Estas últimas, fueron semanas que le permitieron emancipar su alma, abrir el espíritu y dar al mundo una nueva historia a través del arte de la música.
De eso se trata la composición para este hombre bogotano que ha dedicado gran parte de su vida a la música, primero como percusionista en algunas de las actividades del colegio, cuando apenas cursaba noveno grado; luego, participando en grupos independientes, orquestas de salsa, fusión y rock, hasta convertirse en un gran músico, amante del bajo y la composición. Aunque tímidamente afirma no ser el mejor compositor del mundo, este trabajo se ha convertido en un proyecto personal que le permite expresar con detalle y finura cada parte de su vida.
Todo comenzó con la historia de un hombre en la playa que con total decisión tomó una balsa, o un barco tal vez, para adentrarse en el océano, donde se enfrenta a la furia de las aguas que desencadena una enfermedad o locura que aún no se sabe en qué terminará. Tormenta es el nombre de esta obra creada por John, donde evidencia los miedos que puede tener el ser humano cuando la marea se agita, y con la que ganó el Premio de composición musical – Bogotá ciudad creativa de la música, otorgado por el Instituto Distrital de las Artes – Idartes en el 2019.
Fue un año y medio dedicado a esta creación; meses en los que su cabeza estuvo dando vueltas, mientras las experiencias se convertían en inspiración, algo que, comenta, no llega con facilidad. Es un tema que musicalmente dice mucho de lo que se está viviendo; comienza con un ambiente muy tropical, luego pasa por la tranquilidad y de repente todo se va a la borda, el hombre cae al agua y… Aún no sabemos en qué termina, lo más seguro es que regrese a la playa y de allí se desprenda una nueva composición, algo más espiritual que se convertiría en el tercer tema de su proyecto Péndulo.
Y es que Tormenta es la segunda obra de ese disco que John quiere hacer a lo largo de su vida; proyecta que podría estar terminado en unos 10 años, tomando el tiempo necesario para cada composición, esa actividad indescriptible que representa para él, la libertad del alma, del espíritu y del arte. El primer tema se llama Escalofríos y trata de aquel mismo hombre que por los efectos de una fiebre empieza a alucinar, como le pasaba al autor cuando era pequeño y, en medio de la alta temperatura corporal, veía payasos y cosas extrañas que aún conserva en su mente, pero que expresa a través de esta práctica que se ha convertido en una terapia para canalizar diferentes situaciones de la existencia.
Sumado a esto, John dedica parte del tiempo a su trabajo como arreglista que, según explica, es otra forma de componer desde la estructura musical de diferentes personas. Todo esto, es el resultado del conocimiento y experiencia adquiridos a lo largo de la vida artística que inició en el año 2000, cuando estudiaba en el Centro de Orientación Musical Cristancho, que más adelante haría parte de la Escuela de Arte y Música de la Universidad Sergio Arboleda, donde también es docente; de allí, grandes oportunidades se abrieron para John, entre esas, una beca para estudiar en Barcelona, España, un curso de perfeccionamiento en música moderna y jazz, una gran experiencia que se enlistó en su proyecto de vida.
También ha participado en diferentes convocatorias del Portafolio de Estímulos de la Gerencia de Música del Idartes, especialmente en las relacionadas con los Festivales al Parque, pero nunca antes se había postulado de manera individual hasta el año pasado cuando, tan solo faltando dos días para el cierre, decidió presentar su tema Tormenta frente al Banco de Jurados de la entidad. Hoy, el músico y compositor bogotano se siente muy afortunado por haber sido el ganador, entre los seis finalistas, del Premio de composición musical - Bogotá ciudad creativa de la música, que en este 2020 tiene inscripciones abiertas hasta el 27 de julio para fomentar la creación y difusión de trabajos realizadas por compositores que residan en Bogotá y presenten una obra inédita con hasta 10 instrumentos o voces.
De este proceso, John recuerda con agrado y un poco de nerviosismo, ese 17 de noviembre cuando presentó su producto final en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo, luego de 45 días de buscar los músicos que lo acompañarían en su composición. Nueve personas se embarcaron en esta historia que al final logró un puntaje de 100/100, llenando de alegría y mucha expectativa al autor de la obra, quien ahora está seguro de las cosas grandes que vienen para su vida. Lo siguiente, será trabajar en su tercer tema, del que ya lleva un 30% y al que ha bautizado Antídoto, pero que muy pronto tendrá un nuevo nombre para no caer en el cliché de estos tiempos y poder seguir contando la experiencia de ese hombre en medio de su Péndulo…
Por Yeimi Díaz Mogollón