El cine colombiano y la mirada de la afrocolombianidad
Durante todo el mes conmemoraremos la tradición de estas comunidades visibilizando y reflexionando, a través del audiovisual, sobre la diversidad de su cultura y la trascendencia de ésta en el entramado de un país, de una ciudad como Bogotá, tejida a partir de herencias y relatos afrocolombianos.
El día nacional de la afrocolombianidad se conmemora anualmente desde el 21 de mayo de 2002 obedeciendo a la Ley 725 de 2001 —ley que asimismo busca promover la recuperación de la memoria histórica de esta población y la construcción de su identidad—, establecida en homenaje a los 150 años de la abolición de la esclavitud en Colombia, dada legalmente a partir de la Ley 21 de mayo de 185, en pleno gobierno de José Hilario López.
La lucha por sus derechos y autonomía, pilares de la cultura afrocolombiana en el país, han venido articulando, desde diferentes manifestaciones culturales y particularmente desde el cine colombiano, un proceso universal de reconocimiento en torno a su identidad afrodescendiente. La reconstrucción de la memoria histórica de los afrocolombianos es la apuesta estética de un cine que refleja una sociedad multicultural y pluriétnica. La imagen de la Colombia afro se torna visible, palpable y evoluciona dentro del cine local estableciéndose como una nueva definición de lucha y de reivindicación.
Tan variado como las costumbres de sus gentes, tal los colores que se descubren en las pieles de las y los colombianos, el cine de nuestro país se nutre de historias que laten gracias a la diversidad de voces que las narran desde el lenguaje oral, pero también desde las miradas que, encarnándolas desde el audiovisual, plantean así una imagen que es legado, resistencia y testimonio.
Observando el cine colombiano, sus más recientes manifestaciones, es fácil encontrar obras que, a la luz del mes de la afrocolombianidad, se tiñen de un nuevo significado, permiten ser redescubiertas desde la vitalidad del ideal que cada 21 de mayo nos lleva a abrazar nuestra historia compartida: el reconocimiento de una raza, la afrocolombiana, que le ha brindado tantos elementos a la cultura de Colombia.
Es así que, no más desde una somera revisión, encontramos títulos como El vuelco del cangrejo (2009) de Óscar Ruiz Navia, Chocó (2011) de Jhonny Hendrix Hinestroza, La sociedad del semáforo (2010) de Rubén Mendoza, La playa DC (2012) de Juan Andrés Arango, por mencionar algunos; películas que, lejos de los estereotipos mal fundados del cine colombiano, rescatan historias alrededor del pueblo afrocolombiano del Pacífico, contándolas desde la dignificación y vitalidad de estos pueblos.
En este sentido, es importar señalar que, según lo afirma Natalie Adorno en su ensayo La identidad afrodescendiente dentro del cine colombiano (2013), los directores de estas películas forman parte de una generación calificada por algunos como la responsable “del surgimiento del cine colombiano”. Pues no es coincidencia que estas obras cinematográficas, en su mayoría óperas primas, hayan obtenido para su realización beneficios de fondos públicos nacionales como del Fondo de Desarrollo Cinematográfico – FDC. Lo que refleja, sin duda, una mirada nacional que cada vez se sensibiliza y observa con más cercanía y detenimiento las manifestaciones culturales que nacen de la afrocolombianidad y que cada vez más están representando los discursos de nuestro país.
Partícipe de esta misma intención, la Cinemateca de Bogotá ha establecido, siendo un importante referente cultural, social y académico, una reconocida muestra de cine, el Ciclo Afro, fundado en 2016 y que revisa la producción cinematográfica dedicada a la política, memoria, cultura y, en general, a la herencia africana para conocer así la compleja red de significados que se trenzan sobre historias afrodescendientes y, con ellas, su memoria en las narrativas del audiovisual contemporáneo.
El cine colombiano, por tanto, se integra así a un cambio de paradigma, dignificando y alimentándose de las luchas de todo un país, del derecho a la libertad, a la vida, al color y a la alegría de cada uno de sus habitantes, en especial, de los afrocolombianos que han teñido con su cultura parte de la colombianidad que nos identifica y une.
El día nacional de la afrocolombianidad, el próximo 21 de mayo, es, pues, la oportunidad, no sólo para reflexionar sobre la importancia y trascendencia de la cultura afro, sino para entender, y desde ahí aproximarnos al cine, la historia de nuestra Colombia multicultural, enriquecida de una diversidad de la que todos hacemos parte.