Iván D.Gaona
Crónicas

Banana y chocolate

Un relato de Iván D. Gaona sobre estrellas de cine y algo más.

Cuando tenía 13 años, vivía con mi familia en la calle 108 del barrio Provenza en Bucaramanga, un barrio de clase media baja, de calles anchas y casas apeñuscadas que compartían una avenida central (la 105), un polideportivo con piscina, una iglesia y varias canchas de fútbol y microfútbol. Mis padres,de profesión docentes, habían sido trasladados a la ciudad hacía unos pocos años y habíamos dejado atrás con ellos y mis 3 hermanos, la vida tranquila en el municipio de Güepsa al sur del departamento de Santander.

 

En la calle 108 encontré rápidamente a los que serían mis amigos de pubertad y adolescencia. Con ellos andábamos en bicicletas por el barrio, jugábamos fútbol y banquitas, íbamos a piscina al polideportivo y todas las noches corríamos por la calle jugando“yermis”, “bobis”, “la lleva” y “policías y ladrones”,mientras nos enamorábamos y nos robábamos los primeros besos durante las horas del apagón de la Hora Gaviria. Para mis papás era un dolor de cabeza que hubiese tantas personas de mi edad en esa calle porque yo siempre quería estar con ellos afuera. Incluso tuve mis episodios de sonámbulo tratando de salir de la casa a la media noche.

 

En las tardes luego del colegio, alguien siempre pasaba por la fachada del lugar en donde vivíamos y haciendo sonar sus manos o chiflando, nos convocaba para andar el barrio. ¡No más de las 9pm! -me decía siempre mi papá-. A veces pasaba Mario Peñaloza, Oscar Sedano, Gustavo o Mónica Parra, los pecosos Juan Carlos y Kike, Omar (al que le decíamos Wimpy por su gusto por las hamburguesas) y otras pocas veces venía Beduith o María Angélica. 

 

Una tarde con ellos decidimos robar y liberar pájaros azulejos cautivos en jaulas de muchas fachadas y patios del barrio. Hicimos el plan de acción y cada uno fue a su casa por cosas que necesitábamos. 

 

Yo fui por unas cuerdas y cuando entré a la casa,me encontré a mi hermano John Jairo, sus amigos y varios primos más, viendo tv como lo hacían todas las tardes. Ellos se sorprendieron al verme entrar a la casa y no tuvieron tiempo de parar lo que estaban viendo en el televisor: una película porno.

 

Ese momento es tal vez de los primeros recuerdos vívidos que tengo del cine. Antes de eso no tengo en mi memoria nada más, aparte de la televisión con series gringas y las novelas del momento. La película que veían mis primos y mi hermano John Jairo,era Banana & Chocolate, dirigida por RiccardoSchicchi en 1986 , protagonizada por Ilona Staller más conocida como La Cicciolina. Sinceramente no me acuerdo de que trataba pero tengo imágenes que quedaron conmigo para siempre relacionadas con “El baño dorado” [Golden Shower] y otros momentos de coprofilia que la película exponía mientras La Cicciolina parecía nunca estar satisfecha.

 

Mi hermano me amenazó con golpearme de llegar a contarle a mi mamá lo que había visto y yo tuve que jurar lealtad. A regañadientes como quien acepta a un cómplice más, me fueron incluyendo en su rutina cine clubista pornográfica. Los empecé a acompañar al Video Cosmos, un lugar de alquiler en betamax y VHA que quedaba en Fontana, el barrio contiguo y que tenía un pasillo entero lleno de títulos porno. Vimos todas las de la Cicciolina: El teléfono rosa (1986), Las perversiones de los Ángeles (1991), Pasión indecente (1993), El parque de las atracciones del amor (1992), etc.,y algo cambió para siempre.

 

Rápidamente compartí con mis amigos de la calle108 lo que había descubierto y con ellos decidimos entonces también ver porno. Debo decir que seguro ya todos o la mayoría, veían porno por su lado y la novedad consistió en la experiencia grupal.

 

Luego de ir a alquilar una película nos reuníamosen el garaje de los papás de Gustavo y él bajaba un televisor de 17 pulgadas que tenía en una mesita con ruedas. Allí pasamos varias tardes viendo y pervirtiendo tal vez la sexualidad que se nos insinuaba. Me acuerdo la sensación incómoda de estar con mis amigas y amigos mientras hombres y mujeres tenían sexo de maneras irrealizables incluso para mí hoy en día. 

 

Luego de ver esas películas salíamos a la calle y hablábamos poco o nada de lo que habíamos visto. Estábamos entrado a la adolescencia y los juegos que nos vieron correr y sudar fueron cambiando poco a poco por fiestas de15 años, primeras borracheras y música techno y house con brotes de acné irremediables .

 

Para mí las primeras estrellas del cine fueron personas como Ilona Staller, John Holmes, GingerLynn, Nina Hartley, Ron Jeremy… y fue mucho tiempo después que mi padre esculcó sus gustos y sin darse cuenta, me presentó estando a su lado las películas y series de vaqueros que siempre le fascinaron y que le recordaban la tierra en donde había nacido, lejos de esa ciudad.