Crónicas

Arte y Memoria sin Fronteras

En cabeza de Daniel Bejarano está la línea transversal de Idartes que llega con nuevos retos para el cuatrienio.
Daniel Bejarano
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Arte y Memoria sin Fronteras es una de las líneas estratégicas transversales del Instituto Distrital de la Artes - Idartes, con la que se busca promover el potencial de las prácticas artísticas y culturales comunitarias para el fortalecimiento del tejido social, enfocando esta oferta en los territorios afectados por múltiples trazadores de violencia. 

Quien estará a cargo de esta línea durante los próximos cuatro años es Daniel Bejarano, un hombre de 39 años, padre de tres hijas con una trayectoria en el desarrollo de procesos artísticos y culturales en entornos comunitarios.

Su infancia está marcada por recuerdos dolorosos como los que viven millones de colombianos a causa de la inequidad y la violencia que ha golpeado al país por más de 50 años. “En 1985, a la edad de cinco años, que coincidía con los tiempos de la violencia urbana en Bogotá, muy cerca de la fecha del triste episodio de la toma del Palacio de Justicia, un grupo armado amenaza a mi madre, a mi hermana, con tan solo seis meses de edad, y a mí, con una ametralladora en la espalda, dentro de la Parroquia Nuestra Señora de las Angustias en el centro de la ciudad. Los nervios se apoderan de nosotros, creo que ese día perdí parte de mi niñez. Este suceso dejó algunos traumas y miedos, que se han manifestado durante algunos momentos de mi vida, en especial en la infancia y en la adolescencia”, señala.

El coordinador de la Línea de Arte y Memoria sin Fronteras trae a colación algunas de sus reminiscencias, que a pesar de las dificultades vividas en la época no fueron impedimento para ser la persona que es hoy.  Fue criado solamente por su madre, pues su padre se alejó de la familia antes de que él naciera en 1980. Recuerda que su madre a pesar de sus múltiples dificultades económicas le enseñó a leer, a escribir, a sumar, a restar y a encontrar la pasión por el cine, pues ella  gestionaba la forma de llevarlo a los matinés a ver las películas que estaban de moda como las de Pedrito Fernández, María Félix y Cantinflas, esto lo ayudó a forjarse y a encontrar en el cine su refugio y pasión; una herramienta poderosa para superar sus dolencias.

Daniel Bejarano

Por la experiencia de vida de Daniel y el entorno en el que vivía se empezó a motivar por las causas sociales, para el año 2008, época en la que empezaron a conocerse los casos de los llamados Falsos Positivos en Colombia; localidades como Bosa, Ciudad Bolívar y el municipio de Soacha eran foco de esta barbarie, hecho que motivó a un colectivo de Ciudad Bolívar, del que hacía parte Daniel, a pensar en una propuesta local con un impacto distrital, nacional e internacional, que recogiera parte de estas denuncias que llamaran la atención de los organismos de derechos humanos, pero donde tuvieran cabida también los sueños, las expresiones alternativas, las experiencias significativas, la riqueza y diversidad social, política y cultural este territorio, dando así origen a la estrategia Ojo al Sancocho que pasó a convertirse en un festival internacional de cine alternativo y comunitario. 

“Estas razones y otras nos llevaron a pensar que la realización audiovisual era una herramienta pertinente, pero también era necesario combinarla con escenarios de encuentro, de formación, de intercambios, recorridos locales, que contará con diferentes actores sociales, con invitados locales, nacionales e internacionales, generando más espacios de diálogo y convivencia, para ayudar a reducir la violencia en la localidad a través los sentimientos solidarios y el reflejo de la riqueza social, política, cultural y ambiental, de los barrios populares”, afirma Daniel al mencionar que mediante estas herramientas y procesos artísticos y culturales se pueden reivindicar los derechos humanos, culturales y la memoria de las comunidades y sus territorios. 

Daniel, es comunicador social y periodista de la Universidad Minuto de Dios y cuenta con estudios en sicología de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia, y un sin número de estudios en gestión cultural que lo certifican como gestor, con experiencia de más de 20 años, es fundador y fue gerente por más de 10 años del Festival Ojo al Sancocho de Ciudad Bolívar que gracias a su objetivo filantrópico logró posicionarse como el festival más importante de su género en el América Latina. 

A lo largo de su trayectoria ha sido invitado a diferentes países como conferencista, y de estas experiencias la que más recuerda es cuando fue a Berlín, Alemania. “Me impactó mucho la visita a este país por sus prácticas artísticas, culturales, alternativas y comunitarias, dirigidas a reivindicar la memoria social e histórica del país, sobre todo en el caso de los exterminios nazis y los campos de concentración. Es una cultura, una sociedad, un país que busca que nunca jamás se vuelva a repetir una guerra, algo de lo que Colombia tiene mucho que aprender”, concluye. 

Daniel Bejarano

Arte y Memoria sin Fronteras

Esta línea estratégica del Idartes, busca también fortalecer lazos de confianza desde las comunidades y los territorios priorizados por el proyecto, como la ruralidad de Suba, Chapinero, San Cristóbal, Ciudad Bolívar, con especial atención en Sumapaz y Usme, los bordes de Bosa, Ciudad Bolívar, Soacha, Suba, Usaquén, Santa Fe, La Candelaria, Mártires,  Rafael Uribe Uribe, entre otros. 

Lo anterior en aras de contribuir no solo a la construcción de memoria, reconciliación y reparación simbólica, sino al desarrollo responsable y sustentable de comunidades, a través de la consolidación de una ciudadanía libre y activa, en el marco de un nuevo contrato social y ambiental.

Para ello, esta línea centrará sus esfuerzos en tres estrategias como los circuitos artísticos y culturales comunitarios que son espacios polifónicos, participativos y de construcción colectiva que se tejen en los territorios, el apoyo a iniciativas artísticas comunitarias para hacer visibles las acciones transformadoras y las experiencias de resiliencia y resistencia que generan alternativas de resolución de conflictos y la promoción de Laboratorios de los comunes y creación del Festival Arte y Memoria sin Fronteras, para potencializar espacios de encuentros permanentes de co-creación artística, formación entre pares, trabajo colaborativo entre artistas y ciudadanía, y el festival, no solo para visibilizar los resultados y productos de las acciones de la línea, sino para fortalecer la articulación de las experiencias artísticas y culturales tanto de los territorios priorizados como de los diferentes actores que intervienen en el proyecto y la ciudadanía en general.

Por Lina Vásquez

 

 

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