Rap Judesco, un espacio en resistencia para revolucionar
Rap Judesco, un espacio en resistencia para revolucionar
El Festival Rap Judesco llega a su undécima versión el 12 de diciembre en el Parque Estadio Olaya Herrera, en el sur de Bogotá. Es un evento que echó a andar en el año 2003 pero cuyas raíces se remontan cuatro décadas atrás, con los procesos comunitarios desarrollados por la Asociación de Vecinos del barrio Granjas de San Pablo, Asoveg, en la localidad Rafael Uribe Uribe.
René Pineda, El Padrino RJ, habló con El Volante sobre los procesos sociales y culturales que rodean al Festival y que han sido de gran importancia para el desarrollo del entorno cultural en su localidad. Violencia, drogas, falta de oportunidades y, en respuesta, procesos de autogestión y trabajo colectivo para cambiar realidades. Estos fueron los temas que salieron a la luz.
¿En qué consiste la frase ‘Rap Judesco: un espacio para revolucionar ideas’?
Resistencia es la esencia de lo que es el rap. Pero no como un ejercicio de estar aguantando lo que pasa, sino de pensar otras formas de construir los escenarios desde lo social, desde la cultura. Eso nos genera todo un ejercicio de revolución, re-evolución: hay que transformar estas realidades, no solo quedarnos quejando. Fuimos jóvenes que crecimos en los barrios pobres y en una loma, marginados y sin oportunidades, eso es verdad y hay que decirlo. Pero no podemos quedarnos solo denunciando, hay que buscar la solución. Eso es lo que hacemos desde Rap Judesco, construir escenarios culturales, artísticos, sociales que nos permitan seguir haciendo resistencia pero revolucionando. De ahí nació años atrás Cultura de resistencia para revolucionar las ideas, un ejercicio de construcción colectiva con jóvenes y adolescentes que venían de los procesos formativos que nosotros estábamos haciendo en la escuela de rap que trabajamos.
¿Cuáles han sido las ideas más difíciles de revolucionar? ¿Qué resistencia han encontrado, qué dificultades han tenido?
Lo primero fue empezar a cambiar esa relación que el imaginario social siempre ha tenido frente al hip hop con la delincuencia y el consumo de sustancias psicoactivas. Además, con jóvenes que no tienen un proyecto de vida claro, que toman esto como si fuera una moda. Esa forma de mostrarle al mundo lo que se piensa a través del caminado, de la ropa del hablado y los gestos, genera rechazo. Y eso es lo primero que nosotros empezamos a construir en nuestro territorio y que poco a poco fuimos transformando. Eso ha hecho que en nuestro barrio y a donde llegamos seamos conocidos por lo que hacemos, como raperos que tienen una construcción: de qué manera esto está construyendo otros imaginarios, cómo a través del rap nosotros construimos nuevas ciudadanías, proponiéndole a esas familias y los pelados la construcción de planes de vida. Hay que meternos en la cabeza que esos cambios dependen de nosotros.
¿Cuáles han sido los escenarios en que han desarrollado sus actividades?
Nuestro trabajo de base nace en el barrio Granjas de San Pablo, en la parte alta de la localidad 18, al sur de Bogotá. Hacemos parte de un ejercicio comunitario que empezó hace más de cuarenta años, la Asociación de Vecinos Granjas de San Pablo, Asoveg. Esta tiene dos programas grandes que son el Jardín Infantil Mafalda y Cinjudesco, Centro Infantil y Juvenil para el Desarrollo Comunitario. De ahí nace Rap Judesco: Revolución Artística Popular Juvenil para el Desarrollo Comunitario. Desde allí empezamos a construir todo. Cinjudesco es “nuestra casa”. Ahí tenemos prácticas artísticas comunitarias que nos permiten hablar desde la educación popular, desde la resiliencia.
Y también una escuela…
Desde allí desarrollamos nuestra escuela de formación de rap, de breakdance, de danza latina y popular, de fútbol freestyle, la biblioteca comunitaria. Así articulamos con diferentes organizaciones, con redes de trabajo colectivo, no solo artísticas sino también sociales y comunitarias. En este momento, 26 municipios de Colombia están haciendo este ejercicio a través de nuestra metodología. Y estamos trabajando con un proyecto que se llama Conectarte, que hace parte de una estrategia ICBF Bogotá en cinco localidades. 200 adolescentes y jóvenes, todo el tema de producción musical y audiovisual.
¿Cómo han sido las relaciones con otros municipios?
Para poder sostener nuestro programa, escogimos una línea de sostenibilidad que es la contratación con el Estado y con diferentes entidades para la gestión de proyectos. Así, empezamos a hacer un ejercicio de apoyo a unas estrategias que tiene el ICBF a nivel nacional que buscan metodologías innovadoras para hacer prevención de riesgos específicos. Entonces, en los últimos cinco años hemos estado en diversos municipios haciendo prevención de consumo de sustancias psicoactivas, prevención del reclutamiento, integración de la población migrante a partir del rap, el breakdance, la danza latina y el fútbol freestyle.
Tienen un festival reconocido, el Rap Judesco, ¿cómo nace?
El Festival nace como un ejercicio de convocatoria para nuestro proceso de formación en la escuela Rap Judesco. Empezamos en 2003 en nuestro barrio Granjas de San Pablo. Fue tan bueno que seguimos. Al segundo llegó mucha más gente y al tercer año nos tocó sacarlo. Lo hacíamos en el parque de nuestro barrio, pero es un parque de bolsillo y se llenaba muy fácil. Nos tocó sacarlo a una calle más larga. Después nos tocó hacerlo en otro parque, más abajo, en el barrio Marco Fidel Suárez. Ha tenido muchísima acogida. Ahora nos toca hacerlo en el Parque Estadio Olaya Herrera.
¿Cómo sacan adelante el Festival?
Ha sido un ejercicio de autogestión y trabajo colectivo. Algunas versiones las hemos hecho con la convocatoria Festivales al barrio del Idartes; otro año lo hicimos con plata directamente de la alcaldía local. Este año lo vamos a hacer solo con gestión nuestra y con algunos apoyos de empresas privadas y de otros parches. Hacemos convocatoria a nivel distrital y también hacemos una convocatoria local a la que damos prioridad. Creemos que el Festival es importante como escenario de circulación de los procesos de propuestas nuevas, innovadoras. Y es escenario también para artistas que se han ido consolidando en el distrito y en Colombia.
Y ¿qué va a pasar en esta edición?
Este año vamos a tener invitados nacionales y estamos tratando de tener un invitado internacional. Vamos a tener dj’s, vamos a tener freestyle y breakdance. Tenemos un componente académico que se va a juntar con nuestras Tertulias Rap de los sábados y un componente de productividad. Estamos en ese ejercicio, en esa construcción desde lo colectivo con el parche. El Festival siempre ha tenido una posición clara y contundente frente a lo que pasa en nuestra sociedad. Cada edición, una temática. Este año: “Cultura de resistencia porque las balas no mandan. Por el derecho a la vida y la libre expresión”. Se ha tomado muy a la ligera el tema de las muertes de los jóvenes, todo lo que pasó ahora último con cuatro pelados que mataron por Antioquia y no pasó nada. Nadie dice nada. El rap no se ha manifestado con la contundencia que debe hacerlo. Queremos hablar de eso y poner nuestra posición como organización y como proceso organizativo Rap Judesco.