De acuerdo con la UNESCO “la inclusión es un enfoque que responde positivamente a la diversidad de las personas y a las diferencias individuales, entendiendo que la diversidad no es un problema, sino una oportunidad para el enriquecimiento de la sociedad, a través de la activa participación en la vida familiar, en la educación, en el trabajo y en general en todos los procesos sociales, culturales y en las comunidades”. Disfrutar de una sociedad que se enmarque en este concepto, equitativa, respetuosa, ecuánime y tolerante frente a las diferencias; que beneficie sin quebranto de sus características, que proporcione un camino imparcial y equilibrado; y que constantemente valore el aporte de cada persona a la comunidad; es lo que nos identifica y motiva, desde nuestra pasión representada en el arte y la cultura.

En el Idartes reconocemos las habilidades y potencialidades de las personas como únicas, diferentes y diversas, y como tal respondemos a las distintas necesidades que exigen estas contestaciones, a través de cada actividad que desarrollamos desde nuestro rol de líderes del arte y la cultura en Colombia y Bogotá, aumentando y mejorando las muchas oportunidades que tiene la ciudadanía para aprender, participar y aportar en este ámbito social, de forma natural y espontánea, sin importar el color de piel, las discapacidades, el género, la etnia, la religión o las diferencias socioeconómicas, entre otras. Por todo esto el lenguaje que utilizamos en la cotidianeidad resulta determinante.

Las muchas formas del lenguaje, expresiones, entonaciones, dichos, verbos… que predominan en nuestro vocabulario, cimentan y fortalecen estereotipos de género, que en muchas oportunidades secundan la generación de violencia, constituyéndose en una herramienta más para la naturalización de la discriminación y la desigualdad, si tenemos en cuenta que el lenguaje es una manifestación de nuestro pensamiento y por ende el resultado de las tradiciones, modas y costumbres de una sociedad.

Toda esta situación equívoca y su inevitable impacto en la comunidad, nos ha llevado al origen del lenguaje incluyente o inclusivo, no sexista, con el que el Idartes está totalmente alineado, ya que propone normas que apoyan la consolidación de una sociedad igualitaria que fomente una cultura de respeto por las diferencias y que vaya borrando estas formas sutiles de desvalorización de la mujer y de menosprecio por la diversidad y se constituya en un apoyo transformador basado en el  reconocimiento de que cada persona es única e irrepetible.