Nidos, 10 años de retos y grandes aprendizajes
Claudia Dueñas es una de las primeras artistas que llegó al Programa Nidos, lo hizo en marzo de 2013 cuando esta iniciativa nació dentro del Instituto Distrital de las Artes - Idartes en la Alcaldía de La Bogotá Humana, con el fin de llevar el arte y la cultura a la primera infancia como parte del esfuerzo por garanrizar este derecho para los más pequeños.
Ella llegó cuando Nidos se llamaba Tejedores de Vida, nombre que hacía referencia a las personas que promovían la inclusión. Claudia es hija de padres sordos y daba clases de lengua de señas a niños y jóvenes . En ese momento solo se reunían 10 personas para definir todo: roles, encuentros, espacios y esas actividades que se plantearon desde un principio y que ahora se denominan Experiencias Artísticas. “El Programa nacía como una ilusión, sólo se sabía que había un grupo de artistas y un sueño. Para mí era como muy fuera de este mundo porque se volvía algo cotidiano, algo que en un país como Colombia, que se hicieran encuentros con artistas… yo decía, ¿será que esto sí tiene futuro?”, comenta Claudia Dueñas.
Y claro que tenía futuro, porque aunque en un principio habían dudas, incertidumbre y miedo por los cambios de administración en el Distrito, el impacto social de Nidos crecía tan rápido que quienes lo conocían influían para que se mantuviera, creciera y llegara a más población.
Los primeros Tejedores de Vida empezaron a hacer arte para los más pequeños, pero como dice Claudia: “a uno se le olvida cómo es cuando es niño (...), pero había una niña real”, su hija de 5 años con quién decide hacer los primeros pilotajes de las experiencias que iban creando. “Le preguntaba cosas como: ¿cómo lo sentiste?, ¿cómo lo oliste?, ¿cómo te pareció? Y ella muy tranquilamente me manifestaba y me daba luces de lo que debía tener en cuenta, de lo que no había pensado”. De esta manera se iban conformando, fortaleciendo y creciendo los grupos, las duplas y los artistas en cada territorio.
El Programa, comenta Claudia, “desde sus inicios y de una manera muy orgánica, se ha inclinado hacia el fortalecimiento de los vínculos afectivos, ya que se concentra en poblaciones con entornos muy densos, con casos de embarazos en adolescentes y con mujeres que necesitan espacios para ser escuchadas y atendidas, donde puedan ser ellas mismas por un momento”. También se le ha apostado al trabajo con las familias, donde se tiene en el mismo espacio a la mamá, al papá y al niño o la niña, muchas veces acompañados por la abuela, la tía o la vecina para, de esta manera, entender y fortalecer los lazos que rodean a estos niños y niñas.
“En un principio los encuentros se realizaban una vez a la semana, es decir 3 a 4 veces al mes, cada encuentro era una experiencia distinta y los artistas teníamos un número asignado de grupos con quienes trabajábamos todo el año”, recuerda Claudia, “los espacios no eran como ahora, se debía contar con el salón comunal del barrio, un espacio al que no siempre se podía acceder con facilidad o no contaba con las condiciones mínimas para ser utilizado por bebés, niñas y niños pequeños. En algunas ocasiones las reuniones terminaban siendo en alguna casa que ofrecía alguna de las mamás del grupo o en la cancha de tejo, en la iglesia cristiana, en la iglesia católica, en el parque”. Actualmente, y gracias a la gestión del Idartes con las alcaldías locales y la Alcaldía Mayor, esto ha cambiado radicalmente con el paso de los años ya que, cada año, se logran abrir más Laboratorios Artísticos, estos espacios creados por Nidos, diseñados, ambientados y amoblados especialmente para el trabajo entre artistas dirigido a los pequeños. Hasta el momento existen 21 de estos laboratorios en la ciudad.
Más adelante, en 2018, luego de sobrepasar el primer cambio de administración distrital, el nuevo alcalde, en ese entonces Enrique Peñalosa, decide registrar como marcas los nombres de los programas del Idartes y es ahí donde nace el Programa Nidos - Arte en primera infancia.
Para Claudia, la relación que ha tenido con su comunidad ha sido tan importante que ha creado lazos de amistad, casi de familia, donde los temas contractuales pasan a un segundo plano y fechas especiales, como las novenas en Navidad, el cumpleaños de los artistas, un sábado de película, son buenos momentos para encontrarse de nuevo y seguir compartiendo. Este mismo grupo logra alargar esos lazos por fuera del laboratorio y las mamás se reúnen para realizar actividades con sus bebés.
Su mayor aprendizaje ha sido el manejo del tiempo, la calidad y la cantidad que se le puede brindar a los demás y a uno mismo. También ha aprendido la importancia de no perder la capacidad de asombro, la curiosidad por aprender y seguir adelante.
Cuando se habla de regresar en el tiempo 10 años, Claudia comenta con respecto a si volvería a escoger el trabajo en Nidos: “Huy, claro. Yo siento que es el mejor trabajo que he tenido en la vida, siempre he estado en evolución y se han sobrepasado muchos retos, pero siempre escogería volver a Nidos”. Estar en Nidos no solo le permitió estudiar, superarse académica y profesionalmente, sino también pasar más tiempo con su hija y tener muchas herramientas para su educación porque durante su trayectoria siempre tuvo muy buenos maestros, esos mismos artistas que van llegando cada año a complementar sus conocimientos desde sus especialidades y experiencias. Cuenta que hasta hoy ha compartido con 18 duplas. “Sanar a nivel personal desde el arte, cosas desde el corazón, la autoestima, como persona”, dice, fue sin duda otra de las tantas cosas buenas que el Programa le ha dejado a Claudia en su vida.
Su creatividad y el trabajo en equipo llevaron a Claudia y a Camila Matallana en 2019 a crear unos personajes muy representativos para la localidad de Bosa, eran Las duquesas del desconcierto; Madame Plouvet, interpretada por Claudia y la Duquesa Amanita Muscaria, interpretada por Camila. Estos personajes, inspirados en la Merienda de locos de Alicia en el país de las maravillas, recorrían los jardines, el laboratorio y las calles de los barrios con sus trajes y conversaciones extrañas porque dentro de los acuerdos que hicieron para la interpretación estaba que mientras tuvieran los trajes de las duquesas, ellas debían permanecer en el personaje. Así, si iban a almorzar y no tenían tiempo de cambiarse, llegaban a las tiendas como las duquesas, logrando reconocimiento, interacción y cariño por parte de la población del sector.
Así como ellas, muchos artistas del Programa han creado personajes dentro de sus experiencias, que a lo largo de estos 10 años inspiraron El personajario, una publicación de Nidos que se lanzó en el año 2021 con el objetivo de fomentar este tipo de creaciones entre otros artistas, maestras y cuidadores de niños y niñas de primera infancia.
Finalmente, una sola artista como Claudia ha llegado a impactar a más de 15 mil niños y niñas en estos 10 años, jóvenes que hoy en día tienen entre 15 y 16 años, al igual que su hija. Ella se los encuentra en la calle y comenta, “puede que no se acuerden de uno, pero estoy segura que lo que uno vive, lo que uno pasa por la piel, no se lo quita nadie”.