Taller de la Fundación Grafitto 02
Crónicas

La Fundación Grafitto dibuja un trazo más con Es Cultura Local

El arte y la enseñanza de buenas prácticas medioambientales se unen en la localidad de Teusaquillo.

El proyecto Nidos y Semilleros de Vida, realizado por la Fundación Grafitto, fue una de las 43 iniciativas que recibieron recursos en Teusaquillo gracias al programa Es Cultura Local, que invirtió más de 1.600 millones de pesos en esta localidad. 

Con el propósito de usar el arte como vehículo de cambios de comportamiento alrededor del cuidado del medio ambiente y la alimentación sana, el proyecto desarrolló una serie de talleres sobre estos temas y se realizaron kits de semilleros para promover semillas libres de químicos y nidos para sensibilizar sobre el cuidado de las aves vinculando, en su proceso, a varios agentes del sector cultural y creativo. 

La Fundación Grafitto nació en 2013, de la mano de Jimmy Ramírez y Dilma Valderrama, para unir su amor por el arte y la cerámica con un propósito social. Para Dilma, “el arte ha dado un vuelco fuerte, por mucho tiempo se habló de la obra del artista. Nosotros seguimos haciendo obras, pero también el trabajo social y comunitario es muy importante”.

La casa donde desarrollaron el proyecto y hogar de la fundación, construida en 1942, rememora las tradicionales construcciones de este sector. Una estructura de ladrillos visibles y la fachada con un árbol y varias plantas dan la bienvenida. Tras cruzar la puerta del garaje, con una parte descubierta al cielo y otra con techo, la zona cubierta funge como lugar de recepción con una mesa redonda que es  el lugar para compartir, para comer y que también fue el escenario perfecto para el desarrollo de los cuatro talleres del proyecto. 

Con una cámara adicional a la del computador, montada sobre un trípode, 11 talleristas hablaron de semillas, de deshidratación de plantas aromáticas, de sostenibilidad ligada a la protección de aves de la localidad y de construcción de nidos y semilleros con cerámica.

Para Jimmy Ramírez, lo más satisfactorio es que “se siente muy bien saber que el arte está para hacer una transformación real. El arte de por sí transforma, pero verlo real con personas que comprenden sobre el alimento saludable y que van a ver crecer sus semillas es invaluable… es satisfactorio verlo como trabajador social y artista”. 

Aún cuando la realización de talleres virtuales fue un reto para la fundación, fue posible convocar a un promedio de más de 40 personas en cada una de las cuatro sesiones de cada taller en vivo y a más de 150 por sesión cuando fueron retransmitidos. 

Los talleres fueron bien acogidos por los estudiantes, así como lo menciona Gloria Barrera, profesora universitaria y asistente: “fueron muy buenos. Era tan inspirador que terminé haciendo la mayoría. Me parece muy importante porque nos ayuda a reconectar con la vida en una ciudad desconectada. En el arte hay una sensibilidad especial para reconectar con la vida”. 

La mesa donde se produjeron los talleres es testigo silente de las angustias y alegrías del proyecto. Mientras Jimmy y Dilma hablan, Andrea Martínez, profesional de artes y gestora en la fundación, complementa lo que dice la pareja. 

Esperando la llegada del café a la mesa, poco a poco, se van uniendo otros miembros que se excusan porque faltan personas y explican que hay otras tantas manos que contribuyeron al hacer algunos de los elementos de los kits pedagógicos que confeccionaron.

Kits proyecto Grafitto

Uno de los kits, con semilleros y materas en cerámica se hizo para promover el uso de semillas limpias, o libres de químicos, con una cartilla ilustrada sobre los usos de 10 plantas aromáticas y el otro, se hizo con nidos y bebederos en tejido y cerámica para aves, además de una cartilla con la información de 10 especies de la localidad que deben ser protegidas.

Jimmy muestra el hogar de la fundación y en el camino enseña sus obras y las de Dilma en un recorrido que parece ser propio de un museo donde el medio ambiente y las memorias ancestrales resultan ser protagonistas.

Al fondo, en el taller, se ven algunas de las más de 2.000 piezas que hizo Jimmy para estos kits y que, más allá del dolor de espalda y las largas horas de trabajo, le dejaron la felicidad de saber que esos kits ayudarán a la enseñanza y que sirvieron para darle trabajo a distintos agentes de la cadena de valor en la artesanía de madera, diseño, serigrafía, realización de moldes de yeso y tejido. 40 kits fueron donados a diferentes organizaciones y personas y 200 serán vendidos. 

Como explica Andrea Martínez, estas piezas “nacen de la creación y las llevamos para poner en contexto y generar un diálogo social. Empieza con una pieza artística y termina en una invitación al otro a encontrarse con sus hábitos y replantearlos”.

Mientras recorre la casa, Jimmy ve con ilusión su hogar y planea continuar con el proyecto: la enseñanza, a través del arte, no debe terminar. Es Cultura Local les mostró que vale la pena ilusionarse y creer. Jimmy mueve sus manos esculpiendo en el aire las ideas para remodelar y convertir esta casa en un centro cultural con el propósito de seguir transformando vidas con el arte.

El programa Es Cultura Local es una estrategia para promover la reactivación económica del sector cultural y creativo de Bogotá. Es liderada en conjunto por el Instituto Distrital de las Artes - Idartes, la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte – SCRD, la Secretaría de Gobierno y las alcaldías de las 7 localidades involucradas: Chapinero, Suba, Usaquén, Engativá, Teusaquillo, Barrios Unidos y Fontibón. En la primera versión fueron otorgados 259 estímulos y se destinaron recursos por más de 10.700 millones de pesos para proveer apoyo económico, formación y acompañamiento técnico.

Casa Fundación Grafitto