Pianomovil con niños atendiendo
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Un piano de cola para redescubrir un país

Montar un piano (y a su pianista) en un camión que recorre Colombia es la odisea cotidiana de PianoMóvil. Hablamos con su fundador.

Un piano para unir seres, un piano para conectar reflexiones y para romper barreras geográficas o físicas. De esto se trata PianoMóvil, una iniciativa del pianista colombiano Diego Franco, quien en una constante inquietud sobre su quehacer como músico y de cómo aportar a procesos sociales desde su oficio, decidió que era hora de sacar el piano de las salas y empezarlo a llevar a los lugares recónditos de Colombia, a donde nunca había llegado uno.  

“PianoMóvil surgió como una necesidad artística: como pianista clásico, se hacía cada vez más difícil reconciliar esa filiación europea con los dilemas que puede suscitar dicho enfoque en un país caracterizado por la desigualdad y el conflicto. En 2014 creé en Francia la Asociación Euphonia junto con los primeros amigos simpatizantes del PianoMóvil. Fue muy conmovedor para nosotros cuando, después de dos años de trabajo, nuestro piano llegó al fin al barrio Paraíso en Ciudad Bolívar o a las colinas de Usabá en Sibaté. Desde entonces venimos realizando una gira anual por diferentes ciudades y veredas de Colombia”.

Montado en un camión y aventurando por montañas, planicies, tierras frías y calientes, el equipo de PianoMóvil, conformado por pedagogos y músicos colombianos, llega a sus destinos para desempacar el mejor regalo que puede ofrecer: música y espacios de encuentro para la comunidad. Reunir a todo un pueblo en una plaza para escuchar el instrumento o seguir recibiendo cartas de gratitud de niños, niñas y jóvenes que recibieron la visita de PianoMóvil hace años son algunos de los momentos y aprendizajes que resalta Diego Franco de esta labor. 

Cada viaje respira música; cada destino es tan contrastante como las teclas mismas del piano. La gira ‘Escalas por Colombia’ fue una labor titánica en la que PianoMóvil recorrió diez ciudades en veinte días: Zipacón, Tocancipá, Agua de Dios, Chinchiná, La Virginia, Cartago, Zaragoza, Chicoral, Venadillo y Armero. Pero también han logrado travesías que conectan lugares distantes como Tabio, Cundinamarca, y San Juan de Betulia en Sucre.

“El proyecto resultó ser un dispositivo atrayente, capaz de movilizar a personas de horizontes muy diversos, alrededor de reflexiones sociales y artísticas. Queremos que cada concierto del PianoMóvil sea una ocasión especial, que las personas que visitamos descubran música nueva y los músicos locales tengan la ocasión de presentarse”, menciona Franco sobre lo que han hecho hasta el momento. 

Pero además, conscientes de las historias que entrelazan mediante este piano viajero, están trabajando actualmente en la realización de un documental que muestre la historia de este proyecto y la importancia de la educación musical: “un panorama nunca antes visto de la práctica musical en Colombia, una narración humanista caracterizada por un inmenso respeto hacia los músicos y por una visión de lo que el arte puede llegar a ser para nuestra sociedad”, dice el fundador de este proyecto, quien trabaja de la mano con pedagogos e intérpretes que han sido fundamentales para lograr sus objetivos: Aura Marina Vargas, Andrea Rodríguez, Nicolás Forero, Yesid Miranda, Catalina Rubio, Gustavo Catañeda y muchos otros que se han sumado de distintas formas.

Además del documental, uno de los proyectos para el cual se preparan en 2022 es PianoMóvil Fluvial, un homenaje musical al Río grande de la Magdalena, un ritual de perdón, reconciliación y celebración de Colombia, de la mano del Museo del Río Magdalena en Honda, para el cual están buscando aliados que les permitan llevarlo a cabo. 

PianoMóvil se financia a través de donaciones de personas que creen en el poder integrador de la música y que les ha permitido contar con los recursos económicos, humanos y técnicos para lograr los objetivos. Los sueños de Diego Franco y todo su equipo son concretos: “tener un piano y un camión propios para ponerlo a rodar aún más el piano. Desarrollar los demás proyectos del colectivo Euphonia, que tienen por vocación servir a los músicos pedagogos. Inspirar a las personas y a los gobiernos a trabajar más y mejor por la cultura en Colombia y dejar un recuerdo en los niños y en las personas que nos han escuchado, acaso tan especial como el recuerdo que nos dejan ellos a nosotros”. 

Este artículo hace parte de El Volante, un boletín mensual del Idartes con la actualidad en el sector musical de Bogotá. Inscríbase aquí.