Amaranta Hank, voz de la libertad sexual en el AEFEST
Amaranta Hank, feminista, activista y actriz porno es una de las invitadas destacadas del Festival Internacional de Artes Eróticas, que se llevará a cabo del 16 al 20 de agosto en Bogotá. Hank estará conversando junto a la sindicalista argentina Georgina Orellano el 19 de agosto en el Teatro Jorge Eliécer Gaitán en el encuentro Putas y feministas.
Amaranta Hank, también conocida por su trabajo en la promoción de la educación y libertad sexual, así como de los derechos de las trabajadoras sexuales, habla sobre la importancia la desestigmatización de esta labor, sobre la necesidad de mitigar los prejuicios asociados al placer y sobre lo fundamental que es la educación sexual.
En algunos países aún existen leyes y normas que limitan la libertad sexual de las personas. ¿Cuáles son los principales desafíos que enfrenta la lucha por la libertad sexual?
El primer desafío es el derecho a acceder a la educación sexual desde que somos pequeños; que tengamos una formación libre de prejuicios, que nos enseñen sobre el funcionamiento de nuestro cuerpo, sobre cuál es la importancia de nuestra sexualidad, cómo influye esta en la sociedad y en el desarrollo de nuestra personalidad.
Creo que eso es lo principal, aunque más adelante encontramos otros desafíos, como que tengamos medidas completamente amplias sobre nuestro cuerpo y que podamos elegir sobre querer ser madres o no, por ejemplo, si maternar o no. Existen muchos lugares donde todavía es prohibido tomar decisiones sobre nuestros cuerpos, decisiones que son tan básicas como querer conservar todas las partes del cuerpo. Hay países donde aún hoy se practica la ablación, la mutilación genital femenina.
Necesitamos poder decidir y respetar nuestro cuerpo completamente, pero también necesitamos que nos dejen, si así lo queremos y decidimos, trabajar libremente y con todos los derechos en la prestación de servicios sexuales. Eso también es muy importante, que acabe la persecución hacia las trabajadoras sexuales en muchos lugares del mundo, puesto a que se les maltrata y vulnera. Eso también es violación de los derechos humanos.
¿Qué medidas propone para garantizar la protección de los derechos sexuales de las personas y erradicar la discriminación y el estigma asociados con la sexualidad?
Yo creo que todos los grandes problemas siempre llevan a un punto en común: la falta de educación. Hoy en día seguimos teniendo muchísimas violencia, sea por nuestra identidad sexual, nuestras prácticas sociales o nuestra libertad. Y todo ha sido porque ha faltado muchísima educación para que entendamos la diversidad, las diferencias, la libertad, las formas de expresión… La educación es la que nos va a salvar a todos. Nos va a permitir revertir los daños actuales, pero también darle a las nuevas generaciones espacios más seguros.
La educación sexual es un tema importante y, a veces, controvertido en muchas sociedades. ¿Por qué crees que es fundamental incluir una educación sexual integral en los programas educativos?
Yo creo que si hubiésemos incluido la educación sexual desde hace mucho tiempo nos hubiésemos ahorrado grandes problemas en la sociedad. Hubiésemos roto con la cultura machista de la violación, del agredir, del engañar, del tocar, del manipular y ejercida en su mayoría por los hombres. También le hubiésemos enseñado a las mujeres desde muy pequeñas a decidir sobre sus cuerpos y a ser muy claras sobre lo que les gusta y no les gusta, sobre lo que quieren y lo que no quieren, y sobre quién no puede tener acceso a sus cuerpos.
Entonces, yo creo que si hubiésemos empezado con eso no tendríamos un problema tan fuerte al que tenemos hoy en día: la cultura de la violación, del acoso y del feminicidio. Yo creo que ese sería un gran comienzo y seríamos personas muchísimo más libres, más íntegras y más completas, porque empezamos hablando de la sexualidad, que es el principio de todas las libertades y romperíamos también una barrera de doble moral y de mojigatería que hace parte de la misma mentira social de la corrupción. Es prácticamente eso, como una corrupción de las ideas, una corrupción de la moral y de la propia humanidad.
¿Qué estrategias cree que serían ideales para involucrar a los padres y comunidades en la promoción de una educación sexual informada y respetuosa?
Bueno, eso requeriría de un gran trabajo con muchos profesionales de la salud, con muchos psicólogos, psiquiatras y educadores que se involucren en formar una gran estrategia, y sobre todo naturalizar los cuerpos, el deseo, e incluso desde la niñez naturalizar el placer, las conversaciones que llamamos incómodas. Naturalizar lo natural, básicamente.
También es importante que estos espacios educativos estén en todas partes. Es decir, me imagino vallas publicitarias en las calles hablando de cosas muy básicas sobre la sexualidad. Eso me imagino. Me imagino que así como se han hecho tantos comerciales sobre “No maneje si está alicorado” o “No fume porque produce cáncer”, también que habláramos de la sexualidad, de lo importante de charlar sobre ella, de entenderla y de los riesgos también que incurren y que enfrentamos si no sabemos entender nuestra sexualidad y la de otros.