El teatro se transforma sin perder de vista su ADN
En el año 2003 nació en la capital colombiana la Asociación de Salas Concertadas de Teatro de Bogotá – Asosalas, para congregar a los escenarios independientes que privilegian la creación y circulación teatral, así como la formación e investigación del teatro y demás expresiones artísticas. Su actual presidente, Hernando Parra, trabaja por el fortalecimiento de las artes escénicas y el circo, impulsando el desarrollo de proyectos culturales y apoyando las iniciativas que promuevan el bienestar social de los artistas.
Para eso, el literato e investigador que, como señala, se acuesta y se despierta pensando en el teatro, avanza en el diseño y la implementación de planes y programas a nivel local, regional, nacional e internacional que tiendan al mejoramiento de la infraestructura teatral, el desarrollo del campo normativo del sector, la producción artística en las salas de la ciudad y el fortalecimiento de proyectos como el Festival de Teatro de Bogotá que se realiza, de la mano del Instituto Distrital de las Artes – Idartes, desde hace 15 años.
Con más de dos décadas como director teatral, estudios en humanidades, teatro y artes vivas, y su amplia experiencia como jurado del Programa Distrital de Estímulos del Idartes, Hernando Parra presenta la visión de las salas independientes de Bogotá, a propósito de las medidas de seguridad implementadas en el país, desde el pasado mes de marzo, para garantizar la salud e integridad de los artistas y los ciudadanos en general.
¿Cómo han funcionado las salas independientes durante esta contingencia?
Con decisión, entereza y mucha valentía, las salas han asumido el difícil reto de pasar de la presencialidad, nuestro hábitat natural, a la virtualidad; es decir; hemos pasado de unos servicios realizados en vivo a una oferta mediada por la tecnología, que nos ha exigido una nueva racionalidad para sobrevivir y resistir sin perder nuestra identidad. Este es un reto que implica revisar los procesos en relación con la creación, formación, investigación, circulación y apropiación de las artes escénicas y el circo, para seguir funcionando en los tiempos actuales.
¿Se han medido los impactos del cierre de los escenarios?
Realizamos un diagnóstico denominado Estado actual de las salas y espacios independientes dedicados a la creación, circulación, promoción y difusión de las artes escénicas y el circo en Bogotá, que nos permitió identificar las diferentes afectaciones que han sufrido los equipamientos culturales independientes, para aportar a la construcción de políticas que permitan, a las diferentes instituciones públicas dedicadas a la promoción de las artes y la cultura, plantear soluciones eficaces y asertivas.
¿Cuáles serían esas soluciones para el sector?
Desde Asosalas se elaboró un documento que contiene 15 propuestas a nivel tributario, legal y de fomento, entre otros aspectos, con el propósito de mitigar el daño que actualmente sufren las salas de la capital debido a la suspensión indefinida de sus actividades. Dicho material se socializó con el Ministerio de Cultura, la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte –SCRD y el Instituto Distrital de las Artes – Idartes.
Según el balance realizado, ¿cuál es la mejor estrategia para rehacer la programación de las salas?
Consideramos que la estrategia más adecuada es el establecimiento de acciones con la mayor cantidad de salas de la ciudad. El primer paso, entre muchos otros, es crear una cartelera que reúna la programación de nuestros espacios y, de esta manera, posicionar la actividad teatral en amplias campañas de opinión pública y difusión mediática, así como generar estrategias y acciones para promover en medios masivos y alternativos de comunicación, los diferentes eventos o actividades de nuestros equipamientos.
Durante varios años, Asosalas y el Idartes han realizado el Festival de Teatro de Bogotá, ¿cómo construir el evento en estos tiempos de no presencialidad?
Lo construiremos a partir de una lectura del actual contexto, de reconocernos como parte de una red en la que todos los agentes de la comunidad teatral se encuentran inmersos, de afianzar los lazos de trabajo colaborativo y cooperativo con nuestros aliados, de no perder el poder crítico del Festival de Teatro de Bogotá en lo que se refiere a transformar paradigmas estéticos, formas de expresión y de comunicación y, obviamente, en virtud de mantener la relación con el público. Ese lazo de afecto que nos ha posicionado dentro del calendario anual de eventos culturales de la ciudad.
Y en ese orden de ideas, ¿qué pueden esperar los ciudadanos para la versión 2020 del Festival?
Es claro que nos transformaremos sin perder de vista nuestro ADN, nuestra esencia; pues hemos sido y no dejaremos de serlo, la fiesta que ha reunido durante tres lustros, cada año durante dos semanas, a los medios de comunicación, a distintas entidades públicas y privadas, y a todo tipo de público de la ciudad alrededor de las más diversas y disímiles manifestaciones bogotanas de teatro de sala, teatro de calle, teatro de títeres, teatro comunitario, teatro infantil, teatro gestual y teatro joven, entre otros.
¿Cómo están trabajando en conjunto con el Idartes para sacar adelante el Festival?
Se han realizado una serie de mesas de trabajo con la intención de, por un lado, diseñar el Festival de Teatro de Bogotá 2020 bajo la premisa de crear nuevos canales para la circulación de las obras de las agrupaciones teatrales bogotanas y, por otro, mantener vigentes las salas buscando nuevas estrategias para la monetización del ejercicio artístico.
Finalmente, ¿cómo mantener vivas las salas de la ciudad?
Las salas son una de las principales vitrinas de la ciudad para dar a conocer las búsquedas, los procesos y los hallazgos creativos de dramaturgos, pedagogos, directores, actores, investigadores, diseñadores y críticos de corta, mediana y larga trayectoria; por eso, haremos parte activa del equipo que diseñe, implemente y ejecute los protocolos de bioseguridad para la reapertura. No se nos ha olvidado que para seguir vibrando, respirando y palpitando con las artes escénicas y el circo, las cuales se realizan y practican en vivo, debemos garantizar la seguridad de nuestros equipos creativos, técnicos, logísticos y de producción y, sin lugar a dudas, de los espectadores. Nuestra principal tarea será entonces construir confianza para que, ojalá muy pronto, nos volvamos a abrazar.
Por Yeimi Díaz Mogollón