Raíces en el viento
“Mi corazón ya no podía aguantar más, era tan grande la tristeza que desde ese día supe que ese no era mi lugar y decidí irme de allí sin decir nada”, escribe Sharit Kapera en su crónica La marca del corazón, uno de los 14 textos que componen Raíces en el viento. Crónicas de mujeres víctimas del conflicto armado
Este libro es un relato íntimo que logra exteriorizar y materializar las emociones e historias de vida de un grupo de mujeres víctimas del conflicto armado que se vieron forzadas a desplazarse de sus territorios como consecuencia de la guerra.
Raíces en el viento: Crónicas de mujeres víctimas del conflicto armado es producto de un proceso de formación artística en el área de literatura, de la línea Converge Crea, en el que participó un grupo de mujeres y al que se unieron varios aliados institucionales.
La artista formadora María Fernanda Henao, del área de Creación Literaria del Programa Crea, quien acompañó este camino, explica cómo se desarrolló el proceso de acercarse al pasado de estas mujeres y llegar a las crónicas que hoy en día acompañan el libro.
“Los primeros ejercicios de escritura se evocaron mediante diversos temas, temas más cotidianos para ellas, sin necesidad de transportarnos en primera medida a recuerdos violentos. Hablaron de su infancia, de juegos, vivencias, se intentó realizar un acercamiento al lenguaje literario, les interesaba contar y escuchar”, afirma Henao.
Y es que a través de la literatura y el arte, las participantes encontraron un lugar desde el cual podían expresar y materializar sus sentimientos y emociones frente a la complejidad de sus vivencias.
De esta manera, la escritura no solo se convirtió en una acción reflexiva en la que las autoras se conectaron con su pasado, le dieron nuevos significados a sus recuerdos y encontraron otras formas de entender diferentes realidades sino que les permitió encontrarse en el relato de los otras y reconocerse en el dolor, en la fuerza y en la resistencia de otras mujeres.
“En estos procesos es fundamental el recordar para no olvidar y sobre todo para que no vuelva a ocurrir. El pasar por la memoria, el recorrer de nuevo el dolor no fue sencillo para las participantes ni para mí, sin embargo, cada palabra, cada historia constituye una memoria nacional, es nuestra propia historia a diferentes voces, reconocer que, sin importar el origen, cada una de estas historias tiene valor e importancia en nuestra sociedad”, explica Henao.
Así, al permitirles expresar con palabras aquello que antes no podía ser materializado desde su propia voz, Raíces en el viento se convirtió en un pequeño paso en un complejo proceso de sanación y reconciliación de cada una de las mujeres que participaron en él, para consigo mismas, sus historias y su entorno.
“El sanar las heridas no es sencillo, las lágrimas y el dolor acompañan en cada instante a nuestras participantes. Como seres en continua reflexión encontramos que no solo podemos dañar y destruir, sino que somos creadores en constante acción y como lo menciona el filósofo Barthes, el proceso de creación también está constituido por la escritura, es decir la escritura nos permite aportar nuevas formas de ver y entender el mundo”, añade la artista formadora María Fernanda Henao.
Al proceso de escritura se sumó un ejercicio gráfico, en el que niños y niñas pertenecientes a un taller de literatura del Crea Villemar, realizaron un acercamiento cuidadoso a los escritos y plasmaron, a través de dibujos, elementos significativos que quisieron resaltar de las historias.
Este es el caso de María Paula Rojas Rodríguez de ocho años, quien fue la encargada de hacer la ilustración de uno de los tres textos escritos por acompañantes del proceso y que también hacen parte del libro Raíces en el viento: Crónicas de mujeres víctimas del conflicto armado.
La joven explica que el proceso de ilustrar y dibujar las historias inició con la lectura del libro completo y que posteriormente eligió la crónica La maldición del abandono escrita por Kevin Parra, que la conmovió profundamente.
“Yo escogí el escrito, no solamente porque le sucedió a un niño sino porque es algo que a nadie le gustaría que le pasara, nadie quiere ser abandonado por sus padres (...) uno no se imagina que puedan llegar a hacerle cosas tan malas a las personas”, comenta al respecto María Paula Rojas.
Respecto a su ilustración, en la que un paisaje montañoso acompaña la enorme sonrisa de un joven de camisa azul y pantalón rosa, María afirma que pese a que ahora y con la habilidad que ha ganado en la práctica, siente que podría hacer una interpretación mejor, sigue contenta con los resultados obtenidos y cree que las autoras también lo están.
“Ahora pienso que puedo dibujar mejor porque ya ha pasado un tiempo pero me gustó bastante mi dibujo (...) Ellas (las autoras) estarían orgullosas del trabajo que uno hace porque uno hace las ilustraciones con lo que siente dentro del corazón porque uno también siente lo que ellas sintieron al escribir esas historias”, dice Rojas.
Mientras que para Peter Nicolás Andrés Galindo López, otro de los jóvenes ilustradores de este libro, no fue tan fácil ‘ponerse en los zapatos de las autoras’ como se dice coloquialmente.
“Es difícil meterse en el papel de una persona tan golpeada por la situación, pero yo al leer la historia una y otra vez, sentí como la historia de un corazón roto, pero con mucha energía y esperanza al final”, afirma Galindo López.
Su ilustración que acompaña la crónica La marca del corazón, escrita por Sharit Kapera, es un corazón azul y agrietado en cuyas fisuras habita una mujer que llora.
“No siento que el dibujo haya recalcado toda la historia en general, todo lo que se sufrió, pero creo que es un corazón sanándose lo que queda al final”, explica Peter Nicolás Andrés.
Y es que efectivamente el libro Raíces en el viento ofrece una oportunidad al lector para encontrarse con una mirada íntima y cercana acerca de lo que significa el conflicto, el desplazamiento y el dolor de la guerra, pero sobre todo, de lo que significa la fortaleza, la resiliencia, la resistencia y la necesidad de continuar a pesar de la adversidad.
“La presencia de la palabra en nuestra sociedad nos convoca a reflexionar, a plantearnos interrogantes que nos permitan avanzar en la búsqueda de sanar. Este ejercicio me afirma la necesidad de seguir generando más espacios por toda la ciudad, espacios empáticos y solidarios, en donde la palabra nos acompañe”, afirma la artista formadora María Fernanda.
Finalmente, Henao recuerda que el libro Raíces en el viento se encuentra disponible para su libre descarga en el sitio web que reúne las publicaciones del Programa Crea y que “Estos relatos no son solo historias escritas para sanar un dolor, estas historias demuestran una sociedad que necesita con urgencia seguir contando los estragos del pasado para evitar que se repitan, a su vez leer este pasado para comprender que todas las vidas y sus recuerdos son valiosos”.