Entrevistas

Oscar Ruiz Navia habla sobre su última película Fait vivir

Estreno mundial en línea de Fait vivir, espectáculo multifacético de música, danza, teatro y circo.
Sala Virtual Cinemateca de Bogota
Contenido

A propósito del estreno mundial de la película Fait vivir que se llevará de manera exclusiva para Colombia en la Sala  Virtual Cinemateca, conversamos con su director Oscar Ruiz Navia con el ánimo de conocer más sobre la realización de este film.

Dentro de las actividades especiales conéctese con las redes sociales de la Cinemateca de Bogotá el viernes 4 de septiembre a las 6:00 p.m. con el Cineclub Cinemateca donde estarán de manera virtual el director de la película, Felipe Guerrero y María Alejandra Briganti, montajistas del film para hablar sobre la reescritura en el montaje.

En medio de la situación actual por cuenta del COVID-19, el director de cine caleño reconocido por películas como Los hongos, El vuelco del cangrejo, Solecito, Epifanía, tomó la decisión de lanzar su nueva película Fait vivir on line, encontró una oportunidad para conectar al mundo con la alegría y pasión que tienen los integrantes de este grupo artístico.  

 

Disfrute esta conversación con el director aquí:

¿Considera que su película Fait Vivir es un retrato de familia? y ¿Por qué?

En esta película quise continuar una búsqueda en lo familiar, cómo seguramente la tuve en mis dos anteriores trabajos Los hongos y Epifanía, pero esta vez quería explorar el tema, no tanto desde mi propia historia personal, sino más bien a través de un proceso de exploración de una colectividad -en este caso la Orchestra GKO-  que forman en sí una forma propia de familia en la que  es evidente una alternativa a esa figura de la familia clásica, más conservadora, menos tolerante, incluso represiva. La comunión artística y la solidaridad entre todas estas personas me atrajo desde el principio. El niño, su madre y padre, luego su hermanita, otros músicos y bailarinas, todos yendo de un lugar al otro, compartiendo, aprendiendo, comunicándose, intentando comprenderse. Pienso entonces que la película si pretende retratar otras formas de hacer familia, en las que haya respeto, diálogo y libertad. Me gustaría que la gente al ver Fait vivir pueda hacerse preguntas sobre su propia vida y su propia manera de asumir la existencia.
 

¿Cuál es la relación de Macondo con la historia de los integrantes de GKO?

La obra multifacética creada por la agrupación se llama “MAKONDO”, con k, como un juego de apropiación libre de ese imaginario creado por García Márquez en 100 años de Soledad. En la obra de la Orchestra GKO, hay un pueblo perdido en el trópico gris llamado “MAKONDO” donde su poderoso rey ha prohibido la música, la danza y el color; un día llega en un barco una tropa de músicos, bailarines y artistas para traer soluciones a este pueblo sucumbido en la tristeza, oscuridad y violencia. Este mito que cuenta la agrupación, y que yo inserto dentro del relato de la película como la imaginación de nuestro narrador de 5 años, es obviamente una metáfora, una forma de hablar de nuestro país, un pueblo que seguro necesita salir de su enferma e histórica guerra.

 

¿Cómo fue el proceso de inmersión dentro de GKO?

Desde el año 2012 los conocí. Era el comienzo de su proyecto y planeaban una gira por Colombia. A finales de 2013 y principios del 2014 me monté en la caravana que ellos mismos organizaron por distintos poblados y ciudades de Colombia. Sólo después de esta primera etapa pude empezar a concebir la idea más profunda del film. No quería sólo hacer un registro de un viaje, por eso después de mucho trabajar en el visionado de las imágenes y sonido que ya tenía decidí emprender una nueva etapa de rodaje. Pasaron también varios meses antes de encontrar los recursos para poder diseñar una verdadera ruta de producción y posproducción. La coproducción con Telepacífico fue fundamental y más adelante el apoyo que conseguimos del FDC. El trabajo del coproductor canadiense Productions Girovago contribuyó también para que pudiéramos organizar un nuevo rodaje en Montreal.  Durante los 6 años que duró todo este proceso, hubo muchos “ires y venires”, pero al final siento que ese tiempo, que en un principio parecía muy extenso, al final le ha otorgado a la película una mayor profundidad. 

 

¿Por qué deja la misión de la narración del documental a un niño, a Manuk? 

Me acordé de las primeras imágenes que había realizado de la agrupación, cuando Manuk era tan sólo un bebé. Me gustaba verlo en medio de todos estos adultos, con esa mirada inocente, empezando a descubrir el mundo. En algún punto del proceso pensé que si él narraba la película podríamos crear otra dimensión, tendríamos múltiples opciones de montaje y narración. Decidí que el mito que cuenta la banda sería la propia imaginación de Manuk, otra realidad, y así también acercar la película a la ficción. Escribimos este narrador muchas veces, dudamos por mucho tiempo, al final asumimos el riesgo. Espero que la gente se confronte de diversas maneras al escucharlo. 

 

¿Qué encuentra de especial en los integrantes de GKO?

Su espíritu de solidaridad, su trabajo en equipo, su enorme talento para la música, la danza, las artes escénicas y circenses. Su compromiso con su propio arte. Su responsabilidad con su audiencia. Todas estas cosas no sólo me motivaron a realizar el filme sino que me inspiraron en mi propio camino como ser humano y creador. 

 

¿Considera que esas giras o travesías que tienen los artistas, algunas veces viviendo con lo justo son actos de resistencia?

Seguramente. Vivimos una época muy dura, y creo que el arte que se haga de una forma sincera y generosa, nos hará más fuertes como humanidad para así enfrentar todo lo que en este mundo se debe modificar.  Fait vivir, hace vivir!

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