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Entrevistas

La formación de planetas y la diversidad en la astronomía

La astrofísica Paola Pinilla cuenta sobre su trayectoria y la posición de las mujeres en este campo.

Este jueves 25 de marzo vuelven las conferencias Hablemos del universo del Planetario de Bogotá y, para esta ocasión, se contará con la participación de Paola Pinilla, MSc en física y doctora en astrofísica de la Universidad de Heidelberg en Alemania. A partir de abril, estas conferencias estarán volviendo al escenario, aunque también seguirán siendo transmitidas en vivo. 

Paola, quien en 2018 fue galardonada con el prestigioso Sofja Kovalevskaja Award, siempre supo que quería ser física. Actualmente trabaja como líder de investigación en el Max Planck Institute für Astronomie - MPIA - en Alemania y su grupo está conformado por seis integrantes de distintos niveles de estudios que investigan cómo nacen y se forman los planetas alrededor de estrellas jóvenes en discos protoplanetarios. Mediante una combinación de teoría física y observaciones, han podido entender nuevas estructuras, su origen, si son comunes o no, entre otras posibilidades e inquietudes que giran alrededor de los hallazgos. 

Pinilla aclara que todo esto lo han podido estudiar por medio de observaciones con telescopios como el Atacama Large Millimeter Array - ALMA y el Very Large Telescope - VLT en Chile, pues tienen instrumentos específicos que permiten ver con resolución los discos a diferentes longitudes de onda para reconstruir su estructura. Entonces, para esta ocasión, la conferencia Los primeros pasos de la formación de planetas, que será transmitida por Facebook Live a las 3:00 p.m. del 25 de marzo, se centrará en los modelos teóricos de la evolución del polvo en estos discos.

Además se compararán predicciones teóricas con observaciones actuales y se mirará cómo esto, junto con experimentos en laboratorios, está proporcionando información significativa sobre la manera en que las diferentes condiciones físicas desempeñan un papel crucial en la formación de los planetas.

Desde adolescente supo que quería estudiar física ¿cuáles fueron aquellos hechos o aspectos que la llevaron a decidir tan temprano sobre este camino?

Supe que quería estudiar física desde muy temprano. siempre estuve interesada por la ciencia. Mis papás y hermano me inculcaron la curiosidad desde pequeña. A mi hermano le gustaba mucho la astronomía y compraba revistas científicas, y con mis padres veíamos documentales de astronomía, como Cosmos de Carl Sagan. Todo esto me incentivó mucho. 

En octavo grado del colegio participé en las olimpiadas matemáticas y tuve la fortuna de ganar. Esto me llevó a creer más en mí misma. Además, muchos de mis profesores me incentivaron a estudiar física, me daban libros para leer. Cuando empecé a ver física en noveno supe que quería estudiar o matemáticas puras o física, pero decidí empezar con física en el pregrado pensando que de pronto estudiaría matemáticas también pero me enamoré de la física. 

¿Siempre se interesó por la astronomía? ¿o se fue inclinando hacia esto a medida en la que desarrolló su pregrado y maestría?

Yo sabía que quería estudiar física en parte porque me gustaba la astronomía. En el colegio me gustaba mucho y teníamos un grupo de amigas con el que nos reuníamos para hablar del tema y hacíamos seminarios. También íbamos a Villa de Leyva de vez en cuando a los congresos de astronomía. Siempre lo tuve presente y fue de los grandes motivos por los que estudié física. Sin embargo, durante mi pregrado en física y mi maestría no vi casi ninguna materia de astronomía, y me terminé apasionando mucho por la física. Me gustaron muchos temas como la física cuántica, la física de partículas y, cuando terminé mi pregrado hice mi investigación de maestría en física cuántica. Durante esta trayectoria me olvidé un poco de los motivos por los que quise estudiar física, pero una vez acabé la maestría quise hacer algo relacionado con la astronomía y apliqué a un doctorado en astrofísica. Fue como lanzar un dado, digo que fue como una cuestión de suerte, porque también apliqué a uno en física cuántica pero nunca me salió, entonces tomé el de astrofísica. 

Cuando llegué a la Universidad de Heidelberg no tenía muchos conocimientos de astronomía, solo lo básico, entonces me tocó empezar desde cero, pero tenía buenos fundamentos de física. 

Habla sobre su trabajo en la observación y la teoría ¿cómo fue esa transición de la teoría a lo observacional a lo largo de su carrera?

Cuando inicié mi doctorado venía con una fuerte experiencia en física y sobretodo con fuertes bases teóricas. Entonces, fue ahí donde empecé a formarme como astrónoma, pero siempre tuve ese enfoque de querer comparar mis modelos teóricos con observaciones.

Eso es porque, en principio, cuando estudiaba física cuántica lo que extrañaba mucho era tener esa manera de cuantificar qué tan bien están los modelos. La física cuántica es muy abstracta y quería hacerlo de tal manera en la que pudiese confrontar lo computacional con datos. Los físicos experimentalistas hacen laboratorios, y para los astrónomos, los laboratorios son los telescopios. Siempre estuve muy interesada en observaciones y durante mi doctorado tuve varias colaboraciones que me llevaron a conectarme con observaciones de varios telescopios en el mundo.

Cuando terminé mi doctorado estaba trabajando en un 70% con teoría y en un 30% en observaciones. El primer posdoctorado que me salió era en un grupo más observacional que teórico, entonces tuve la ventaja de trabajar con un grupo nuevo donde podía  aprender más de observación. Yo creo que mi transición terminó en un 50-50, pues ahora trabajo mucho en los dos. 

Es una buena combinación porque crezco paralelamente. Cuando tengo datos, trabajo en ellos y, sino, puedo trabajar en otras cosas. Por ejemplo, muchos telescopios cerraron por el COVID - 19, pero pude seguir con lo teórico. Puedo ser flexible, eso me ha mantenido muy ágil en el campo con grandes ventajas. En astronomía mucha gente trabaja en lo uno o en lo otro, y para mí, esta es una combinación especial y mucha gente se está dando cuenta de que tiene grandes ventajas hablar con los dos campos.

Menciona su pasión por diversificar la astronomía y sobre la importancia de tener un modelo a seguir, o alguien que guié a las mujeres que quieran perseguir carreras científicas ¿tuvo a alguien? ¿cómo ha contribuido en esto?

Crecí en una familia en la que mis padres trabajaban. Mi madre fue siempre muy trabajadora, entonces siempre tuve un ejemplo a seguir de una mujer fuerte, trabajadora y echada hacia adelante. Fue la cabeza de hogar, no solo como mamá, sino financieramente. Fue un pilar en la familia y eso me dio un excelente ejemplo. Sin embargo, en mi familia no hay ninguna persona que haga ciencia pura, de hecho, mi elección era una gran preocupación para mi familia, pues se preguntaban qué se hace cuando se gradúa de una carrera como física pura. 

La verdad es que, durante mi carrera no hubo muchos modelos. Durante la universidad en ese tiempo, la facultad estaba bastante dominada por hombres; había pocas mujeres profesoras y, las que había estaban a punto de retirarse o no eran colombianas. Durante el doctorado tuve la oportunidad de conocer a muchas mujeres colegas y ellas me dieron ese modelo a seguir. Durante mi posdoctorado conocí a mi jefa, una de las personas más influyentes en la astronomía a nivel mundial. Fue y seguirá siendo un modelo a seguir, siempre creyó mucho en mí, me ayudó y me sigue ayudando. 

Por otro lado, me interesa mucho diversificar el campo. He estado trabajando sobre todo en entender de dónde viene esa falta de diversidad. La pregunta es muy difícil de responder porque viene de cosas tan básicas como cómo criamos a nuestros hijos, qué hacemos como padres de familia cuando le damos una muñeca o un lego a un niño. Es entender cómo influimos en la manera de pensar, de si las niñas piensan que tienen unos roles y los hombres otros. He estado investigando los sesgos inconscientes principalmente en el campo de la astronomía, que también están en las maneras en las que vamos a contratar a alguien, cuando hacemos una entrevista, por ejemplo.

He hecho muchos trabajos en talleres para que la gente aprenda a trabajar en contra de esos sesgos inconscientes y, aparte de eso, motivar a las mujeres no solo en Colombia, sino a nivel internacional. Como mujeres tenemos características fuertes que pueden ser muy bien vistas en el campo. Esa es mi investigación, cómo evitar estos sesgos y comunicar esto a grandes escalas en varios institutos. 

¿Cómo ha sido su experiencia como mujer en este campo? ¿Ha  percibido el efecto Matilda o el leaky pipeline en sus estudios o a sus alrededores? 

Como mujer nunca me sentí discriminada y nunca pensé que podría llegar a ser menos que mis colegas hombres, creo que eso viene de la educación que me dieron mis padres y que recibí en el colegio. Interesantemente estudié en un colegio femenino en Bogotá, y a nivel de aprendizaje nunca tuve ese punto de comparación con hombres, entonces nunca se me ocurrió que un hombre pudiera ser mejor que yo. Pienso que esa falta de comparación con un hombre me ayudó a formarme pensando que todos somos iguales y, cuando llegué a la universidad, no me sentí menos que mis compañeros. Sí hubo comentarios de profesores que eran sexistas pero no me los tomé en serio y cuando llegué al doctorado lo noté más, de 15 personas, tres o cuatro no más éramos mujeres. La brecha va aumentando cada vez más a medida que vas avanzando profesionalmente. 

Hoy en día, en el departamento del instituto en el que trabajo, las personas de la facultad somos 16 y yo soy la única mujer. Yo nunca me sentí inferior, pero cuando me volví mamá me sentí en total desventaja con mis colegas hombres. En muchos aspectos, la responsabilidad aún recae en las mujeres y es algo natural, realmente traemos a los niños, ahí hay un balance que es difícil de compensar. 

Nunca he percibido el Efecto Matilda, pero el leaky pipeline sí. En mi doctorado tenía bastantes compañeras mujeres pero se han ido con el tiempo y la razón por la que se van es porque en esta carrera te tienes que mover de un país a otro y muchas mujeres sienten que no pueden mezclar la vida personal con todo lo que exige el campo. Las mujeres sí se van y se pierden en el camino, muchas compañeras se han ido, pocas han quedado. Es difícil pensar en candidatas porque no las hay, han llegado pocas a las posiciones de posdoctorado 

¿De qué manera nos permite entender mejor la evolución y la formación de planetas la observación en telescopios como el ALMA? 

ALMA es un telescopio especial, no es como lo imaginamos con espejos y lentes, sino que es uno en longitud de onda de radio. Son radio-antenas, como aquellas que veíamos anteriormente en Bogotá. Estas reciben ondas de radio que corresponden a una temperatura fría, por lo que con estas vemos el universo frío. Además, el telescopio está compuesto por muchas antenas, más de 60 y todas las señales se combinan para poder recrear una imagen. 

Como yo trabajo es cómo se forman los planetas alrededor de estrellas jóvenes y en estos sitios las temperaturas son frías, estos telescopios nos permiten ver este ambiente donde los planetas se están formando. La ventaja de este, es que como son 60 antenas, se pueden mover y tener distancias bastante grandes entre ellas, casi de 16 km, y entre más distancia, podemos observar con más detalle un objeto, o estas cosas alrededor de planetas jóvenes. A pesar de que estén muy lejanas, podemos llegar a resolver en detalle, distancias desde el Sol a la Tierra o del Sol a Júpiter. Es increíble porque nos ayuda a ver los detalles más precisos de estos lugares. Es por esto que ALMA ha revolucionado tanto el campo de la formación planetaria, antes solo podíamos ver discos que no tenían forma, no sabíamos si tenían estructuras y, ahora con ALMA podemos ver que sí, en el polvo y gas, ver dónde, cómo y cuándo se están formando planetas. 

 

Escrito por: Valentina Moya

Crédito imagen: MPIA graphics department