Crónicas

Con nuevas historias, vuelve a los hogares Cuéntame al oído

Este año, la voz que narra y acompaña tiene el propósito de llegar a más personas de todas las edades.
Cuéntame al oído
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En la escuela rural de Santa Sofía, municipio del departamento de Boyacá, la docente Ángela Acosta decidió utilizar la poesía y la literatura para impartir la Cátedra de la paz a los estudiantes de tercero a quinto de primaria, la materia que se da en Colombia desde el año 2014 y que permite a los educadores escoger los contenidos que les parezcan más pertinentes para difundir la cultura de la paz. 

Acosta inscribió a los niños y niñas en Cuéntame al oído, una iniciativa de la Sala Gaitán del Teatro Jorge Eliécer Gaitán que se gestó en 2020 y cuya dinámica consistió en llamar vía telefónica a quienes se inscribieran para declamarles poesía y narrarles cuentos de la colección Libro al viento, un programa ya bien reconocido en Bogotá por transformar los canales tradicionales por los cuales circulan los libros y la literatura. 

La profesora, proveniente de Bogotá, había participado antes en la actividad y, al terminar la llamada, consultó si era viable inscribir a sus estudiantes, pues consideró la iniciativa una gran herramienta pedagógica para la materia que impartía. 

En los títulos de Batata, del libro Memorias Palenqueras y Raizales, y Tigre, del libro Juan Sábalo, encontró el insumo ideal para enseñarles a sus estudiantes sobre la historia palenquera y sobre cómo se ha construido paz en los territorios, de una forma menos académica y más anecdótica y literaria. 

Aunque la falta de internet y la ubicación geográfica supuso problemas técnicos, se concretaron los horarios de las llamadas. Algunos de los estudiantes tuvieron que salir de la zona rural y acercarse al pueblo para tener señal y poder escuchar, en compañía de sus padres, hermanos o cuidadores las historias que, a través de un teléfono, les narraba el equipo de Cuéntame al oído del Idartes. “Lo bonito fue ver cómo cada uno de los niños interpretaba las historias de formas tan diversas”, dice Alexandra Lozada, locutora y narradora de esta actividad.

Pero estos niños no fueron los únicos que participaron en la iniciativa, que llegó hasta departamentos como Santander, Boyacá, Chocó, Antioquia y Tolima, entre otros. También la disfrutaron adultos mayores, que encontraron en estas llamadas una forma de sobrellevar la cotidianidad y la vida, en medio de esta emergencia sanitaria por cuenta del COVID-19. 

Su experiencia se sumó a la de alrededor de tres mil personas que se beneficiaron de Cuéntame al oído. La iniciativa sacó de su cotidianidad a ciudadanos de la capital, en principio, pero luego a las de muchas más ciudades y municipios nacionales, como Santa Sofía. Una de las beneficiarias fue Norma Ebrath, de 75 años, que vive sola en Barranquilla.

Su hijo Fernando la inscribió desde Medellín, donde él vive, con la idea de que tuviera un momento de esparcimiento y disfrute, y agradeció a los narradores que “le leyeran un cuento que la hiciera soñar y sonreír pues es invidente y eso limita aún más sus opciones de entretenimiento”. Ebrath encontró en estas llamadas una manera de emocionarse ante lo que podía suceder en las historias que le contaban y una razón para volver a levantar el teléfono y saber qué sucedió con uno u otro personaje. 

Pese a que fueron inscritos por sus hijos, era con los adultos mayores con quienes se acordaba el horario de la llamada, para asegurar que estuvieran disponibles y dispuestos a recibirla. Como ella, fueron decenas de personas de su edad las que encontraron en esta iniciativa no solo un momento de goce, sino de encuentro para discutir sobre las historias que encarnaban los personajes de las historias contadas. 

Algunos de los participantes se volvieron fieles seguidores de Cuéntame al oído y se inscribieron constantemente en la actividad, para mantener el curso de los relatos y disfrutar del libro completo, gracias a la curiosidad que sembraban los narradores profesionales en cada llamada. A lo largo del 2020, fueron leídos una y otra vez un total de veinte libros de Libro al viento.

No hubo un público determinado, sino que participaron personas de todas las edades. “Por eso no puedo decir que en algún momento haya sido monótono; ninguna llamada fue igual a la otra, así se tratara del mismo cuento o poema”, comenta la narradora.

 

Siguen las narraciones telefónicas

 

Cuéntame al oído no se detiene. Para este año, se continuará con la actividad, que tiene el propósito de llegar a cada vez más personas a lo largo y ancho del país. “La apuesta de esta iniciativa de la Sala Gaitán para este año es llegar a más personas que no tengan necesariamente un teléfono celular, como hicimos con los niños de Santa Sofía o con algunos adultos mayores. Que no poder diligenciar el formulario no sea un impedimento para que ellos puedan acceder a las experiencias artísticas”, explica Nathalia Rippe, gerente de escenarios del Idartes.

El propósito general es sacar a quienes reciben la llamada de la rutina, ponerlas a pensar en otro tipo de historias y, por qué no, contribuir a mejorar su humor, como la experiencia 2020 dio cuenta. Para el Instituto Distrital de las Artes - Idartes, además de haber logrado ser una experiencia gratificante para los usuarios, Cuéntame al oído es la posibilidad de acceder y crear otros mundos a través de una llamada y una invitación a narrar de una manera diferente, a explorar y descubrir nuevos títulos que conecten a los participantes con la cultura e historia colombianas.

Por: Sebastián Hernández Noreña
 
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