La apuesta de Juampis y su productora para seguir andando
“Esto es parte de una apuesta a largo plazo que genera nuevas posibilidades”. María Riaño.
María, cuéntanos la experiencia de Riaño Producciones frente a la pandemia.
Alejandro no ha hecho el primer show virtual. Un músico puede tocar solo frente a una pantalla pero el comediante necesita el feedback. Nosotros reaccionamos apenas vimos que iban a cerrar teatros. Habíamos logrado un modelo sostenible que nos permitía generar contenidos digitales gratuitos a los que la gente está súper enganchada, con un equipo de producción de 15 personas que se sostenía de la taquilla de los teatros. Lo digital está desvalorizado, los YouTubers generan contenidos orgánicos a bajo costo y eso se monetiza. Cada tres meses te llega un cheque de USD$2.000, eso sirve como un colchoncito pero es imposible que sostengas una empresa así. Por eso creamos The JPChannel, una plataforma de streaming que surgió con los contenidos de Juampis a la que vamos sumando otros comediantes y de otros lugares del mundo. Un portal de contenidos de humor, ¡eso no existe!.
En medio del afán de la pandemia salimos muy rápido. El primer día entraron a la plataforma 80.000 personas y solo quedaron suscritas 2.500 porque hubo fallos, mucha gente estaba furiosa, tanto que a Alejandro le tocó salir por primera vez como él mismo a explicar cómo se reparte el dinero y aclarar que el 50% de las utilidades se van para Techo Colombia. El ejercicio igual ha sido maravilloso, un aprendizaje increíble, ganamos un premio de Amazon de USD$100.000 para servicios web y hemos subsistido con la plataforma desde abril sin despedir a nadie.
¿Cuáles crees que fueron los factores de éxito?
Por un lado la gente estaba enganchada con los contenidos desde antes, y también hay una solidaridad con lo que hacemos porque la gente conoce el trasfondo: utilizar el humor como herramienta de transformación social. Tal vez si fuera un canal de comedia y ya no habría tenido el mismo apoyo; no solo es hacer reír, sino cómo usar ese poder de comunicación para generar cambios.
Háblanos de Domingo. Ha sonado mucho.
Es un formato nuevo pensado para lo digital. La historia fue escrita por Ricardo Silva Romero y la llevamos a escena con un elenco soñado en una puesta que mezcla lenguajes del cine, televisión y teatro, grabada en tiempo real, sin cortes.
¿Cuáles han sido los mayores retos?
Al principio era una obra interactiva con un player que permitía ponchar las cámaras para ver la obra desde lugares distintos. Sin embargo, el día siguiente al lanzamiento nos tocó cambiar la experiencia porque las ideas estaban más evolucionadas que la tecnología en Colombia. La gente que la vio en el extranjero nos escribió “¡Esto es una locura, alucinante, uno dirige la obra, la ves desde donde quieres!”, pero aquí la mayoría no pudo vivir la experiencia, se les quedaba trabada porque eran seis películas en simultáneo, o se presentaba algún problema con el navegador, el celular, o el Smart TV. El reto es entender los inconvenientes rápido y adaptarse. Ya no se pueden ponchar las cámaras, pero sí ver las escenas y los finales. Hubo una pérdida en la propuesta pero hay que observar y hacer lo mejor posible. Ricardo se lo estaba imaginando a través de un Zoom pero había que pensar en otro formato, que no fuera un streaming o pregrabados en donde no hay experiencia de ningún tipo, y eso es Domingo.
Lo otro bueno es la democratización, el contenido en las plataformas lo puede ver cualquiera a menor costo y desde cualquier lugar. Me llegan comentarios de Domingo desde Mocoa, donde no hay teatros, ellos no tenían esta opción. Yo creo que lo virtual llegó para quedarse, si bien nada reemplaza a la presencialidad, cuando vuelvan los eventos en vivo seguramente van a ocurrir en simultáneo de manera virtual, para poder expandirlos y ampliar audiencias.
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