“Baila, baila, de otra manera estaremos perdidos” Pina Baush

Desde la semana pasada, nuestra agenda cultural se ha enfocado en ofrecer a la ciudadanía historias contadas a través del cuerpo en movimiento. El Castillo de las Artes con el taller gratuito Vogue, cuerpo y feminidad en el que participa el colectivo House of Tupamaras; nuestra vinculación en la 5.ª Bienal Internacional de Danza de Cali, con el Focus Bogotá y las dos exposiciones de Performance, Cuerpo en ReExistencia y Resistencia Corporal, que alberga la Galería Santa Fe, hacen parte de las historias que hablan de arte, la resistencia y el cuerpo como escenario de creación y de interpretación de la realidad para afrontar el miedo que nos habita.

Todas estas manifestaciones artísticas donde el cuerpo reclama su protagonismo en la narrativa y en el escenario, se han convertido en una manera de dar cuenta de lo que ocurre en nuestra sociedad y de hacer visible otros modos de construir sentido. El cuerpo ya no es un territorio privado, porque ahora interpela al espectador, lo compromete con la composición estética y le asigna un lugar activo en la historia que cuenta.

A esta agenda se suma el ejercicio que hacemos en los territorios, para garantizar el pleno ejercicio y disfrute de los derechos culturales por parte de la ciudadanía. El sábado 17 de julio visitamos la localidad de San Cristóbal, en el marco de la estrategia Idartes es Bogotá. Allí conectamos nuestro cuerpo con el territorio.

Los sabedores indígenas de la Casa de Pensamiento Wawita Kunapa Wasi fueron los encargados de darnos la bienvenida. Descalzos, con sus pies conectados a la Tierra y nuestras manos apuntando a los cuatro puntos cardinales anunciamos nuestra llegada al territorio. Las presentaciones artísticas como la de Chirimía Infantil Ñuca del Programa Crea y las obras que realiza la comunidad en cerámica y vidrio de esta localidad dan cuenta de que el cuerpo es la herramienta por excelencia para la creación.

El 20 de julio es una fecha importante para reflexionar acerca del significado de la palabra libertad y de cómo hemos interpretado la independencia de nuestro país desde la cultura. Nuestro rol como promotores de la libre expresión, del ejercicio de los derechos ciudadanos a través del arte ha sido fundamental para construir diálogos colectivos y hacer que la corporalidad sirva de instrumento para liberar emociones, de entender las distintas facetas de nuestra identidad y de contar las historias que habitan en el territorio íntimo de cada artista. 

Como lo decía Pina Baush, nuestro cuerpo es un inagotable territorio de exploración y de creación. La historia es interpretada y estructurada a la medida del cuerpo. Dejemos que nuestro cuerpo hable y nuestras acciones determinen la historia.

Catalina Valencia Tobón