Joan Manuel Serrat canta en el escenario del JOrge Eliécer Gaitán

Tal vez fue la última vez del Mediterráneo de Serrat en Bogotá

El artista catalán cerró su gira ‘Da Capo’ en el Teatro Jorge Eliécer Gaitán.

“No van a ver la mejor versión de este concierto. Sería mucha casualidad. Pero van a ver la última. Así que ustedes podrán contar a sus nietos: yo estuve ahí”, dijo Joan Manuel Serrat tan pronto finalizó Mediterráneo, la primera canción del repertorio de su más reciente gira, que finalizó el pasado lunes festivo en el Teatro Jorge Eliécer Gaitán de Bogotá.

Serrat ya tiene 75 años. Es realista, y no sabe cuánto más durará su energía para compartir su música con el mundo. Sus seguidores también saben de las limitaciones que vienen con la edad y por eso hacen lo posible por verlo siempre.

Esta vez, el cantautor más importante de iberoamérica -no cabe duda de que lo es-, llenó dos días seguidos el recinto, domingo y lunes festivo. La primera noche habló sobre el Teatro Jorge Eliécer Gaitán, que ha unido su relación con Bogotá, y la segunda dijo que era el auditorio más puntual de América Latina, porque en otros hacen esperar media hora y generan algo de tensión en el público. “Aquí, en cambio, es este rigor cachaco. Nos tiene a todos perfectamente coordinados. Gracias porque empezar a tiempo para nosotros es una posibilidad de soltar los nervios que nos atenazan antes y para ustedes es una oportunidad de llegar un poquito antes a casa”, dijo entre sus usuales bromas.

Gran parte del público era cachaco. Además de escritores, políticos, periodistas y melómanos; asistieron padres, abuelos y abuelas abrigados con bufandas, guantes y gabanes. Ellas bien ‘puestecitas’ con toda la actitud de estar asistiendo a una trascendente velada. A pesar de ser día festivo, se vistieron para honrar la presencia de Joan Manuel Serrat en uno de los escenarios más tradicionales de Bogotá.

Con muy pocos gritos y sin la euforia característica de la mayoría de conciertos que se llevan ahora a cabo en el Gaitán, se sentía una potente energía entre los espectadores. Algunas veces cantaban y otras callaban cautivados por las palabras en catalán. Se sabían las canciones, pero en lugar de cantarlas preferían escucharlas, como si se tratara de una meditación colectiva.

Tampoco se vieron muchos teléfonos inteligentes encendidos. En cada tema, unas diez pantallas en toda la platea no perturbaron a quienes querían conectarse con el artista. Fue una puesta escena sencilla, adornada con una tela blanca tensada en la parte posterior del escenario, donde se proyectaban siluetas de barcos, peces, caballos, árboles, y otras imágenes. El cantautor estuvo acompañado de piano, teclados, viola, bajo, teclados, batería y guitarra, interpretados por algunos de los músicos que lo han acompañado toda la vida como Ricard Miralles y Josep Mas ‘Kitflus’.

Introdujo varias de las 29 canciones contando historias con la misma riqueza de vocabulario que caracteriza su obra musical. “Me gusta darle una pincelada cultural al concierto. No todo van a ser tetas y culos”, dijo, después de hacer algunas referencias a la mitología griega y a los troyanos, aclarando que no se trataba de los preservativos.

A lo largo del concierto le hizo varias dedicatorias al mar. Además de cantar dos veces Mediterráneo y tocar todos los temas en un orden distinto al del álbum homónimo; bromeó diciendo que todos los océanos eran afluentes de ese, del Mediterráneo.

Lejos de los chistes, Serrat también llamó la atención sobre la basura que depositamos en los mares y criticó las políticas de inmigración que cierran la puerta a los navegantes del sur, siempre con palabras que invitaban a la calma, a la reflexión.

Una rareza del repertorio fue el tema Luna, original en catalán, que interpretó en español. Cantó también en ese idioma, entre un repertorio que, además del álbum Mediterráneo tuvo canciones como Menos tu vientre, Penélope, De cartón piedra y Pare, con la que se despidió de esta gira y tras la cual dio un fuerte abrazo a sus músicos por acompañarlo.

"Ver el cierre de la gira Mediterráneo Da Capo en Bogotá fue un lujo. Serrat mostrando como debe ser siempre la vida de un músico y su obra. Aplausos de pie para él", dijo Andrés Wolf, un asistente que estuvo en las primeras filas.

Y con el público de pie, Serrat se despidió de quienes seguramente les contarán a sus nietos y bisnietos que lo vieron tocar por última vez Mediterráneo.

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