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Revitalizar las lenguas nativas, un desafío del país

En Colombia existen 69 lenguas nativas. Sin embargo, muchas están en peligro de desaparecer.
Miembro de la comunidad raizal de Bogotá
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“La lengua es el alma, la figura simbólica que enmarca el pensamiento, el conocimiento. A través de ella se describen nuestras características, nuestros orígenes y quienes hemos sido. En suma, yo creo que la lengua hace parte fundamental de la vida de los pueblos indígenas”. Con estas palabras Higinio Obispo, secretario General de la Organización Nacional Indígena de Colombia - ONIC, busca llamar la atención sobre la importancia de preservar las lenguas nativas,  llamado que se hace en el marco de la conmemoración que se realiza este 21 de febrero Día Nacional de las Lenguas Nativas en Colombia.

Y es que en el territorio nacional sí que se puede hablar de riqueza lingüística, pues, según datos de la ONIC, en el país se hablan 70 lenguas: el castellano y 69 maternas. Entre ellas 65 son lenguas indígenas, 2 criollas (palenquero de San Basilio y la de las islas de San Andrés y Providencia – creole), la romaní o romaníes del pueblo Room – Gitano y la lengua de señas colombiana. Sin embargo, el 40 por ciento de estas lenguas están en peligro de extinción, lo cual pone en riesgo la pérdida de todo un sistema de conocimientos, saberes culturales y de una forma de percibir el mundo. 

Para Carmensusana Tapia, misional encargada de Grupos Étnicos del Instituto Distrital de las Artes (Idartes) las lenguas nativas  son vehículos de cultura y son equiparables a cualquier idioma. No obstante, “estas lenguas nativas se posicionan como formas de comunicación marginadas, por ello están en riesgo de desaparición y al desaparecer se pierde una riqueza cultural y lingüística, sistemas cognitivos, epistemológicos y filosóficos. Se pierde la diversidad, que hace parte fundamental del patrimonio de la humanidad”. 

A este punto de vista se suma Marcus Antony Hooker, oriundo de la Isla de San Andrés, quien agrega para el caso del creole o kriol que “esta lengua es uno de los elementos culturales más importantes de los raizales, es su lengua materna, la del diario vivir, la del amor y el juego, la del luto y la fiesta y es muy similar al creole que hablan en Belice, Jamaica y otras islas del Caribe inglés. Sin embargo, durante muchas décadas este idioma fue menospreciado tanto por el Estado Colombiano como por la misma comunidad”.

De acuerdo con las cifras que arroja el Mapa sonoro de las lenguas de Colombia, las  que están en peligro de extinción son la achagua, que cuenta con 796 hablantes; la guayabero,con 617 hablantes; la chimila, sáliba, cuiba, miraña y cocama y las que están en situación crítica son las pisamira, nonuya, barasana, tariano, siona, carijona, muchas de estas de pueblos del Vaupés.

Por su parte, José Quinche, profesional de Políticas públicas de grupos étnicos de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, explica que existen varios factores que han incidido en la desaparición progresiva de las lenguas nativas, una de ellas es que la transmisión de la lengua entre los pueblos se ha visto interrumpida por la imposición del castellano en los entornos escolares.

Así mismo, la violencia en los territorios, la falta de reconocimiento y visibilización por parte del Estado sobre la importancia de estas lenguas en el engranaje cultural de la Nación, y la exclusión social que existe sobre estos pueblos en la grandes ciudades son otras causas de esta situación.

 A esto se suman, según explica el Banco Mundial en su artículo Lenguas indígenas, un legado en extinción, “aquellas causas relacionadas con los  niveles de pobreza y de exclusión social de los pueblos; también por conflictos políticos, falta de reconocimiento legal y eficiente de los derechos indígenas”. 

“Si bien se sabe que los procesos de cambio lingüístico y la desaparición de lenguas hacen parte de la dinámica de las prácticas lingüísticas y que esto ha sucedido a lo largo de la historia de la humanidad, la gran diferencia consiste en que actualmente tales procesos han aumentado en velocidad, extensión e implicaciones, y hacen parte de transformaciones más amplias que involucran la disminución en la diversidad cultural e intelectual, a favor de lenguas y culturas políticamente dominantes”, explica Ana María Ospina en el artículo académico Mantenimiento y revitalización de lenguas nativas en Colombia. Reflexiones para el camino. Forma y Función. 

App JEPA

En el país existen varias iniciativas que buscan la revitalización de las lenguas a través de las  prácticas artísticas de los pueblos y comunidades indígenas. Desde el Idartes, por ejemplo y con el apoyo de la Universidad Nacional, la Cámara del Libro y de la empresa Newrona, se creó la App JEPA, herramienta que da a conocer el lenguaje creativo y artístico que está detrás de los Okama, collares que realiza la comunidad Embera.

Por ello, al ingresar a JEPA, el usuario se encuentra con un desarrollo gráfico del mito que tiene el mismo nombre de la aplicación, que traduce serpiente, que da cuenta del significado de los colores, símbolos y la historia del territorio que se encuentra en los Okama, lo que redundará en que la ciudadanía empiece a valorar el lenguaje que hay detrás de estas piezas. Es decir que esta App, que puede descargar haciendo clic aquí, expone el territorio, tejidos y colores del pueblo Embera.

“El Idartes tiene por misionalidad garantizar los derechos culturales a través de las prácticas artísticas y en el caso nuestro, de la línea de Grupos étnicos, de los pueblos étnicamente diferenciados, sean nativos o migrantes; garantía en la que se incluyen los derechos lingüísticos, ya que algunas de estas prácticas permiten revitalizar una lengua con su comunidad de hablantes. Uno de los ejemplos que tenemos este año de garantizar los derechos culturales colectivos es el lanzamiento de JEPA”, explica la misional. 

Normatividad nacional

En Colombia se creó la Ley 1381 de 2010, que dicta “las normas  sobre reconocimiento, fomento, protección, uso, preservación y fortalecimiento de las lenguas de los grupos étnicos de Colombia y sobre sus derechos lingüísticos y los de sus hablantes”. Además de esta Ley, que  promueve la diversidad lingüística y la educación multilingüe, se creó el Plan Nacional Decenal de Protección y Fortalecimiento de las Lenguas Nativas, un mecanismo que da estrategias para salvaguardar y fortalecer las lenguas indígenas del territorio nacional. 

Ahora, como lo explica Quinche, “la ley sin acción no es ley y se necesitan  recursos que permitan materializar todas las acciones que están consignadas en esos proyectos, que no sirven de nada si se quedan en el papel”.

Sin embargo, revitalizar las lenguas nativas es una tarea que implica también  garantizar la existencia de la comunidad de hablantes y mantener la práctica de la lengua en el seno de la familia. 

 

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