Recorrido por la Requilina
Crónicas

Usme rural, cultural y diversa

Un sueño comunitario y rural, hecho realidad por la Corporación Campesina Mujer y Tierra

Ana Otilia Cuervo Arévalo es una campesina nativa de la localidad quinta de Usme, ella vive en la vereda la Requilina, tiene por profesión el trabajo social, y es una de las 12 integrantes de la Corporación Campesina Mujer y Tierra

Describe su localidad como un lugar soñado, y expresa que se siente muy feliz de hacer parte de la ruralidad. “Usme para mi es mi vida, es mi cuna, es donde he vivido los mejores años de mi existencia, es mi sitio, donde he podido realizarme como persona, dónde está mi familia, mis amigos y mis raíces, entonces para mi Usme es mi paraíso”, señala.

Desde el año 2012 esta lideresa con experiencia en turismo rural comunitario, hace parte de la Corporación Campesina Mujer y Tierra, fecha en la que se conformó esta iniciativa en la lucha por los procesos organizativos para defender el territorio rural, dada la problemática de expansión urbana que se encontraba absorbiendo las áreas rurales del gran Bogotá, y que para los campesinos de la ruralidad de Usme implicaba una enorme preocupación, pues amenazaba su entorno y calidad de vida. 

Fue así como decidieron unirse varias familias campesinas de la vereda la Requilina y el Uval, para demostrar la importancia de la conservación de su cultura, sus formas de vida cotidiana y la preservación del medio ambiente, a través de  un proyecto de agroturismo en el que dan a conocer a los citadinos, la impresionante zona paisajística, la belleza de las montañas  y sobre todo la calidad humana de esta comunidad de campesinos pujantes, que se sienten orgullosos de sus raíces como Ana Otilia.“Me siento orgullosa de ser campesina, porque son mis raíces, es mi identidad, es mi territorio y mi territorio es mi vida”.

Recorrido por la Requilina

La Corporación Mujer y Tierra ha sido un instrumento que ha promovido toda la recuperación de las prácticas culturales y patrimoniales del territorio de Usme,  ha contribuido a visibilizar a los campesinos de la localidad, y ha fomentado en jóvenes y niños la importancia de conocer la historia por medio de procesos pedagógicos. Asimismo, este entregado equipo de 12 personas que conforman la iniciativa se han preocupado por hacer un trabajo al interior de su comunidad, en el que concientizan a los mismos campesinos de esa historia rural, que es una riqueza cultural y social para ellos y para la ciudad. 

En la voz de Ana Otilia se siente su gran amor por la tierra y su territorio. Hace un especial énfasis en que la zona rural, no solo de Usme sino de todo el Distrito, es importante porque es la despensa hídrica, ambiental y agrícola con la que cuenta la ciudad. Bogotá se debe sentir orgullosa pues cuenta con campesinos que aún hacen visibles las raíces y las prácticas culturales ancestrales de la ciudad. 

Mujer y Tierra ha realizado un destacado trabajo tanto a nivel cultural como social, y su deseo es seguir impactando cada vez más esta localidad ubicada al extremo sur de Bogotá, razón por la que decidieron postularse en el 2019 a la beca de Idartes Rural que ofrece la línea de Arte para la Transformación Social,  de la que fueron ganadores; logrando evidenciar sus tradiciones, costumbres y formas de economía, todas muy distintas a las del Distrito. Con la beca, la corporación tuvo la fortuna de expandir sus actividades de apropiación social y visibilización de territorios, ampliando el recorrido por la ruta agroturística la Requilina, realizando trueques de productos agropecuarios por productos urbanos, compartiendo en  lunadas artísticas y siendo una vitrina para la presentación y el reconocimiento de grupos artísticos de la localidad, y por supuesto de la gastronomía típica de la región. 

Los bogotanos tienen un maravilloso territorio por descubrir dentro de su ciudad;  la Requilina cuenta con un gran tesoro y es el hallazgo arqueológico más importante de Sudamérica, tiene  fincas  productoras de alimentos, restaurantes de comida típica,  espacios para la práctica de juegos tradicionales, cabalgatas, y lo más importante, allí se encuentra una comunidad muy generosa y un territorio seguro.

“Espero que Dios me dé la posibilidad de continuar muchos años más de vida en estás áreas rurales, y  que con las acciones que en la Corporación hemos emprendido, en algún momento se consolide el borde urbano-rural para la localidad de Usme”, concluye Ana Otilia con el anhelo de que llegue el momento en el que los campesinos no tengan que luchar por la preservación de su territorio rural y que los demás entiendan la importancia del respeto por sus tradiciones y sus tierras.

Por Lina Vásquez