Público del festival

Todo por un festival

Artistas y agrupaciones emergentes, encuentran en las plataformas de los Festivales al Parque más que una oportunidad.

La música es una pasión, un sentimiento que corre por las venas de miles de personas, una ilusión que nace cuando se conforma un grupo sin importar el género, porque todos tienen un mismo latir, un sueño que los lleva a intentarlo todo para ganarse un espacio en los más imponentes escenarios musicales del país, estos que permiten soñar con un mejor futuro y creer que brillar es posible.

Este es el sueño de la mayoría de los integrantes de agrupaciones de rock, salsa, hip hop, jazz o sonidos colombianos que habitan la capital del país, pues en ellos se alberga la esperanza de ganarse un cupo en los cinco Festivales al Parque que realiza el Instituto Distrital de las Artes -Idartes a través de una oferta pública que les permite luchar por un espacio, por un sueño, por una  transformación posible.

Y si, seguramente para llegar a las tarimas de los Festivales al Parque es necesario intentarlo más de una vez. Muchas agrupaciones lo hacen, presentan sus propuestas año tras año, con la única intención de ganarse uno de los cupos, algunas lo logran, otras no. Sin importar la cantidad de requisitos, preparan cada detalle con el objetivo de llegar hasta el último filtro, un jurado encargado de seleccionar el  talento local para cada uno de los festivales.

Todo por lograr la meta de llegar a esta plataforma musical, una de las más importantes del país. Llegar para ellos es  una gran alegría porque  saben lo que significa estar en estas imponentes tarimas,  espacios donde todos son protagonistas, donde tanto el artista internacional como el  nacional tienen un mismo lugar, un mismo valor y un solo latir en el  momento de apoderarse del escenario, dejándolo todo, dejándose llevar por el baile, el pogo o el joropo y el sentir de miles de asistentes.

Este es el caso de Mad Tree, una banda bogotana que logró su objetivo después de presentarse varias veces. “Para nosotros fue una experiencia muy gratificante, porque a nivel nacional el Festival Rock al Parque es muy reconocido. Poder decir que hicimos parte del evento nos pone en un pequeño escalón un poco más alto en nuestra carrera, muchos  grupos  no han tenido este privilegio”, dice Nicolás Gutiérrez, integrante de la banda.

El mayor premio es conquistar al público, ese público fiel, pero exigente,  que año a año les abre las puertas, los escucha y les da la oportunidad de mostrar por qué se ganaron este lugar, y claro esto es un reto, porque al estar en tarima son ellos los protagonistas, los que sorprenden a sus seguidores y los que conquistan nuevos corazones.

Para Steven Baquero Vargas, vocalista y guitarrista de Apolo 7, Rock al Parque fue el punto de quiebre para poder pasar de ser una banda emergente a posicionarse como una banda con mayor reconocimiento a nivel nacional. “Rock al Parque es una vitrina muy importante para las bandas y permite, no solamente ir a tocar y decir que hicimos parte del festival más importante, sino también sirve para ganar público y abrirnos puertas nacional e internacionalmente”.

Llegar a la tarima de un Festival al Parque es la recompensa al  esfuerzo, a la dedicación y a las ganas. Es la prueba definitiva de que si se puede. Pero esto no termina aquí, porque más allá de obtener un reconocimiento económico, de ser parte de ese listado de artistas que mencionan los medios de comunicación y las redes sociales, el llegar al escenario les trae otros premios, sin duda uno de ellos es ganar miles de seguidores y seguir fidelizando los que ya tenían, todo esto lo logran porque, una vez pisan estas tarimas, pueden acceder a nuevos e importantes escenarios como las ruedas de negocio organizadas por el festival.

Estas ruedas son un espacio de encuentro entre las agrupaciones ganadoras con profesionales internacionales, nacionales y locales de la industria musical, donde se generan vínculos directos entre los artistas y los programadores de festivales, escenarios y circuitos. Esas son oportunidades reales de circulación en algunos de los festivales nacionales e internacionales más importantes.

“Rock al Parque, además de ser una meta para las propuestas distritales, también es un eslabón para la proyección internacional. Es decir, Rock al Parque es una vitrina para que tú puedas compartir tu propuesta con personas con las que a veces no es muy fácil llegar mediante la autogestión. A nosotros el festival nos permitió ser vistos por varios promotores y programadores internacionales y por eso entramos a ser parte de dos grandes carteles muy importantes de Latinoamérica”, dice Sebastián Izáciga, cantante y guitarrista de Mad Tree.

Espacios y sueños que se logran gracias a la entidad distital que trabaja por el arte y la cultura, el Instituto Distrital de las Artes - Idartes porque el arte sí tranforma.