“Nos hace falta reflexionar sobre la verdad"
Fabio Rubiano escribe y dirige la nueva coproducción del Teatro Jorge Eliécer Gaitán y su grupo, Teatro Petra, titulada Cuando estallan las paredes. A pocos días del estreno, el dramaturgo ensaya a doble jornada en el salón de los espejos del Jorge Eliécer Gaitán, desde donde habla de su nueva obra, del proceso de creación, de los temas que trata y de la actualidad nacional.
La obra estará en temporada desde el próximo 9 de mayo, las boletas ya pueden comprarse a través de Tuboleta.com.
¿Qué significa hacer esta coproducción con el TeatroJorge Eliécer Gaitán, cómo nació Cuando estallan las paredes?
Desde hacía mucho tiempo, había una idea de hacer teatro sobre quienes ejercen acciones de terror, o quienes ejercen el terrorismo, pensando, por ejemplo, en cuáles serían las razones.
Alguna vez escuché una historia sobre los argelinos, de cuando eran una colonia francesa y se estaban independizando. Los argelinos hacían actos de terror en escuelas o en lugares públicos, dejaban una maleta bomba y esta explotaba. Entonces les preguntaban por qué hacían eso y ellos decían ‘es que nosotros no tenemos fuerza área’, los franceses sí, nosotros solo podemos poner un maletín, en cambio ellos bombardean. En medio de la guerra de liberación su ejército era ese.
Ante eso, uno dice que en parte tiene lógica, como las lógicas del terror, no es que sea lógico sino que tiene como unas razones, tiene unas justificaciones académicas o históricas, pero no son justificaciones morales, porque para asesinar o para matar nunca hay una justificación, nada justifica el asesinato y la muerte. Sin embargo sí veíamos cuáles son las razones dramáticas que tiene este personaje para hacer eso.
Luego eso pasó a un segundo plano, el primer borrador se hace en un viaje, me acuerdo que estábamos girando con Labio de liebre y aparece el primer borrado: es un grupo que prepara un atentado contra una familia y vemos la familia, cuál es la vida de la familia, la vida de la gente que prepara el atentado, cómo los dos empiezan a hablarse, ahí está el germen. Después ya deriva en otro tipo de cosas, como: a quién le interesa que haya terrorismo, a quién le interesan los actos de terror; claro, al grupo que lo pone, aunque también hay algunos líderes o falsos líderes que están interesados en que haya actos de terror, en que se maten policías, necesitan la foto de un policía muerto para exhibirla frente a la opinión pública y que su presencia en el universo político sea necesario. Por eso tanto nerviosismo con que se firme la paz, con que se acabe el terror, con que se acaben los actos terroristas, con que podamos convivir en paz, eso debe asustar a muchos, porque tienen como negocio la muerte.
Cuénteles a nuestros lectores sobre esos borradores de los que nos habla, ¿cómo fue el proceso de escritura de la obra?
Había una estructura de la pieza, estaban definidos ciertos personajes, de hecho, había muchos más personajes, había como 21 personajes y quedaron solo diez. Tenía muchísimas escenas, algunas se las leí al grupo antes de empezar los ensayos, luego ya comenzamos los ensayos a partir de ideas, todavía no habían leído ningún texto. Después, cuando ya avanzaron, les entregué el primer borrador y ahí se leyeron cosas, todavía no estaba el final.
Se empezaron a ubicar y todo se empezó a refinar poco a poco, así les fui entregando el texto, en parte con las ideas que había, en parte con la alimentación de ciertos ejercicios que se hicieron acá y quedó un texto final, que nunca es un texto final, hoy todavía se estaban arreglando textos, digamos que ya hay una estructura completa, la obra está montada de principio a fin, pero los detalles van cambiando.
¿Se puede pensar entonces en Cuando estallan las paredes como una creación colectiva?
Sí. Para Cuando estallan las paredes no hubo un texto definitivo antes de empezar, diferente a Labio de liebre, que si estaba prácticamente terminada. Aquí había muchas escenas que daban para tres obras, entonces lo que yo hacía era leer escenas, a este personaje le pasa esto, a este personaje le paso esto… Leía momentos como para que se fueran ubicando para que el ejercicio y la improvisación no fuera como volado.
¿Cuál es la diferencia entre terror y terrorismo?
El terror es un género, el terrorismo es una acción que tiene muchas definiciones, puede ser ante la ausencia de escucha, alguien encuentra el terrorismo como la única forma de que lo escuchen y obviamente estoy dando razones, no justificaciones. Una definición que a mí me gustó mucho: ‘Un terrorista era un revolucionario sin talento porque si tuviera talento utilizaría otros mecanismos para ello’.
Es también una forma de decir que en la obra se dice: ‘queremos que ahora ustedes sientan el dolor que nosotros hemos sentido durante muchos años’.
¿Falta reflexionar desde las artes el concepto de terrorismo en Colombia?
Ahí hay dos respuestas.
- Cuando estallan las paredes está hecha para generar, en lo posible, placer estético más que generar reflexiones.
- Yo sí creo personalmente que necesitamos reflexionar más, por eso digo que la respuesta la divido en dos.
Una cosa es lo que yo pienso, otra cosa es la obra. De pronto los personajes de la obra hablan no como yo pienso, sino como ellos piensan. Aquí es muy difícil identificarse con alguno. Yo pongo las partes que forman parte de un conflicto a que discutan, a que establezcan las relaciones que ellos mantienen, a encontrar las razones que tiene cada uno para ejercer el terror desde su perspectiva, como decir: es que los muertos siempre los ponemos nosotros, es un ida y regreso.
¿Qué nos falta reflexionar?, claro que sí, sobre todo reflexionar acerca de la verdad, porque como la mentira es tan fácil, tan popular, la verdad en cambio sí toca investigarla. Para la verdad se necesita profundidad, investigación, análisis, estudio, lectura, paciencia, tiempo, en cambio la mentira es facilito, decir ‘castrochavista’ o vamos a llegar al comunismo, utilizar el discurso de los años 30´s, o de los años 40´s o un discurso antisemita o utilizar frases que ya han sido utilizadas en otros procesos absolutamente antidemocráticos, eso es muy fácil y se sabe que cala entre el imaginario colectivo. Entonces, claro que nos falta reflexionar, ¿qué hacemos nosotros con una obra?, preguntas.
¿Cómo es la estética del terror, cómo será la puesta en escena?
Eso se ha trabajado muchísimo porque como teatro hacer un referente realista es absurdo, querer trasladar la vida real al escenario es absurdo, no es creíble. El sexo y la violencia en el escenario, si se tratan de hacer con realismo, son falsos. Yo he visto piezas en las que hay sexo en vivo, la Fura dels Baus presenta en XXX una escena en la cual se masturban de verdad, hay eyaculaciones reales y eso no produce un efecto, entonces siempre buscamos mirar cómo es la representación poética de un hecho de terror, de un hecho terrorista, cómo se manifiesta una explosión, cómo se expresa un cadáver, cómo se expresa una masacre, con qué lo utilizamos, pues con los elementos que tenemos, con el cuerpo, con la narración, con las máscaras, con la ironía y a veces paradójicamente con el humor, pero el humor no porque queramos hacer chistes sino por lo alterado y lo absurdo de nuestra realidad.
¿Se puede pensar en Cuando estallan las paredes como una continuidad de Labio de liebre?
Puede ser el otro lado. En Labio de liebre evidentemente era un paramilitar, a pesar que doña Alegría de Sosa le diga: “Los del otro lado nos decían lo mismo, son igualitos”. Para una víctima, que lo mutile un paramilitar o que lo mate un guerrillero, no hay diferencia. Acá ya hablamos de un grupo rebelde que está preparando un atentado por las razones que plantea. Al interior del grupo hay discusiones y hay ambigüedades, hay alguien que dice vamos a tener el asesinato y tiene que ser selectivo y el otro dice ponemos la bomba y que vuele todo el mundo porque lo que necesitamos es que caiga el objetivo. Esa es la diferencia entre un rebelde y un terrorista. El rebelde tiene un objetivo selectivo, el terrorista es a lo que caiga.
¿Son los personajes de la obra reflexiones sobre nuestra propia violencia y terror?
Sí, uno no puede hablar nada de lo que no vive.
Yo odio ser alegórico, pero evidentemente si hay referentes de nuestra realidad, estamos en un proceso coyuntural desde hace 200 años, estamos en coyunturas permanentes, que la Constitución, que la firma de la paz, que el intento fallido, que el giro a la izquierda, que el giro a la derecha, siempre estamos en momentos coyunturales, nosotros no tenemos unas sociedades como Noruega o como Bélgica, donde todo transcurre dentro de cierta normalidad, o Suiza con una democracia absoluta, donde todo lo decide la población, son sociedades que viven muy bien, nosotros no estamos acostumbrados a eso, todo es coyuntural. Entonces, en este momento, cuando uno habla de esta pieza, sí se parece a momentos que estamos viviendo, pero se hubiera podido presentar hace 50 años y tenía unos referentes parecidos.
¿Piensa en los espectadores cuando crea sus obras?
Siempre, nosotros siempre pensamos en el espectador, no conceptualmente o temáticamente o éticamente, para darle gusto o darle disgusto. Pensamos en la construcción estética, que sea con los mejores estándares de calidad. Ya la posición que tengan los personajes si es de absoluta libertad y sabemos que alguno les va a molestar.
El espectador nos interesa para establecer lenguajes de comunicación. Labio de liebre es la pieza más realista que hemos hecho, a pesar de todas las alteraciones, mientras que Cuando estallan las paredes sí es mucho más fracturada, a pesar de que sí hay una historia, un grupo va a cometer un atentado contra un personaje particular y en esa historia se teje todo lo que sucede alrededor.