María Mercedes Carranza en Taganga, Santa Marta.
Crónicas

Feliz cumpleaños número 75 a María Mercedes Carranza

Melibea, su hija, y otros amigos conmemoraron la vida y obra de una de las grandes poetas bogotanas.

El Instituto Distrital de las Artes - Idartes a través de su Gerencia de Literatura entrevistó a artistas y amigos de la poeta para conocer de qué manera la recuerdan y cómo mantienen viva su memoria. Entre los invitados estuvieron Darío Jaramillo Agudelo, María Gómez Lara, Federico Díaz-Granados, Carmen Barvo y, por supuesto, su hija Melibea.

La cama de María Mercedes Carranza era un espacio amplio para su proceso creativo. Este era el escenario de diferentes imágenes que quedaron en Melibea. Hubo una en particular que recuerda con precisión: María Mercedes sentada en la cama, con un mapa de Colombia en la mano. Sus ojos y su mente revisaban algunos de los puntos geográficos del territorio colombiano en los que ocurrieron masacres. Lápiz, esfero, papel periódico. Ella, la poeta de la Generación desencantada, escribía, leía, tachaba, arrugaba, tiraba a otro lado. Repetía hasta sentirse a gusto con el resultado. “Parecía un barco en un mar de versiones rechazadas”, dice Melibea. En este caso, la embarcación perdida entre ideas descartadas se convirtió en El canto de las moscas. La escena de su madre en cama, creando, y rodeada de papeles, era constante. 

Las palabras que escoge Melibea al hablar de su madre son las de una estudiosa. Después de la muerte de María Mercedes leyó toda su obra, “nunca pensé que en mi casa habitara una poeta tan poderosa”, y al decirlo se entiende que esta afirmación no es el resultado de un momento aleatorio: en ella hay horas y horas de lectura, también de reposo, de confrontación de ideas que hacen impensable dudar sobre su veracidad. Esta idea, desde luego, no es singular. El poeta Federico Díaz-Granados dice que “la voz de María Mercedes dejó testimonio de un tiempo y una época que siempre estará en la memoria de todos”. Sí, definitivamente fue una poeta poderosa.

De acuerdo con Melibea, su madre era tímida al momento de compartir sus poemas. Como directora de la Casa de Poesía Silva evitaba usar este espacio como una plataforma de autopromoción. Melibea se ha encargado de que la memoria de su madre llegue a más personas, a nuevas generaciones. Por esta razón ha aceptado “mantenerla a salvo del olvido” y permanece abierta a traducciones, tesis académicas o reediciones de la obra de María Mercedes, “lo que sea después de que sea fiel y amoroso con la memoria de ella”, afirma.

María Mercedes Carranza además de poeta fue periodista y gestora cultural. Dirigió la Casa de Poesía Silva desde su inauguración el 24 de mayo de 1986, hasta el 11 de julio de 2003. A propósito del trabajo que desempeñó como directora, Carmen Barvo, exdirectora de Fundalectura y amiga cercana de la poeta recuerda que desde la dirección “daba a conocer en Europa las voces (de poetas) más importantes de América Latina, especialmente las de los colombianos”. Desde la entidad cultural logró gestionar eventos trascendentales para la cultura colombiana como La poesía tiene la palabra en 1987 en Bogotá, Medellín, Cali y Cartagena; Alzados en Almas en 2000 y Descanse en paz la guerra en 2003.

Al revisar sus constelaciones familiares es inevitable no elaborar conjeturas sobre la predestinación de convertirse en una artista e intelectual. Hija del reconocido poeta y diplomático Eduardo Carranza y su tía abuela materna fue la escritora Elisa Mújica. Su padre representó una figura presente desde pequeña y hasta la edad adulta: mientras sus otros hijos estaban en un internado en España, María Mercedes estaba ahí, en casa. Ella creció, los lazos afectivos entre el padre y la hija también. Literariamente  admiró su poesía. “Tenía unas grabaciones en casete (de sus poemas) y los escuchaba a menudo”, cuenta Melibea al recordar que su madre pasaba horas reproduciendo las cintas.

¿Cómo vive en su memoria?

Darío Jaramillo Agudelo, poeta, novelista y ensayista recuerda a María Mercedes Carranza como “una mujer muy excepcional, principalmente por esa sorprendente coherencia entre lo que pensaba y lo que hacía, con una absoluta honradez frente a ella misma y sus amigos. Era una persona en quien confiar. Aparte de esa calidad humana, María Mercedes escribió excelentes poemas, todos nacidos de su vida cotidiana, de su intimidad. Y estaba tocada por el don de la poesía: versos escritos hace cincuenta años o hace veinte y que conservan su frescura y su capacidad para conmover”, afirma. 

La poeta María Gómez Lara se sumó a la conmemoración de los 75 años de nacimiento recordando de qué manera vive la obra de la poeta en su memoria: “Mantengo viva su memoria volviendo una y otra vez a sus poemas, repitiéndolos de memoria. Sus creaciones me acompañan y cada vez que me encuentro con la poesía de María Mercedes Carranza me vuelve a asombrar y me vuelve a emocionar”.

Carmen Barvo, quien acompañó de cerca el proceso creativo de María Mercedes, la recuerda estos días releyendo algunas de las obras de la biblioteca de novela negra que heredó de su amiga. Ambas fueron muy aficionadas a este género, y comparte que la poeta tenía acaso todas las publicaciones de Georges Simenon, autor destacado de este tipo de narrativa. De hecho, entre Melibea y su madre existía un pequeño ritual que giraba en torno a este tema: ambas se reunían algunos domingos a ver series televisivas de misterio.

En este video conmemorativo compartimos el poema Oda al amor, de autoría de María Mercedes Carranza, que además es leído por ella misma. Las fotografías que aparecen a lo largo del video las compartió Melibea con la Gerencia de Literatura del Instituto Distrital de las Artes - Idartes.

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¿Quién fue María Mercedes Carranza?

Nació en Bogotá el 24 de mayo de 1945. Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de los Andes, se graduó con la tesis titulada Carranza por Carranza, en la que analizaba la obra de su padre, el escritor Eduardo Carranza. A los 22 años fundó Vanguardia, una página cultural del periódico El Siglo, en donde promovió el trabajo de poetas como Juan Manuel Roca y Nicolás Suescún. Fue autora de Vainas y otros poemas (1972), Tengo miedo (1983), Maneras de desamor (1993), Hola, soledad (1987), El canto de las moscas (1997). Dirigió la Casa de Poesía Silva entre el 24 de mayo de 1986 y el 11 julio de 2003. Desde el centro cultural gestionó eventos masivos con los que logró posicionar a la poesía en la agenda cultural nacional. Entre los eventos estuvieron La poesía tiene la palabra en 1987 en Bogotá, Medellín, Cali y Cartagena; Alzados en Almas en 2000 y Descanse en paz la guerra en 2003. María Mercedes Carranza fue una de las máximas exponentes de la poesía en Colombia.

Por David Escobar De Lavalle