Muestra de resultados: Aún no es tiempo de llegar a casa
Muestra de resultados: Aún no es tiempo de llegar a casa
El lunes 12 de abril se realizó la socialización de resultados del laboratorio Aún no es tiempo de llegar a casa, a cargo de Daniel Felipe Rodríguez. En las sesiones de este proyecto, los participantes generaron reflexiones y preguntas a partir del concepto de territorio libre, del que surgieron tres temáticas principales: alimento, medioambiente y paisajes sonoros.
Este laboratorio, ganador de la Residencia Plataforma Bogotá - Exploratorio del Programa Distrital de Estímulos 2020, exploró este concepto a partir de recorridos e intervenciones en las ciudades de Bogotá, Medellín, Cuernavaca, Montevideo y Santiago de Chile. Este buscaba proponer los mapas y la geolocalización como una forma de dibujo que permite abstraer las calles. Sin embargo, debido a las distintas perspectivas desde los diversos conocimientos de los participantes, se generaron nueve proyectos de distinta índole alrededor de las concepciones que tenía cada uno sobre la cartografía, lo virtual y presencial, así como las temáticas mencionadas anteriormente.
Estos proyectos fueron plasmados en OpenStreetMap, una herramienta de mapas de datos abierto, es decir, colaborativa y de uso libre para todo el mundo. El hecho de que se haya decidido utilizar este mapa va de la mano con la temática del laboratorio, pues esta herramienta es de acceso libre y es, de cierta manera, un territorio libre virtual, como afirma Daniel Rodríguez.
Somos hijxs del maíz.
Kelly Monsalva quiso generar una primera reflexión sobre el cuerpo, el primer territorio que realmente habitamos, y las distintas imposiciones que existen sobre él, específicamente desde la alimentación. A partir de esto generó un recorrido en la ciudad de Medellín, que parte desde una tienda de comercio, hasta la red de semillas libres de Antioquia. En este espacio se habló sobre la importancia de proteger las semillas de los procesos de privatización, modificaciones y devolución de sus patentes.
El nombre Somos hijxs del maíz, según explica Monsalva, tiene varias simbologías, empezando por los relatos míticos de indígenas abordados en el Popol Vuh, libro que habla sobre la creación de este grano. Además, lo considera una alegoría de la lucha política de las semillas criollas y nativas.
Donde comen 2.
El proyecto de Santiago Carmona nace de las reflexiones sobre cómo habitamos el espacio que nos rodea, cómo entenderlo desde la virtualidad y la manera en la que esto nos empieza a definir. Planea formas sobre cómo lo que es más cotidiano construye comunidad para desarrollar Donde comen 2.
Esta intervención inició en la plaza minorista José María Villa en Medellín, donde compró racimos de banano que se fueron entregando por la ciudad a partir de una ruta que trazó en su mapa, la cual formó la frase Donde comen 2. Cada persona que recibió una fruta, recibió una adicional con la instrucción de que debía entregar este segundo banano a otra persona, con el fin de tejer microhistorias y resaltar los valores del compartir la comida.
Desobedientes, salvajes, libres.
Sergio Bedoya utiliza el concepto de desobediencia natural como base de su proyecto, y del que parte para abordar las formas de coexistencia que se han desarrollado con los animales en las zonas urbanas. En Medellín, por ejemplo, estudia al zorro-perro, a varias aves, como algunas guacamayas, e inclusive pumas, “especies” que han desarrollado formas de resistencia dentro de la ciudad.
Para desarrollar su idea, Sergio ubicó las áreas verdes de Medellín y las abstrajo en siluetas que luego se convirtieron en ejercicios gráficos que fueron impresos y pegados en distintos puntos de la ciudad con la intención de generar una re-interpretación.
Sin humedal.
El proyecto de la uruguaya Florencia Apud gira entorno a los humedales que recorren el territorio latinoamericano, que georeferencia en mapas con el objetivo de visualizar su ubicación, definir su función ecosistémica e importancia, así como encontrarlas amenazas que estos enfrentan hoy en día.
Florencia explica que los humedales nos permitirán enfrentar la actual crisis climática, pues recuperan grandes volúmenes de carbono del aire y son la mayor fuente de purificación de un ecosistema híbrido, entre lo acuático y lo terrestre. América Latina es el continente con más deterioro en sus humedales, por lo que su proyecto se convierte precisamente en un espacio para la concientización.
Territorios de Urapanes.
Para Paola González, los árboles tienen gran importancia para las ciudades en cuanto a la identidad y valor estético que le dan. En particular, el árbol Urapán fue de su interés, pues matiza a Bogotá. Su proyecto se basó en una investigación sobre esta especie exótica, la cual en los años 90 se vio afectada por una plaga que acabó con una gran cantidad de estos árboles, y con lo que crea una conexión con el momento que atravesamos actualmente.
Le interesó, además, que esta especie atraviesa la ciudad cartográficamente, por ello visualizó la ruta en la que estos árboles han sido plantados en Bogotá, para después recorrerla mientras realizaba un registro fotográfico de estas zonas. Su resultado final fue plasmado en el mapa, donde escribió la palabra Urapán con la forma de las calles, hizo unos marcadores con imágenes, un poema sobre la tala de estos árboles y un video en el que registra el audio del recorrido.
No respira.
Rafael Cristancho afirma que hoy en día, la acción de inhalar y expirar libremente se ha convertido en un riesgo. Asegura que el uso preventivo de la mascarilla, instaurado por la pandemia del COVID -19, llegó para quedarse, sumado a ello que la contaminación del aire en Bogotá y Medellín, ha sido motivo de emergencia en los últimos años.
Para materializar esta reflexión e inconformidad, Rafael creó carteles y género textos en un mapa digital de Bogotá para así abordar la relación de lo humano con el entorno urbano y la contaminación en nuestros cuerpos.
Aquí tampoco es la Tierra Prometida.
Liz Lozano considera que la noción de territorio libre es complicada de concebir hoy en día. Para su proyecto toma este concepto, el cual parte de la Biblia y de la promesa de la Tierra Prometida. Afirma que muchas personas siguen en la búsqueda de esta tierra, aunque ya no a partir de la misma concepción de la promesa basada en el cristianismo, sino desde el valor que se le ha dado a partir de palabras como libertad, felicidad, triunfo, progreso, descanso, porvenir, y futuro, entre otras. Asimismo, también resalta relatos como la leyenda del Dorado o el Jardín del Edén, en los que también se plantean ilusiones de pertenencia o posesión territorial de cierta manera.
Para esto se realizaron unas piezas gráficas que fueron puestas en barrios y lugares que tienen como nombre las palabras anteriormente mencionadas en Medellín, aunque también se hará en Bogotá.
PARA-ÍSO.
Paula Patiño es una colombiana que actualmente vive en Cuernavaca, por lo que su proyecto se situó en esta ciudad, pero también en Bogotá y Medellín. Su idea parte del concepto de paraíso y cómo los territorios latinoamericanos son catalogados constantemente bajo este nombre, generando así imaginarios colectivos sobre la región. El título de su proyecto lo separa en dos palabras para hacer un énfasis en la preposición PARA-, referenciando el paramilitarismo colombiano.
Mediante la moda kitsch resignifica el uso de la palabra paraíso y realiza un fashion statement, el cual sitúa en puntos específicos de Bogotá y Medellín. En estas dos ciudades colocó marcadores con collages de imágenes que se generaron con las prendas, mientras que en Cuernavaca ubicó un playlist basado en el imaginario paradisíaco.
A la calle también la construye el silencio.
La intervención de José Daniel Velazco se realizó en dos partes. Con la primera instaló un banner en la esquina de su casa que dice: “Como si fuera un acto transaccional, a veces el ruido es lo único que se recibe de afuera o lo que más impregna la atención. El cuerpo escuchando es lo único que se entrega de vuelta, a la calle también la construye el silencio”. Este texto, construido por él, surgió a partir de las reflexiones del laboratorio, las cuales consideran el impacto de habitar el espacio urbano en términos sonoros.
Con la segunda parte realizó una intervención sonora en la que utilizó sonidos ambiente de distintas actividades en Medellín. Estas fueron reproducidas en un performance en vivo en el que, con instrumentos digitales, añadió capas de sonoridad a los paisajes sonoros de la ciudad antioqueña.
Para ver la socialización de estos proyectos ingrese aquí.